*Pese a evidencias el varón se divierte y niega inseguridad
*De desapariciones culpa como la 4T a gobiernos pasados
TAL VEZ si el Secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, dejara unos momentos su madriguera en la torre de esa dependencia ubicada a un costado de Palacio de Gobierno, y se permitiera una gira por los municipios más peligrosos del Estado –que son casi todos-, dejaría de suponer que homicidios, feminicidios, secuestros, extorsiones y otros delitos cotidianos han disminuido, de tal manera, que Veracruz ya está a la altura de Islandia, por decimocuarto año consecutivo, el País más seguro del mundo, o de Nueva Zelanda, República de Irlanda, Dinamarca o Austria. Pero no; Veracruz es un infierno donde un día sí y otro también ocurren crímenes, masacres, levantones, secuestros, asaltos violentos –incluso en carreteras-, robos a casa habitación, y es de tal magnitud el salvajismo que a los ejecutados los descuartizan o los matan con todo y familia, como ocurrió a Fernando Vega Pérez, el afamado Pino asesinado en Las Bajadas con cinco integrantes de su clan. Pero Zúñiga Bonilla a quien no se le ve en giras por los municipios peligrosos, dice que “vamos bien”, pero seguramente se trata de él, su familia y los principales funcionarios de la Cuarta Transformación a quienes destina decenas de cuidadores o guardaespaldas para que nada les pase, cuando deberían estar resguardando al resto de la población que sufre los embates de bandas fuera de la ley o de una delincuencia autorizada y sin control que lanza bombas molotov a negocios y viviendas, como viene ocurriendo en el sur del Estado, predominantemente en Coatzacoalcos, Cosoleacaque, Las Choapas y Acayucan, donde hace unos días balearon a la propietaria de una cantina clandestina y a su acompañante, muriendo ambos días después en un hospital debido a las heridas que recibieron, o un talachero herido de bala para mandar el mensaje a su patrón que debía pagar la cuota o atenerse a las consecuencias.
Y ESTO es de todos los días, a tal grado que ya no se puede circular ni siquiera en autobús por las carreteras, o que lo digan los choferes de dos autobuses de pasajeros que fueron baleados la madrugada de este lunes sobre la autopista La Tinaja–Acayucan en un intento de detenerlos y acaso asaltarlos, pero los conductores armados de valor no detuvieron la marcha pese a los riesgos, por el contrario, aceleraron más sabedores de que si paraban podrían perder hasta la vida. Los camiones salieron de la Ciudad de México con destino a Tapachula, uno, y el otro a San Cristóbal de las Casas en el Estado de Chiapas, y los hechos ocurrieron alrededor de las 4:00 horas de la madrugada, por lo que los conductores asustados llegaron hasta la caseta de cobro 119 de Acayucan dónde fueron resguardados por los servicios de emergencia y créalos usted: ninguna patrulla resguardaba la carretera, ni de la Guardia Nacional ni del Estado, ni siquiera la caseta respectiva, como si les dieran vara alta a los asaltantes para cometer desmanes. La agresión ocurrió en el kilómetro 184 pasando La Tinaja, dónde meses anteriores han robado y saqueado otras unidades de pasajeros y de transporte de mercancías sin que las policías hagan nada. Uno de los autobuses recibió un disparo en el parabrisas del frente que destrozó el cristal del conductor con la intensión de lesionarlo o matarlo para que detuvieron la marcha, el otro un rozón de lado del conductor pero con todo y eso no se detuvieron hasta la caseta de Acayucan, y no hubo personas lesionadas
POR ELLO llama la atención que a pesar de los hechos de inseguridad, violencia y sangre que se han presentado en la zona centro (en el Norte, en el Sur, en la Cuenca del Papaloapan y en todas partes) en lo que va del año, el titular de Seguridad Pública del Estado quiera ocultar el sol con un dedo como ya es costumbre en la Cuarta Transformación, cuando su formación militar-naval debería impedirle mentir solo por agradar a quien le dio rango de Secretario ante la salida intempestiva del antecesor Hugo Gutiérrez Maldonado que ni por la silla volvió. Zúñiga Bonilla rechaza que la zona centro sea foco rojo en materia de seguridad. “No hay ningún foco rojo en la zona centro, lamentablemente a principios del mes pasado ocurrieron dos eventos relevantes, ajustes de cuentas entre los grupos sin embargo se controló”, dice muy al estilo de su jefe que solo es bueno para asistir a desayunos que buscan validar la inexistente veracruzanidad de Rocío Nahle con la esperanza de que sea la candidata al Gobierno de Veracruz por MoReNa, gane y le eche tierra a todas irregularidades que encuentre.
LO QUE llama la atención es que el Secretario de Seguridad Pública anduviera divirtiéndose junto con su familia en el llamado Tobogán de la Montaña de Orizaba, el cual fue abierto sólo para ellos, aunque él no se subió, mientras el Estado se debate en inseguridad. El funcionario suponía que pasaría desapercibido la noche del domingo, pero ahí estuvieron los reporteros para cuestionarlo, y pues no le quedó sino decir, como lo ha mencionado en otras ocasiones, que los delitos están a la baja y así aparece en el Sistema Nacional de Seguridad Pública, y más aún, refirió, algo que ni el mismo cree: que homicidios, secuestros y otros delitos más han disminuido, por lo que “vamos muy bien en el Estado”, además de que se continúan aplicando las acciones necesarias en coordinación con las autoridades federales. Respecto a las desapariciones, repitió el mismo estribillo de siempre: que muchos de los casos son de años atrás y no corresponden a esta administración.
POR CIERTO, las Fiestas de la Candelaria en Tlacotalpan fueron un sonado fracaso ya que las personas prefirieron no asistir debido al elevado nivel se inseguridad que prevalece en el Estado, y que suele acrecentarse en festejos de esa naturaleza. A diferencia de hace tres o cuatro años, las calles lucieron desiertas pese a los tradicionales festejos como los toros que son soltados, lo que redunda en fuertes pérdidas para los negocios que esperaban la fecha para reponerse de tanta pérdida en el año. Para variar, el ayuntamiento sacó las uñas y elevó a precios estratosféricos el costo del metro cuadrado a los negocios, lo que redundó en escasos puestos y solo tres juegos mecánicos.
Y ESTO, aunque el adoctrinado secretario de seguridad no quiera aceptarlo es producto de la inseguridad que campea por el Estado, con cobros de piso y agresiones a quienes no desean pagarlo que lo mismo ocurre directo a los propietarios de comercios o en presencia de personas ajenas a este, lo que ha provocado daños colaterales por los que nadie responde, mientras don Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla se sigue dando la gran vida en el Tobogán de la Montaña de Orizaba, abierto exclusivamente a la señora autoridad, porque así se las gastan estos de la 4T que de humildes no tienen sino la intensión no aterrizada. Así las cosas. OPINA [email protected]