La importancia de la figura de la Unidad de Inteligencia Financiera, que encabeza Santiago Nieto, definirá más de una elección este 6 de junio. Esta oficina, que depende de la Secretaría de Hacienda, ha exhibido malos manejos en administraciones públicas pasadas, ha congelado cuentas, ha detenido exfuncionarios y, sobre todo, desgastado la imagen de burócratas de altos vuelos.
Dentro de sus actividades, que no son políticas sino judiciales, deteriora imágenes de candidatos y partidos, y la desigualdad de oportunidades entre candidatos colocan a la competencia electoral como un grupo de corruptos, a grado tal que crea la percepción de que los funcionarios del pasado fueron todos corruptos.
La actividad de Santiago Nieto debe continuar sin detenerse, no forma parte de la política del país; sin embargo, sólo se ha dedicado a exhibir a exfuncionarios públicos, pudiendo tener como centro de sus investigaciones a otros gremios que seguramente tienen mucho que esconder respecto a los desvíos y evasiones que fueron toda una moda en el pasado.
La figura de la UIF, y en especial de Santiago Nieto, se ha centrado en tiempos de campaña en candidatos, en exfuncionarios, en dirigentes de partidos, cuya imagen es desgastada en los medios al anunciar sus fechorías, pero ni siquiera ha sido juzgado Emilio Lozoya, quien se encuentra en su casa sin ninguna restricción y ha dado nombres de sus correligionarios y de otros partidos que son investigados, pero de todos ellos son en realidad muy pocos los que están en la cárcel o sus casos formen parte de un proceso penal real más que el desprestigio mediático.
Las elecciones han polarizado al país y la enemistad entre mexicanos se convierte a veces en guerra a muerte por tener ideas diferentes y, en lugar de debatir, la discusión se vuelve pleito irreconciliable, a veces dentro de una misma familia.
La UIF debería centrar sus investigaciones en otros personajes que no fueran los funcionarios públicos del pasado ni en los candidatos a puestos de elección popular del presente para dar oportunidad a que las campañas se desarrollen con menos violencia, ya que pareciera imposible en este momento que haya armonía y concordia entre los mexicanos.
Las elecciones representan una fiesta de la democracia donde debe convivirse e interactuar con personas de diferentes formas de pensar y una acumulación de ideas primero en favor de la democracia y luego en favor de un país que no se ha caracterizado por tener buenos gobernantes, pero si no se permite demostrar que no todos los políticos son malos, esa democracia, que ahora nos identifica, puede convertirse en una cacería de brujas o simplemente en la desaparición del sistema de partidos, que es donde descansa la competencia electoral.
Es urgente que haya piso parejo para partidos y candidatos, esa igualdad de circunstancias también es tarea de la autoridad electoral, pero sobre todo de la población, que debe ponderar la democracia sobre las preferencias partidistas y la equidad frente a los intereses de grupo.
La Unidad de Inteligencia Financiera no obliga a sus funcionarios a darle prioridad a los posibles delitos de la oposición, aunque así lo parezca. PEGA Y CORRE. – El turismo extranjero cayó 50 por ciento en esas vacaciones de verano. Sin embargo, México fue uno de los lugares más visitados en estas épocas de pandemia… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.