Si en tiempos pretéritos la Política Exterior mexicana era un orgullo nacional y ejemplo para otras naciones, Andrés Manuel López Obrador le vino a dar al traste al nombrar a sus embajadores sin consultar con su canciller Marcelo Ebrard, que se ha enterado de los nombramientos por los medios de comunicación.
A diferencia de los presidentes de antes que cuidaban las formas, a López Obrador le tiene sin cuidado si sus candidatos cometieron atropellos o están señalados de algún delito.
En mayo del 2019, Josefa González Blanco que era titular de la Secretaría del Medio Ambiente pero casi nadie lo sabía, salió del anonimato y se convirtió en noticia al retrasar un vuelo de Aeroméxico en el que viajaría. Tras el escándalo de rigor la señora presentó su renuncia, pero en febrero del 2021 López Obrador la nombró embajadora en el Reino Unido.
Blanca Jiménez, otra perfecta desconocida que comenzó el sexenio como directora de CONAGUA, tuvo un encontronazo con el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, porque se pasó de lanza con los recortes de agua en esa entidad. Pero un día se despertó con la noticia de que había sido nombrada embajadora de México en Francia.
El casi ex priista Quirino Ordaz sin más mérito que hacerse súper cuate de López Obrador cuando fue gobernador de Sinaloa, recibió como premio la embajada de España, mientras que la también priista Claudia Pavlovich fue nombrada cónsul en Barcelona. Y aquí la pregunta es obligada: ¿qué le harían los barceloneses a los mexicanos que primero les enviaron a Fidel Herrera y ahora a doña Claudia?
Si en algo ponen mucho cuidado los gobiernos del mundo es en seleccionar muy bien a sus representantes para Estados Unidos y Rusia a donde envían a diplomáticos de carrera. La excepción es México que tiene de embajador en Estados Unidos al ex Secretario de Educación, Esteban Moctezuma y en Rusia a Eduardo Villegas, que no sabrá nada de diplomacia pero fue coordinador de la Memoria Histórica de la Presidencia… y es amigo de doña Beatriz.
La gota que derramó el vaso fue la designación del historiador Pedro Salmerón como embajador en Panamá, cuando es señalado de acosador sexual por varias alumnas del ITAM.
El escándalo que armó su nominación fue mayúsculo y llegó a Panamá quien mediante su canciller Érika Mouynes negó el beneplácito, lo que enojó a López Obrador que hizo su rabieta mañanera. “Resulta que lo propusimos para embajador en Panamá y, como si fuese la Santa Inquisición, la ministra o canciller de Panamá se inconformó que porque estaban en desacuerdo en el ITAM”, dijo.
Independientemente de que las relaciones entre ambos países, tersas por años, se han tensado en las últimas semanas, lo noticioso del caso es que a pesar de los duros señalamientos que pesan sobre el historiador el presidente lo cobijó con su manto protector y no lo dejará sin chamba.
“Vamos a buscar la forma, a ver si no se enojan los conservadores, de utilizar los conocimientos de Pedro en otro campo. A mí me gustaría que nos ayudara en todo lo que son archivos… me gustaría que fuera mi asesor para hacer en presidencia una historia para los jóvenes, sobre los fraudes electorales en México”, indicó.
Y tras esto anunció la nominación de la senadora Jesusa Rodríguez como embajadora en aquel país.
Digo, ¿acaso quiere romper relaciones con Panamá? Con el debido respeto que se merece doña Jesusa, ¿no hay alguien menos peor?
Por docenas se cuentan las mujeres del Servicio Exterior que harían un excelente papel en el país del canal y en otras representaciones diplomáticas. ¿Por qué no recurrir a ellas?
Al margen de sus desatinos diplomáticos, lo que está haciendo López Obrador al proteger como protege a Salmerón, es encubrir a un presunto delincuente y esto es grave para el país y en especial para las mujeres.
Así como van las cosas, que no te extrañe lector si cuando se le acabe el fuero legislativo a Félix Salgado Macedonio, el presidente le da una embajada.
Con los ejemplos de Salmerón y Salgado Macedonio (a los que Andrés Manuel ha defendido hasta la ignominia), me queda claro que si Andrés Roemer perteneciera a la 4T, no estaría escondido en Israel tratando de evitar su extradición por violar mujeres, sino que sería embajador de México en aquel país y embajador de carrera, porque diplomático ya es.