Sigue justicia a la medida

En México hay personas que por robar una torta llevan años en la cárcel aún sin juicio. Nadie recuerda su nombre siquiera. Sigue una minoría impune y una mayoría en la cárcel.

Si piensan que estos asuntos son cosa del pasado bastaría darle un vistazo a la historia reciente de Luis Videgaray Caso, quien tuviera varios cargos de primer nivel en el sexenio pasado.

Sucede lo mismo que con los personajes de la política del pasado, quienes todo el mundo sabía que eran delincuentes de cuello blanco, menos la justicia.

Ahora resulta que Videgaray no es culpable ni inocente sino todo lo contrario, porque la Fiscalía General de la República anuncia que perfeccionará la indagatoria en su contra, por lo que informó al juez de control del Reclusorio Norte, José Artemio Zúñiga Mendoza, que por el momento retirará la solicitud que le presentó, pero deja a salvo poder solicitar nuevamente esta medida porque va a continuar con la investigación relacionada con la carpeta de investigación FED/SEIDF/CGI-CDMX/0000865/2020.

Lo cierto es que la FGR se desistió ante un juez federal de la orden de aprehensión por los delitos de financiamiento ilícito a campañas electorales, cohecho y traición a la patria con el objetivo de evitar un revés judicial, debido a que el juez de Control pidió a la Fiscalía precisar las circunstancias y argumentos de las acusaciones.

Es decir, ya le avisaron a Videgaray, desde la propia Fiscalía, que mejor ni venga a México, contradiciendo lo que dijo el Presidente en una mañanera, que el que nada debe nada teme. Lo cierto es que con los delincuentes no se dialoga, se ejerce la justicia. Se aplica la ley.

Hace unos días, el Ministerio Público Federal solicitó la orden de captura contra Videgaray Caso, y el expediente fue puesto a consideración del juez federal donde aún no se emite la resolución correspondiente. Esto se parece mucho a lo que sucedía en el pasado en materia de justicia. Además, la FGR no ha dado a conocer detalles de los delitos que le imputa.

Esto quiere decir que si no es por falta de pericia del Ministerio público, es por una denuncia mal redactada, o por complicidad, como sucedió por muchos años.

Los mexicanos ya estamos cansados de que haya sospechosos, lo que queremos son culpables. Sanciones, justicia contra los corruptos que debió prevalecer siempre, pero la ley se aplicaba como traje a la media en favor de los delincuentes de cuello blanco que al ver que otros eran impunes por los delitos de corrupción ellos seguían el mismo esquema con la garantía de que nunca se les castiga. Ahora esa impunidad continúa.

No hemos visto un sólo funcionario público en la cárcel con una sentencia justa y que pueda parecer seria.

Las autoridades judiciales relacionan al exsecretario de Hacienda por hechos vinculados con la entrega de sobornos por parte de Odebrecht.

Las pesquisas están a cargo de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales y de la Fiscalía Anticorrupción.

Para entrar en el esquema de esta subprocuraduría se requiere de algo más que señalamientos y acusaciones, se requieren pruebas, a pesar de las cuales el señor sigue libre.

Esto no es nuevo, pero en nombre de la perfección se avisa a los delincuentes que los van a atrapar, es decir, la FGR es una entidad soplona, que advierte a los delincuentes que van por ellos, para que estos preparen sus abogados, que destruyan evidencia, que oculten pruebas, que inventen coartadas, sus amparos y su huida por el mundo entero, porque cuentan con el dinero suficiente para esconderse en cualquier rincón del mundo, porque tienen mucho dinero, el cual pareciera que no es bien habido, pero les sirve para evitar la justicia o aparentar que pueden evadirla.

Pareciera mentira que los delincuentes de cuello blanco están presos en Estados Unidos. Ahí está Cienfuegos, está El Chapo Guzmán, quien tiene muchos nombres que desde adentro de la cárcel puede hablar de las entrañas de la administración pública, y otros; que no se compara a tener a un Javier Duarte, con 9 años de prisión, y que está a punto de alcanzar la libertad, o a una Rosario Robles, a quien quieren obligar a delatar a sus cómplices.

Ante este panorama de la actual justicia podemos darnos cuenta de que la justicia, también ahora es selectiva. Los privilegios siguen. Mientras rehacen la orden de aprehensión, el delincuente se convierte en fugitivo y las autoridades en cómplices. PEGA Y CORRE. – El gobierno represor de Jalisco creó la necesidad de que la población se organizara en lo que llamaron una mega mentada, como muestra del descontento por la manera en que sólo reprime a la sociedad en nombre de la pandemia y esta, en lugar de reducirse, aumenta en la entidad. Movimiento Ciudadano ya no sabe dónde meter al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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