El perturbado defensor de la negritud

“Gran descanso es estar libre de culpa.” – Marco Tulio Cicerón.

 

El mensaje fue claro y contundente por parte del residente de Palacio Nacional, la mañana de este lunes 10 de julio, la reportera cuestionó, Señor Presidente, ¿Está usted enterado de que en Veracruz la entidad está tapizada de promocionales del Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos en franca promoción electoral?

La respuesta fue lacónica “Pues está mal. Qué tiene que hacer un Secretario de Gobierno haciéndose publicidad; si quiere ser candidato que renuncie a su cargo”, respondió categórico el presidente Andrés Manuel López Obrador, aludiendo con la respuesta a la posible pregunta respecto a la promoción de sus famosas corcholatas.

Para los presentes y ausentes que vieron y escucharon lo señalado por el dignatario, el mensaje estaba más que claro, “estás fuera, hasta ahí llegaste” le decía directamente al secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros.

En otros momentos, la respuesta presidencial hubiera sido suficiente para la inmediata renuncia del personaje aludido, quien por salud física, mental y política, optan por la salida decorosa aludiendo tener que atender asuntos de carácter personal, desde proyectos académicos, hasta asuntos de salud.

Lamentablemente los efectos que produce el poder evidencian problemas más profundos y quizá añejos en los personajes políticos de la 4T.

Ese sería el caso del defensor de la negritud veracruzana, la revelación de las letras mexicanas, de la sociología, antropología y todos los “ías” que usted le quiera anteponer, quien horas más tarde, asesorado por su cuerpo de notables –porque si fue por iniciativa propia, evidenciaría un grave trastorno mental-, salió muy orondo a afirmar que “el no renunciaba, pues lo que él promueve es su libro”, a parte, afirmó, tiene 25 años trabajando para el presidente López Obrador, pues formó parte del primer gobierno de oposición en Baja California Sur –donde por cierto salió huyendo señalado de peculado y otros posibles delitos-, advirtiendo con ello, que el al Gobernador Cuitláhuac García Jiménez no le responde, ni le tiene porque entregar cuentas. Tómala papá.

Y que en lo subsecuente continuará con su promoción porque lo de él es el fomento a la cultura, la promoción de los pueblos originales, y hasta aprovechó para anunciar que ya está listo el quinto libro de su autoría.

Este nuevo talento de la literatura y las letras mexicanas, -ha sido desaprovechado teniéndolo en la Secretaría de Gobierno- comienza a evidenciar severos problemas de conducta, de esos que se pueden catalogar como enfermedades mentales.

Al menos dos padecimientos de un listado que podrían sumar más, muestra o exhibe este despreciado literato –cabe señalar que estos debieron ser identificados desde la infancia-, el primero el Trastorno de oposición desafiante, el segundo, Trastorno de la conducta.

El primer padecimiento muestra o exhibe las siguientes conductas: estar enfadado o perder los estribos a menudo; discutir con adultos o negarse a cumplir sus reglas o pedidos a menudo; mostrarse resentido o rencoroso a menudo; molestar a otros en forma deliberada o molestarse con otras personas; culpar a la gente a menudo por los propios errores o mal comportamiento, al menos todos estos síntomas habrían sido referidos por alcaldes, presidentes de partidos políticos y cuanto ciudadano ha tenido que tratar con el orgullo de las letras afromexicanas.

El otro padecimiento evidencia las siguientes conductas: violar reglas importantes, como escaparse de la casa, quedarse fuera de la casa por la noche sin permiso o faltar a la escuela; ser agresivo de tal manera que cause daño, como al acosar a otros niños o compañeros, al pelear o ser cruel con los animales; mentir, robar o dañar las pertenencias de otras personas a propósito, otras conductas más que según los que le conocen en algún momento ha demostrado.

Pero más grave aún sería enterarnos, que el prócer de Otatitlán ha sido llamado en dos ocasiones recientes a Palacio Nacional para llamarlo a la cordura, ofreciéndole inclusive su incorporación al gabinete presidencial en alguna cartera, negándose tajantemente a detener su campaña de promoción personal en aras de no dañar más el proyecto transformador en Veracruz, a favor de Rocío Nahle García.

Si la misma senadora con licencia que le protegió, lo arropo políticamente, y a la que ahora este mezquino promotor de la negritud golpea, obcecado en la falsa idea que la sociedad lo quisiera tener de representante popular.

Ahora a pesar de sus amenazas enviadas por sus pagados corifeos en diversas plataformas y en algunos medios de comunicación en el sentido de que habrá de presentar denuncias contra los integrantes del bloque que apoya o respalda a la Secretaría Rocío Nahle, se preguntan si estará listo para afrontar los expedientes que le tienen desde Palacio Nacional vía la Fiscalía General de la República (FGR) donde se exponen sus serios nexos con grupos de la delincuencia organizada, por su enriquecimiento inexplicable y por sus constantes actos de extorsión a presidentas y presidentes municipales que sí les dan protección cantarán gustosos por todas las series de atropellos sufridos por este emulo de Pablo Ignacio Taibo II o de Juan Rulfo.

Al tiempo.

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