Preocupación, por el repentino problema de salud de AMLO

Me atengo a la versión oficial. El presidente está enfermo de Covid-19 (por tercera vez), dicho por él mismo a través de su cuenta de Twitter.

 

Sin que nadie le preguntara, dijo que su corazón “está al 100”. Suspendió la gira que realizaba por Yucatán y regresó a la Ciudad de México.

 

Desde “lejitos” festejó el cumpleaños 16 de su hijo Jesús Ernesto.

 

Informó: “Me guardaré unos días”. Anunció que mientras, el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández “encabezará las mañaneras”.

 

El diario PorEsto!, que circula en Yucatán, Quintana Roo y Campeche, en su edición digital, informó que AMLO había iniciado su gira de trabajo el viernes por el sureste bajo una intensa ola de calor.

 

Llegó a Mérida la tarde del sábado procedente de Chetumal. Ayer domingo supervisaría tramos del Tren Maya. Había salido a las 10 am de su hotel para reunirse con el gobernador Mauricio Vila Dosal en la base de la Fuerza Aérea Militar 8 de Mérida.

 

En forma sorpresiva, una hora después fue trasladado al Hospital Central Militar de la Ciudad de México a bordo de una ambulancia aérea militar.

 

Lo que llamó la atención fue que en un principio el vocero Jesús Ramírez desmintió que el presidente estuviera mal de salud y aseguró que seguía con su gira, según lo programado.

 

PorEsto!  había informado en un principio que el presidente se había desmayado.

 

Cuitláhuac le desea pronta recuperación

 

En Veracruz, en su cuenta de Twitter, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se limitó a expresar: “¡Pronta recuperación, Presidente!”

 

El país, pues, amanece este lunes e inició ayer la semana con el presidente Andrés Manuel López Obrador enfermo, y oficialmente no se sabe si hospitalizado o no.

 

Desde este modesto espacio de provincia deseamos que se reponga pronto del contagio, que ya ha superado en dos ocasiones.

 

Atenidos a la versión oficial, debe haber preocupación en todos quienes estuvieron con él o cerca de él en su visita al puerto de Veracruz desde la noche del jueves y hasta el viernes.

 

Estas cosas, a las que todos estamos expuestos, y que deseamos que a nadie le pase, es decir que se enferme por contagio por tercera ocasión, lamentablemente en su caso de alguna manera él mismo las ha propiciado.

 

Cosa de recordar que durante la pandemia sistemáticamente se resistió a usar cubrebocas y solo las usó en contadas ocasiones, en actos o ceremonias muy especiales.

 

El tercer contagio le ha de enseñar, por fin, que por muy presidente que es y por mucha aceptación popular que tiene, es, antes que, todo ser humano, esto es, mortal.

 

Memorias de Adriano y la fragilidad del ser humano

 

En Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar le hace decir, en una epístola dirigida a su sucesor Marco Aurelio, que: “Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre”.

 

Esto lo expresa luego de que había ido a visitar a su médico Hermógenes para un examen, para lo cual se había tenido que tender sobre un lecho, luego de despojarse de su manto y su túnica.

 

Hay otra parte en que le comenta: “… he llegado a la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota aceptada. Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre; así es para todos”.

 

Yourcenar, con su maestría, pinta cómo el ser humano va perdiendo terreno, en forma irremediable: “Ciertas porciones de mi vida se asemejan ya a las salas desmanteladas de un palacio demasiado vasto, que un propietario venido a menos no alcanza a ocupar por entero”.

 

La fragilidad del ser humano es algo que López Obrador nunca debe de olvidar porque, eso sí, no es un ser humano cualquiera. Es el responsable de los destinos de un país de más de 126 millones de habitantes y por ello debe cuidar su salud al extremo, en un acto de gran responsabilidad.

 

Aceptada ayer la versión oficial, de todos modos, no dejó de sentirse en el país un ambiente de preocupación. Oremos porque el presidente se reponga y continúe con su tarea hasta el final de su sexenio.

 

Ratifica su confianza en Adán Augusto

 

Pero la vida del país sigue y ante su ausencia dejó en su lugar al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para que se haga cargo de las conferencias mañaneras. Ratificó así, una vez más, la enorme confianza que le tiene, circunstancia de la que debieran tomar nota en el palacio de gobierno de Xalapa, donde ni lo voltean a ver ni le dirigen la palabra.

 

Circunstancias como la que se acaba de presentar deben llamarnos la atención para que por encima de nuestras diferencias tomemos conciencia de la necesidad de buscar el diálogo y el entendimiento a fin de acabar con la polarización que se creó entre los mexicanos, para procurar la unidad, que no la uniformidad, mientras llega la hora del relevo sexenal.

 

Dos botones de muestra esperanzadores

 

Por eso saludé con mucho optimismo y esperanza dos hechos recientes: una reunión privada de radiodifusores del estado con el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández y un acto que reunió a periodistas y a la alcaldesa de Acayucan Rosalba Rodríguez Rodríguez.

 

Ambos tuvieron lugar, apenas con seis días de diferencia, en Acayucan, y lo significativo para mí es que como autoridades, él convocó, y él y ella se abrieron al diálogo y escucharon a los otros con respeto, demostrando que es posible la convivencia dentro de la pluralidad.

 

El sábado 15, en el salón de un hotel, Adán Augusto se reunió por primera vez desde que está en funciones con directivos de televisoras y de radiodifusoras del estado, de dos medios impresos (uno de ellos el Diario de Xalapa representado por su directora Esther Gamboa) y de uno digital (El Piñero de la Cuenca), reunión a la que se me invitó.

 

Fui testigo de cómo el tabasqueño se dio todo el tiempo para escuchar con atención, uno a uno, a los invitados, tomó notas y dio puntuales respuestas. Invitado a que interviniera, expresé que saludaba que alguien que aspira a dirigir los destinos del país –“ojalá y tenga voz de profeta”, me diría después– convocara y se abriera al diálogo cuando prácticamente están cerrados todos los canales de comunicación oficial de la 4T con los medios, como en el caso de Veracruz, salvo algunas excepciones, y cuando para los medios la situación está complicada, en alusión a las descalificaciones que hace el presidente de ellos. Me respondió que continuará la transformación, pero con cambios, lo que se entendió como que las cosas van a cambiar si llega.

 

Aparte, el sábado 21 se hizo un reconocimiento a periodistas por sus años de trayectoria. En lo personal saludé bien que asistiera la presidenta municipal Rosalba Rodríguez Rodríguez, por la necesaria comunicación, así fuera no verbal, que se establece en esos casos. Tomé su presencia como un aval al trabajo de mis compañeros, quienes se desempeñan en una región del estado con alto grado de violencia e inseguridad. Me gustó que no tuviera reparos en compartir un mismo espacio para una ocasión tan especial con las voces plurales de su municipio.

 

En estos dos botones de muestra veo que desde algunas posiciones del poder sí existe disposición al encuentro con el otro, al diálogo, a la comunicación, a la tolerancia, al respeto, a la interrelación, lo que es alentador pero además muy necesario. No debemos dejar que la brecha que hay se ahonde. Debemos ponernos a construir, o a reconstruir, mientras al presidente le llega la hora de entregar.

 

En este espacio expreso mi agradecimiento a mis compañeros de Acayucan, los organizadores, Araceli Shimabuko Reséndiz, Esperanza Arias Rodríguez, Maritza Pulido Tejeda, Carlos Delgado Carbajal, Marco Antonio Medina Castellanos, Enrique Quiroz García y José Luis Ortega Vidal, por habernos hecho objeto del significativo reconocimiento, así como a la directora de la Universidad del Golfo de México, en realidad rectora del campus Acayucan, Yedi Elisa Mendoza Rustrián, por su hospitalidad y su trato deferente. A todos, a nombre de mis compañeros Melitón Morales Domínguez, José Valencia Sánchez y Ángel Gustavo Cadena Mathey, nuestro reconocimiento y nuestro abrazo.