Vivir en el Golfo
Por Rodolfo Herrera
La renuncia del ahora ex secretario de hacienda Luis Videgaray, provocó el desajuste en todo el gabinete federal, pero también deja en el desamparo a algunos actores políticos en Veracruz.
Hasta hace unos meses, la familia política estaba de acuerdo, Héctor era nominado candidato a gobernador del estado por dos años, mientras que el también senador José Yunes Zorrilla se apuntalaba para la gubernatura de seis años en las elecciones de 2018.
Tras la derrota del PRI, el resquebrajamiento del grupo político en el poder estatal y ahora con los cambios en el gabinete, las piezas dentro del tricolor también comienzan a moverse.
José “Pepe” Yunes Zorrilla, ya no está tan seguro de ser el candidato priista a la gubernatura, ya que el senador Héctor Yunes ha dado muestras de querer retomar el liderazgo que a partir del primero de diciembre habrá de quedar huérfano.
Y aunque ambos senadores se juran lealtad y solidaridad, el acuerdo entre ellos pende de un reloj de arena que no tiene quién le dé la vuelta, Héctor quiere ser nuevamente candidato del PRI al gobierno de Veracruz.
Las cosas no parecen pintarle bien al senador de Perote José Yunes Zorrilla, es obvio que uno de sus principales capitales políticos, era la entrañable amistad que le une con el ex secretario de hacienda Luis Videgaray.
Con esa renuncia, “Pepe” Yunes se queda sin la sombra que lo cobijaba y representaba como grupo compacto en la ciudad de México, ahora solo espera que Héctor decida salirse de la contienda y apoyarlo, tal y como ambos lo hicieron saber desde un principio.
Sin embargo, nadie ha desmentido que esa relación se vino abajo, desde la misma campaña cuando se vio el distanciamiento del chico de Perote con el senador de Soledad de Doblado.
Hasta el momento, ninguno de los dos han salido públicamente a definir una postura conjunta, tal y como lo hicieron cuando ambos pactaron el acuerdo ese de “tu vas por la de dos y yo por la de seis”.
En cualquiera de los dos escenarios, el PRI se encuentra en una situación extremadamente difícil porque el año entrante no tendrá un solo subsidio para posicionamientos, precampañas y operación política.
La regla está así:
El PAN se mueve y sabe operar con y sin presupuesto.
El PRI no sabe operar sin presupuesto ni liderazgo.
El destino le es incierto y en estos meses, los priistas comenzarán a sentir la ausencia del liderazgo que les representaba quien ostentaba el poder y el dinero.
Sin liderazgo, comenzarán un largo peregrinar en tanto aprender a vivir sin tener el poder gubernamental, sin el presupuesto pues, tal y como ocurrió con el PRI nacional, al que le tomó 12 años reagruparse, organizarse y emprender el regreso a Los Pinos, ese regreso cacareado como “El nuevo PRI”, “El PRI que aprendió de sus errores”, aunque ya vimos que no.
QUE LA NACIÓN SE LOS DEMANDE
Cuántas veces hemos escuchado de todos los funcionarios y gobernantes de este país, esa protesta que nunca se cumple.
“¿Protesta usted guardar y hacer guardar la constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la particular del estado y las leyes que de ella emanen, así como desempeñar leal y patrióticamente el cargo que se le ha conferido?”
-Sí, protesto-.
“Si así lo hiciere, que el pueblo de México os lo premie y si no, que os lo demande”.
Ah caray ¿Y entonces qué pasa? Siempre es lo mismo, los funcionarios llegan protestando y se van acompañados de protestas porque nunca cumplieron.
¿Y si mejor ya les damos los cargos sin que hagan protestas ni juramentos? Digo, porque no han desempeñado ni leal ni patrióticamente el cargo que se les ha conferido ¿O sí?
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