Tribunal Superior de Justicia, la “silla maldita”. Todas las titulares salen como las chachás, corridas y defenestradas. Eso le espera a Lisbeth Aurelia

’23/11/2024’
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Tribunal Superior de Justicia, la “silla maldita”. Todas las titulares salen como las chachás, corridas y defenestradas. Eso le espera a Lisbeth Aurelia

Después de Alberto Sosa Hernández el Tribunal Superior de Justicia no ha tenido a una persona digna en la silla de la Presidencia. Después de él llegaron otros personajes improvisados, recomendados, colocados para conseguir los fines de quienes los colocaron. En el sexenio de Cuitláhuac García la presidencia del Tribunal Superior de Justicia ha pasado de la pena a la vergüenza. Los emisarios de la 4T, Éric Cisneros, Bola 8 y Juan Javier Gómez Cazarín operaron para colocar en diciembre de 2019 a Sofía Martínez Huerta, quien sólo meses atrás había sido nombrada magistrada por el Congreso. Con el tiempo la señora fue corrida como las chachás, amenazada, insultada por Éric Cisneros Burgos. Después, los mismos sujetos que corrieron a Sofía, colocaron en la “silla maldita” a doña Isabel Inés Romero, quien en pleno abuso del poder corrió a la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda, en un acto vil que el tiempo le cobró. Fue la actual presidenta del TSJ, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, quien se ocupó de darle una patada en el trasero. La señora Isabel salió diciendo que no era justo, pues ella misma puso a la chachá que la corría. Ahora, nos enteramos que “los días de la magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre al frente del Poder Judicial del Estado (PJE) están contados”. Señala el periodista Filiberto Vargas: “El expediente que han elaborado los colaboradores de la gobernadora electa, Rocío Nahle, advierte sobre el tráfico de influencias y el nepotismo, como dos factores que impactan en los niveles de corrupción e ineficiencia del Tribunal Superior de Justicia. El documento que se hizo llegar a Rocío Nahle destaca el nombramiento de jueces ‘no por su capacidad o méritos, sino por sus conexiones políticas o familiares, lo que compromete su independencia y objetividad’”. ¿Quién se encargará de correr, como la chachá que es, a doña Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre? Y después de esto, ¿quién querrá sentarse en esa “silla maldita”?

Cuitláhuac García quería Turismo en el gabinete de Claudia Sheinbaum. Ponen a Josefina Rodríguez Zamora y a él siguen sin pelarlo

Por ahí andaban diciendo que Cuitláhuac García se andaba promoviendo para la Secretaría de Turismo en el gabinete de Claudia Sheinbaum. El Cuicaras cree que lo merece, pues lee a todos sus voceros pagados que le inventan méritos, victorias y virtudes. Pero la verdad es que Cuitláhuac García tiene una pésima fama entre los mejores analistas de todo el país, quienes, ya lo hemos anotado, de pendejo no lo bajan. Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, no es ajena a todo lo que se dice de García Jiménez. Además, tiene los informes sobre la manera como el gobernador de Veracruz se condujo en varias áreas de gobierno, como seguridad, salud, infraestructura y por supuesto turismo. Fue por ello que Claudia Sheinbaum ni siquiera consideró al gobernador de Veracruz para el cargo, porque ella tenía a una persona preparada, que conoce lo que es la difusión y promoción turística, pues estuvo como secretaria de Turismo de Tlaxcala. Y como en su gabinete no se trata de regalar puestos a los más zalameros, pues prefirió poner a una persona eficiente, conocedora del área que va a administrar. Se están acabando los cargos importantes en el gabinete de Claudia Sheinbaum y hasta el momento no se ha fijado en Cuitláhuac García. La verdad es que las secretarías se acabaron, sólo queda por nombrar al titular de la SEDENA, y ni modo que ponga al Cuicaras en esa área. De ahí para abajo solo quedan institutos, direcciones, subdirecciones e intendencias. Igual una intendencia si le cuadre al gobernador de Veracruz. ¿Sabrá lavar baños?

Beatriz Gutiérrez Müller a López Obrador, “me estás oyendo inútil”. “No hablar, no significa callar, también puede ser una forma de protesta”

A Beatriz Gutiérrez Müller nos la quisieron vender como escritora, pero la señora no lo era. Elena Chávez, autora de El rey del cash nos la descubrió de cuerpo entero. Gutiérrez Müller, dice la autora, era una arribista, una confianzuda que se le pegaba a César Yáñez o a Octavio Romero en sus oficinas. Era eso, pero no escritora. Ahora sí lo es, pues dice que escribió el libro Feminismo silencioso, que es como una bitácora de su experiencia como esposa del presidente López Obrador. Ella misma lanza mensajes en clave sobre las motivaciones para escribir un libro así. En un a entrevista declaró: “Este libro es una larga reflexión de lo que he vivido aquí, y una de las cosas que me ha caracterizado ha sido el silencio público, yo así lo asumí (…) Algo parecido me ha pasado, de estar como en un monasterio, escuchando el ruido externo, las voces de otros, y cómo resuenan en mí, y las proceso y las digiero si es posible, no siempre ha sido posible”. La señora Müller ha dicho que mientras el presidente se va a “La Chingada”, su rancho en Palenque, ella se queda a criar a su hijo, que en realidad es de ambos. La esposa del presidente, que durante los últimos meses guardó un prudente silenció, sentencia: “Este libro, Feminismo Silencioso, de verdad, de todo corazón, es un homenaje a todas las mujeres de México. No se necesita hablar para saber que estamos ahí. Y no hablar, no significa callar, también puede ser una forma de protesta”.

Armando Ortiz                                    Twitter: @aortiz52                             @lbajopalabra