Cuando se toma posesión de un cargo de elección popular en los tres niveles de gobierno, los buenos políticos deben despojarse de su identidad partidista, como lo hace ahora el Presidente de la república, quien ha mantenido sana distancia con su partido Morena y con la vida interna de todos los partidos políticos.
Algunos gobernadores anteponen su militancia partidista al servicio a la comunidad, cuyos integrantes son el total de su responsabilidad, sin importar el partido al que pertenecen ni conocer el candidato por el que votaron.
Porque si la incapacidad de los legisladores obliga a los gobernadores a que en ellos recaiga la urgente necesidad de un contrapeso político no sólo se niega la federación sino la ley y la lógica. Aun así, algunos gobernadores impulsados por partidos de oposición hacia puestos de elección popular intentan hacer un grupo que va desde el bloque opositor hasta el grupo de los nueve que de pronto son ocho y luego integran a la Conago y después cada quien hace declaraciones por su lado, como una muestra clara de la desorientación de la oposición. Los gobernadores del PAN y del PRI todavía no se ponen de acuerdo en cómo bautizar a su equipo y ante la reunión del miércoles 19 prefieren incorporarse a la federación, como si nada hubiera pasado. Ya lo declaró el presidente que no se trata de una reunión para discutir sino para ponerse de acuerdo, porque es necesario que empiecen a gobernar algunos y otros continúen su trabajo presente para que puedan ganarse algún cargo en el futuro y puedan trascender en la historia, todo dependerá de la manera en que lleven sus responsabilidades en los próximos meses.
Ahora bajo el nombre de Alianza Federalista, 10 mandatarios señalan convencidos que ningún gobierno estatal o municipal cuenta con las capacidades necesarias y suficientes para continuar atendiendo por sí mismo la crisis económica y sanitaria provocada por el Covid-19.
La pandemia es un problema que debió unir a los mexicanos y no dividirlos; sin embargo, más de un gobernador de oposición tomó esta crisis sanitaria para golpetear a un gobierno que hacía lo posible, de acuerdo con los protocolos internacionales, para mitigar sus efectos. Ahora, frente a la extensión de tiempo del coronavirus algunos de esos gobernadores responsabilizan al gobierno federal como si en el resto del mundo se hubiera extinguido el contagio.
Es decir, las causas de las críticas se basaron en un proyecto que pudo tener mejores resultados si se hubieran sumado, pero prefirieron separarse argumentando errores, en lugar de fortalecer el proyecto que no era ni improvisado ni el peor. Tal vez pudo tener imperfecciones, incluso errores, pero estos pudieron ser menos si esos gobernadores no hubieran antepuesto la militancia a la responsabilidad que deben ejercer en cada momento.
Desde luego que no todos los gobernadores de partidos diferentes a Morena se comportaron de esa manera, hubo algunos que siguieron dedicándose a sus labores y dedicaron tiempo no sólo a la salud de sus ciudadanos sino a la seguridad, y otras prioridades como es el caso del gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, quien es reconocido, por propios y extraños, como el mejor gobernador del país y quien cuenta con la mejor política de México, no sólo por los resultados que arroja la seguridad del territorio yucateco, a pesar de su ubicación, sino porque la tranquilidad de los habitantes no tiene precedente.
Seguramente Vila Dosal será una pieza importante en la reunión de gobernadores con el presidente de la República, en San Luis Potosí, porque más allá de la necesidad de imponer un estilo personal y partidista de gobernar ponderó la seguridad al hecho de marcar una línea partidista con los contrincantes. De ahí su éxito y su prestigio.
“Hoy más que nunca una verdadera coordinación y un verdadero federalismo nos conviene a todos”, añadió el agrupamiento integrado por los ejecutivos de Guanajuato, Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán, Colima, Jalisco, Aguascalientes, Chihuahua, Durango y Coahuila.
Porque ante el encuentro con el presidente, algunos gobernadores consideran que es necesario llevar un posicionamiento previo como si estuvieran frente a un debate en el Congreso, en lugar de llegar con una propuesta concreta. No son políticos de elemental nivel, se trata de gobernadores y como tales deben comportarse. Ellos deben tener soluciones, propuestas, sugerencias, acciones para combatir los conflictos comunes y no sentar un precedente ideológico o partidista para que los medios les dediquen fotos y espacios.
Trabajar es el mejor antídoto contra las críticas y la manera ideal para que el pueblo vuelva a votar por ellos y sus partidos. Es hora de la unidad y ante una reunión con el presidente de la República en un lugar neutro, debe tenerse la responsabilidad de trabajo y, sobre todo, la conciencia limpia. PEGA Y CORRE. – Los LeBaron que se decían ciudadanos pacifistas, extranjeros, pero pacifistas, ahora mostraron su lado rudo y golpearon policías desarmados hasta lograr herir a uno de ellos argumentando que si bien los uniformados no estaban armados, tenían armas al interior de la comandancia de Galeana, en Chihuahua, que querían tomar por la fuerza. Julián Le Barón, en su desesperada búsqueda por la candidatura de una diputación, llamó a los habitantes de ese municipio a tomar la comandancia para destituir a los policías municipales por considerarlos corruptos. No pudo por dos razones: la primera, casi nadie le hizo caso; la segunda, los policías se unieron para impedir el paso, aunque hubo varios lesionados y un herido de gravedad ante la violencia de los LeBaron, que esperaban ser agredidos para sentirse víctimas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.