Tuxpan, puede desaparecer. Y no es exageración

’23/11/2024’
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* Tragado por “los nuevos lagartos de río”

 

Marco Antonio Aguirre Rodríguez

 

Tuxpan, el puerto de los bellos atardeceres, donde sentarse en el malecón de su río es un placer, puede desaparecer.

Al menos como se le conoce hasta ahora.

La dizque modernidad, la conveniencia de negocio para unos cuantos, pueden convertir a esa hermosa ciudad en una fila de bodegas y almacenes para un puerto que probablemente no funcionaría.

Esto no es un invento apocalíptico, tipo película, si no la intención que se plasma en el “Programa maestro de desarrollo portuario del puerto de Tuxpan 2022-2027”.

La visión y el anhelo de los tuxpeños de ampliar el puerto, de volverlo un sitio de atraque profundo, en mar abierto, al que puedan llegar los más modernos barcos, para que pueda competir incluso con el puerto de Houston o por lo menos quitarle parte de la carga que actualmente se va para allá, lo tira por el drenaje éste “Programa”.

El Programa, publicado en el Diario Oficial de la Federación el de 15 de febrero pasado, en lugar de un moderno y amplio puerto profundo (como todo indica que se debe hacer), propone llevar el puerto de Tuxpan sobre el río del mismo nombre, hasta llegar a la ciudad, y sin miramientos, eliminarla como hoy es, para convertir ese espacio a la orilla del río, con toda su belleza, en un páramo feo y una gigantesca área de bodegas y almacenes.

Este programa de destrucción de Tuxpan es impulsado por Nicodemus Villagómez Broca, director de la Administración Portuaria de Tuxpan (ASIPONA), aunque también, por las mismas intenciones que se manejan, se presume que fue creado por un grupo de “empresarios” que quieren “aprovechar” las tierras de las orillas del río y “darles plusvalía”.

Al director de la ASIPONA y a esos “empresarios”, ya los llaman “los nuevos lagartos de río”, porque quieren tragarse a Tuxpan, como cocodrilo que ya tiene a su presa en sus fauces.

Nicodemus Villagomez, vicealmirante de la Armada de México, es un experto en seguridad portuaria, pero en desarrollo portuario su curriculum no muestra ninguna experiencia. ¿O sí?.

El vicealmirane lleva meses difundiendo que la idea es hacer crecer el puerto hacia la ciudad, sobre el río. Se lo ha dicho a todo el que llega a su oficina, a todo el que puede, aunque siempre se asegura de que nadie lo grabe, por eso a los que llegan a su oficina, primero les pide que dejen fuera de la misma sus celulares.

Quiere vender espejitos de supuesto desarrollo, a cambio de que acepten la destrucción de Tuxpan, porque al avanzar las instalaciones portuarias, ese hermoso bulevar de río que tienen, viviendas, hoteles, centros comerciales, áreas verdes y hasta el palacio municipal, serán desaparecidos y los humanos serán arrinconados hacia las afueras, de lo que será una fea ciudad pegada a una zona industrial, en lugar de ese hermoso puerto de río que es hoy.

Nicodemus Villagomez aventó por el excusado todos los estudios, análisis y proyecciones previos, que indican que el crecimiento de Tuxpan debe ser frente a la ciudad, en el mar, donde hay espacio más que suficiente para construir sitios de atraque seguros y se tienen alrededor 10 mil hectáreas de terreno que pueden usarse.

Quiere ampliar el puerto sobre el río Tuxpan, angosto para operaciones de éste tipo, poco profundo y con un problema de azolvamiento constante, provocado por los residuos que arrastran los ríos Vinazco y Pantepec que lo alimentan.

La conveniencia de que se construya en el mar el nuevo y moderno puerto de Tuxpan, incluso fue avalada por el gobernador Cuitláhuac García, el 27 septiembre de 2019.

Ese día anunció a través de sus redes sociales que sostuvo una reunión con el entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, en la cual se trató el caso del puerto profundo en Tuxpan, que es lo idea.

En Tuxpan quieren que el puerto crezca, que se vuelva moderno, pero no a costa de destruir la ciudad.

De hecho, el puerto profundo es una esperanza de crecimiento y desarrolló que se alberga para todo el norte de Veracruz, desde 1980, no sólo para “el puerto de los bellos atardeceres”, denominación que lo dibuja plenamente.

El puerto profundo de Tuxpan, como se contemplaba desde entonces, tendría 16 puntos de atraque, sería un puerto offshore, es decir, en el mar, a similitud de algunos grandes puertos del mundo,q ue precisamente han crecido así.

En ese 2019, cuando Cuitláhuac García avaló el puerto profundo, ya la operación portuaria dentro del río Tuxpan no era rentable, por los altos costos del dragado ante la baja profundidad permanente del mismo, además de su estrechez, que impide realizar maniobras a los barcos, incluso medianos.

Por eso es que Cuitláhuac García y la SCT iban en el mismo sentido, de construir el puerto en mar abierto.

Pero al titular de la Asipona, eso no le interesa, si no que él empuja por sus intereses.

Para Nicodemus Villagómez, Tuxpan es sólo un punto de paso y probablemente un lugar para hacer negocios obscuros.

De otra forma no se entiende el que impulse un proyecto destructivo de la ciudad y de su entorno, además de inviable para los intereses del país.

La sociedad civil de Tuxpan también rechaza la pretensión de daño hacia la ciudad.

Un ejemplo, es Miguel Ángel Elizalde, presidente de Coparmex en la zona norte de Veracruz, quien hace unos días reiteró que el puerto profundo es la solución al problema portuario de Tuxpan.

Otro ejemplo es Francisco Casián, ex director de las navieras TMM y SSA México, quien se pronunció en el mismo sentido, apuntando que el puerto profundo abarataría costos de operación comercial.

En cambio la ampliación del puerto de Tuxpan hacia la ciudad es considerada por especialistas en la materia, ambientalistas, urbanistas y hasta el propio sector empresarial de Tuxpan, como un grave error en la planeación del desarrollo nacional, además de que todo indica que la intención es favorecer sólo a un grupo de dos o tres empresarios y no el interés general de los tuxpeños, ni el desarrollo económico y portuario del país.

Pero eso parece no importarles a quienes quieren destruir una bella ciudad para construir una fea y complicada zona de bodegas.