Los “huevos” de la periodista Uresti

Luego de la amenaza a la periodista de Milenio, Azucena Uresti, queda muy clara la escalada desatada por el gobierno federal, los estatales y ahora el crimen organizado, vital aliado, contra los periodistas.

Han sido más de 31 meses de agresiones, acoso, amenazas, advertencias veladas y en abierto, golpizas y crímenes contra los comunicadores lo que ha caracterizado a la relación prensa-estado de la 4T.

La postura endurecida del régimen de Andrés Manuel López Obrador y sus lacayos -colaboradores, gobernadores y chairos- no es más que la resultante de una intolerancia a la crítica, de ese no soportar que el elegido de los dioses sea cuestionado, ironizado y sujeto a la censura por sus desatinos y mal gobierno.

La embestida se inicia al arranque de su gobierno con el cierre de todo trato comercial, de diálogo y respeto a la libertad de expresión “con la prensa fifi, corrupta y conservadora” cuyos pasos siguientes serían el insulto, el romper lanzas hasta con la prensa internacional y revivir viejos expedientes incriminatorios de décadas atrás como fue el caso de Loret de Mola o acorralar con amenazas a periodistas, muchos de los cuales dejaron de escribir o están fuera del país.

Luego encontrar, cosa fácil, piezas de acomodo sacadas de la basura y erigir como los voceros de su régimen a pelafustantes como “Lord” Molécula, el “Tuerto”, la “Güera” de las 10 cirugías plásticas y la corrupta Isabel Arvide.

Para la prensa “fifi”, para la “inmunda prensa”, los “defensores de corruptos y conservadores”, esa “puerca prensa” a la que cada semana descalifica como lo peor de la semana, para ellos nada, ni voltear a verlos.

Esa, la del Peje, es una actitud típica de las tiranías -así lo vi y viví con el dictador Anastasio Somoza- de cercenar la libertad de prensa ante el indicio de la más mínima censura o crítica opositora.

Le resulta intolerable y lo pone de muy mal humor le cuestionen sus obtusas explicaciones y “logros” o se hagan públicas las 52 mil mentiras que ha dicho en tres años.

Hoy, tocó a la periodista de Milenio, Azucena Uresti, vivir las amenazas de muerte de parte del Cartel Jalisco Nueva Generación que al igual que el Cártel de Sinaloa se han adueñado del país.

Y si bien el CJNG no es el de abrazos no balazos del régimen ya que sus amoríos andan por Badiraguato, no deja de ser notable la tolerancia que le dispensa el gobierno federal en prácticamente la mitad del territorio nacional incluida la Ciudad de México.

No es lo mismo, pero es igual.

Pero bueno, pues resulta que la periodista provocó la molestia y malhumor del señor Rubén Oceguera Cervantes, hermano Nemesio, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, “El Mencho”, -perdón Peje por decir el apodo- fue por hacer pública, en tremenda irreverencia, que “de no ser por los autodefensas, la gente de El Mencho entraría a los pueblos a matar a toda la gente”.

Don Rubén montó en colera lanzando amenazas de muerte contra la periodista:

“Está señorita, si se le puede llamar señorita, Azucena Uresti, porque las mujeres que viven de su cuerpo lo hacen con orgullo y no se escudan detrás de ninguna televisora y noticiero para agarrar dinero, lo cual hacia ella mis respetos, pero a ti Azucena Uresti, una cosa te hago saber no seas pendeja y bájale de huevos porque te aseguro que si no le bajas de huevos y sigues tirándome, te lo aseguro en donde sea que estés, doy contigo y te haré que te comas tus palabras aunque me acusen de feminicidio”, amenazó el representante del Cártel, y al final firmó con el nombre de Rubén Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del CJNG.

Grave, muy grave, más allá de la certeza del hermano de “El Mencho” sobre los “huevos” de la periodista, la irrupción en la vida pública de los criminales que hasta antes de la amenaza de muerte a la periodista se escondían en las valencianas de los políticos y hacían sus desmadres sin aparatos propagandísticos.

Hoy, sin embargo, ya tienen voz.

Habrá que esperar que su Coordinador de Comunicación Social o Vocero o la misma oficina de prensa del CJNG, corrija el entuerto porque de lo contrario los comunicadores estaremos padeciendo, a partir de ahora y de manera oficial, los atropellos del crimen organizado y sus cabezas que tampoco aceptan la crítica.

El periodismo en los hechos, sí que se ha convertido en la profesión más riesgosa del mundo.

¡Gracias Peje!

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo