“Veintiún cuentos.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Conceptos como la soledad, la ironía, los prejuicios, el vacío, la rebeldía, la vejez. Ideas sobre la salvación del hombre, la fe, las religiones, la traición, la culpa. Posturas en cuanto a las guerras, la política, la democracia, son temas recurrentes en las obras del escritor británico Graham Greene, y como algunos temas señalados son inherentes al hombre, eso hace que la obra literaria de Graham Greene sea una obra vigente, vibrante, por tal motivo, en el presente año se recordarán los treinta años de la muerte del escritor inglés y este mes de enero será dedicado a conocer parte de su importante obra e iniciamos con su libro de cuentos titulado: “Veintiún cuentos”, publicado por Alianza Editorial en 1989.
Los cuentos que integran la obra fueron escritos entre 1929 y 1945, por supuesto que las circunstancias en que vive cada escritor en la mayoría de ocasiones es el punto de partida de sus relatos, historias, ideas, crítica, y si reflexionamos como se encontraba el mundo en aquellos años es fácil ubicar contextos no muy alentadores, ejemplos: años atrás Europa quedó destrozada por la primera guerra mundial, Graham Greene era un joven de catorce años cuando sucedió ese conflicto bélico, si nos situamos en 1929 tenemos que recordar la terrible crisis financiera, en la década de los treinta se desarrolló la guerra civil española y, bueno, si los cuentos llegan hasta 1945 esto implica que el tiempo abarca toda la segunda guerra mundial, en fin, queda claro que el ambiente no era muy alentador y resultaba casi imposible que en las obras de este gran escritor no se encontraran descritas estas circunstancias.
Partiendo de lo antes descrito el primer cuento se titula: “Los destructores”, la lectura te va atrapando poco a poco, al terminarla te quedas meditando sobre la intención, argumento, sentido o sinsentido de la historia del cuento, y en lo personal a partir de este cuento el autor me cautivó y con altas y bajas, gustos y disgustos, la obra en su conjunto es magistral y me permitiré comentarles mi análisis e interpretación sobre: “Los destructores”.
Aquí nos encontramos con una pandilla de jóvenes, estos muchachos ingleses se dedican día a día a organizar un acto que los enorgullezcan, el acto que ahora pretenden llevar a cabo es destruir la casa de un anciano que se irá unos días de vacaciones, la casa es antigua, descrita como bella, cómoda, confortable, se percibe que el “Viejo Miserias” vive feliz en su casa y los jóvenes harán todo por destruirla, al momento que planean su acto heroico se realiza este dialogo entre los jóvenes:
“Me gustaría ver la cara del Viejo Miserias cuando hayamos terminado –dijo T. –¿Lo odias mucho? –preguntó Blackie. –Claro que no lo odio –respondió T. –: ¿Qué chiste tendría esto si lo odiara? Todo esto del amor y el odio son ñoñerías, mentiras. No hay sino cosas.”
El proyecto de destrucción está bien planeado, algunos jóvenes tendrán que escaparse de misa para unirse a la pandilla, cada quien tiene la misión de llevar herramientas, ya sean marros, desarmador, sierras, etc. el día esperado llegan y se introducen a la bella y gran casa, empiezan tranquilamente a destruir, todo está perfectamente planeado, pensado, no se precipitan, dialogan sobre el trabajo que realizan, se ríen, disfrutan, literalmente el proceso de destrucción se vive de la siguiente manera:
“–Muy bien. Ahora anda por aquí. La cocina está en el sótano. Quiebra toda la porcelana, las copas y las botellas que encuentres. No abras las llaves del agua: no queremos una inundación; todavía no. Luego recorre todos los cuartos de la casa y saca todos los cajones. Si están cerrados con llave, llama a alguien y que rompa las cerraduras. Rompe todos los papeles que encuentres y despedaza los adornos. Consíguete un cuchillo cebollero en la cocina, para que te ayudes. Aquí enfrente está la recamara. Desbarata las almohadas y tasajea las sábanas. Eso será suficiente por el momento.”
La destrucción continuaba y los jóvenes encontraron 70 libras, alguien preguntó si se las repartirían, T. contestó que no eran ladrones y las libras fueron quemadas. La historia podría parecer absurda, inhumana e incluso a Greene lo acusaron de ser un provocador y agitador social, sin embargo, la ironía que utiliza en sus cuentos es magistral, porque nos presenta su visión tragicómica del mundo, pero, además de una tragicomedia, también es una valida y puntual protesta literaria ente la barbarie en que se vivía, la pandilla de jóvenes destruía una casa tal como las bombas de las guerras destruyeron barrios completos en Londres y en toda Europa, y aun así, el argumento de los jóvenes es mejor que el de los líderes mundiales, porque los jóvenes afirmaban que la destrucción no tenía relevancia al ser sólo cosas, y las cosas son sólo eso, “cosas”, no obstante, las guerras acababan con miles de vidas llegando al extremo de que la vida humana fuera vista como algo tan insignificante llamada “cosa”, es decir, destrúyanlo es una casa, un hombre, una gallina, córtenle el pescuezo es un pato, un hombre, quémenlo es basura, entonces los jóvenes resolvieron destruir la casa del “Viejo Miserias”. ¡Qué más da!
Hace unos meses MN. Dejó estacionado correctamente su vehículo y se fue a trabajar, cuando regresó se encontró con la sorpresa que su coche no estaba, inmediatamente fue a la Dirección de Tránsito y le confirmaron que efectivamente su vehículo se lo había llevado la grúa porque supuestamente estaba mal estacionado. MN. explicó donde había dejado su vehículo y hasta una foto les enseñó, el insensible empleado le contestó que podía poner una queja y llevar el procedimiento, pero para poder liberar su vehículo tenía que pagar un promedio de 1,100 pesos, y lo mejor es que ese día ya no podían hacer el cobro, porque ellos cerraban la oficina a las 5 pm en punto y al momento que atendían a MN. era exactamente esa hora. MN. salió molesto y con un sentimiento de impotencia, porque el empleando que lo atendió no es el problema, el problema es que te enfrentas ante un monstruo que podía tener algunas cabezas visibles, pero esas cabezas dentro de pocos años no estarán, vendrán otras y el monstruo seguirá siendo el mismo.
Al otro día MN. realizó todo el procedimiento burocrático, incluye pérdida de tiempo, y cuando le entregaron su vehículo éste tenía pequeños daños que le causó el arrastre, otro empleado le sugirió a MN. que interpusiera una queja e igual y el Gobernador le quitaba la concesión a la empresa de las grúas. MN. Sonrió y no supo si era una burla del empleado o es tanto su encierro en esa pequeña oficina gubernamental que su visión no da para más. Con los pagos realizados el problema aparentemente quedó resuelto, pero sin haber leído en aquellos meses el presente cuento: “Los destructores” de Graham Greene, MN. Pensó en la siguiente idea:
“Y si un grupo anónimo de ciudadanos acordaran que cada vez que vieran estacionada una grúa le poncharan las llantas, y se hiciera un manifiesto público anónimo, que, si las grúas no respetan la ley y no dejan de abusar, los ciudadanos no dejarán de poncharles las llantas, por supuesto que el proyecto implica toda una organización, fotos de los abusos de las grúas, los comprobantes de infracciones, daños a los vehículos, quejas ante las autoridades, etc. ¿Apoco no habrá una reacción?”
La destrucción puede llegar a ser creación, y si no se logra, por lo menos ya sacamos algo de frustración, en un mundo convulsionado, algo es algo…
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