Traicionan a Lisbeth Aurelia Jiménez y quieren refugiarse en el OPLE Veracruz con Marisol Delgadillo

’20/06/2025’
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Por: Claudia Guerrero Martínez

En la elección del Poder Judicial, se observó la traición de los operadores de la aun magistrada presidenta Lisbeth Aurelia Jiménez y les cuento. El día de la elección, el pasado 1 de junio, la aún presidenta del Poder Judicial Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre se sentía segura, arrogante y con una excedida confianza de que no sólo ganaría, sino que repetiría en el cargo y sobre todo, repartirse el botín de la impartición de justicia en Veracruz.

Claro, sabía que “el pastel” no se lo iba a poder comer ella sola, pues previamente había pactado con sus operadores políticos el consejero, Alfredo Corona Lizarraga; el abogado, Javier Hernández Hernández; el secretario particular, David Cardeña y sus nuevos aliados, el delegado del Bienestar, Juan Javier Gómez Cazarín y la presidenta del OPLE, Marisol Delgadillo Morales.

Cada uno de ellos le vendió espejitos a la señora presidenta, quien incrédula les creyó a estos personajes que ya no representan nada, los pocos votos y apoyo que tienen, los usaron para su propio beneficio.

En vano resultaron las reuniones en uno de los salones del Hotel HB, en Xalapa, donde según organizaban estrategias, capacitaciones y hasta planeaban cómo se iban a repartir los puestos dentro del Poder Judicial.

También, según sus cálculos, sólo sus aliados y candidatos serían los que ganarían la elección, tanto en los puestos federales, como locales, pero esos grandes operadores políticos fracasaron y prácticamente todos traicionaron para llevar agua a su molino.
Alfredo Corona y Marisol Delgadillo se aliaron por completo y ellos saben perfectamente lo que ocurrió con la caída del sistema, ellos pretendían manipular el resultado de la elección, pero fallaron, porque ni eso pudieron hacer bien.

Ahora, lo que intentan es conservar el cargo de Marisol Delgadillo Morales, para que más adelante Alfredo Corona pueda llegar al OPLE o al menos, enviar gente que le responda a él, exclusivamente.

El delegado del Bienestar, Juan Javier Gómez Cazarín se vendió como el gran operador político, les aseguró que él podía mover la estructura de los programas sociales a favor de los candidatos que se acordaran, obviamente eso no sería gratis. Había exigido una magistratura para su prima, para lo cual, Lisbeth Aurelia estaba dispuesta a sacrificar a cualquiera de los magistrados actuales.

También Gómez Cazarín pidió nuevamente la Dirección de Administración del Poder Judicial, así como en su momento, la manejó en tiempos de Joana Marlene Flores.
David Cardeña, el particular de la propia presidenta se dedicó a estar amenazando a los trabajadores con el hecho de que debían votar por Lizbeth Aurelia, de lo contrario, todos serían corridos en caso de no ganar.

A la par, no dejó de estar presionando a los jueces y juezas para resolver asuntos no conforme a la ley, sino conforme a su interés.

Todos ellos le vendieron espejitos a la aún presidenta, le aseguraron que la harían ganar, que el botín sería repartido entre ellos, pero cada uno fracasó, además de traicionarla, ahora buscan refugio en el OPLE y en los contados candidatos que hicieron ganar como magistrados y jueces federales, es decir, tratarán de que la justicia siga siendo un negocio, pero ahora para ellos.