Uno de los más graves problemas de las finanzas públicas de Veracruz, es la alta dependencia financiera que tienen respecto a los recursos que recibe de la federación para financiar el gasto. El 93% del total de los ingresos del Gobierno de Veracruz provienen de la federación. Esto lo ubica en el 10º lugar entre los estados de mayor dependencia financiera y su situación contrasta con la de estados como Sonora y México, cuya dependencia es de 76% o Nuevo León y Chihuahua con una dependencia de 82%.
Más grave es el hecho de que la “Autonomía financiera” de Veracruz (definida como el porcentaje que representan los ingresos propios respecto al total) es de las menores que existen en el país, la cual alcanza apenas un 6%. Esto significa que los ingresos que recauda el Gobierno del Estado por concepto de impuestos, derechos y otros ingresos propios, representan, apenas, 6% del total de sus ingresos, lo cual ubica al Estado en el 9º lugar entre los estados con menor Autonomía, a una distancia muy grande de otros como el Estado de México cuya Autonomía Financiera es de 20%, Nuevo León y Chihuahua con 18, Quintana Roo con 15 y Coahuila y Baja California con 13% respectivamente.
Adicionalmente hay que considerar que esta falta de autonomía financiera está determinada por la baja “Capacidad Fiscal” que presenta el Gobierno de Veracruz, la cual expresa la contribución que hace el cobro de impuestos propios al total de los ingresos del Estado. Esta participación es muy baja en Veracruz, de apenas 3% del total. Por esta razón si el cobro de impuestos, que es la principal fuente de ingresos de un gobierno, es muy escaso, resulta comprensible, que el conjunto de sus ingresos propios también sea muy bajo.
Debido a esta escasa “Capacidad Fiscal” Veracruz se ubica en el 9º lugar entre los estados en peor situación, muy lejos de otros como Nuevo León cuyo indicador es de 9%, Baja California 8%, Tamaulipas, Querétaro, Campeche, Chihuahua y México 7%. Que son, por cierto, los estados con mayor autonomía financiera y menor dependencia. En otras palabras, esto significa que una mayor eficiencia en el cobro de los impuestos determina una mayor autonomía y una menor dependencia en materia financiera para los estados. Con lo que se puede concluir, también, que entre más eficiente es un gobierno estatal para cobrar sus impuestos, menos dependerá de la federación para completar sus ingresos totales y mayor independencia financiera tendrá
Responsable de la publicación: Dr. Hilario Barcelata Chávez. Coordinador del Observatorio.
