Ranas hervidas

Aperitivo: “Cuando la gente dice que le tiene miedo a la inteligencia artificial, yo les contesto que no deben temer a ninguna inteligencia, deben tenerle miedo a la estupidez. Cada inteligencia es artificial. La estupidez es natural. Completamente, 100 por ciento natural, orgánica.” (Guillermo del Toro). Bueno, como me decía mi amigo Luis Ignacio Helguera, tener la inteligencia para darnos cuenta de que la inteligencia por sí sola no es gran cosa.

No sólo hay que refrescarnos por la calor, sino refrescarnos la memoria pa’ no cometer los mismos horrores, digo, errores. Pero nuestra memoria es corta; incluso, no vemos más allá de nuestras propias narices y tropezamos con la misma piedra. Sabemos que se avecina una tormenta de mentiras y promesas en este México de política barata, politiquería, dijera ya saben quién; México del eterno retorno a lo mismo o peor –aunque, siendo sinceros, es de todos los días-, por mucho que le busquemos el lado positivo, es como una aguja en un pajar. Claro, hay algo de bueno; cuándo lo encuentren, ¿me dicen dónde?

         Entretanto, suframos de calentura, perdón, de calentamiento político y calentamiento ambiental. Pero como padecemos del síndrome de la rana hervida, pos nos vale madres, nos embotamos de lamentaciones, nos acostumbramos y no nos damos cuenta ni cuando ya estamos bien fritos. En todo caso, pregunto: ¿Qué hacen las ranas para reírse? Cuentan chistes sobre personas. Ahí nomás.

         En el artículo periodístico “¡Qué calor! Y se pondrá peor…”, de Hugo Maguey (GACETA UNAM, No. 5,394, 15/05/23), leo: “Es una ‘probadita’ del calentamiento global que se anuncia para las próximas décadas”, señaló Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC)”. ¿Probadita?

         A ver si entendemos: “Era una charca tan seca, tan seca, tan seca que hasta las ranas llenaban la cantimplora.”

Los días y los temas

Vaya usted a saber qué es el Poder, pero de que nubla la razón, la nubla, por no decir que embrutece. El poder tiene por lema: “Chinga que atrás te vienen chingando”. Para no ser drástico, mucho menos melodramático, cito parte de la canción de “Tus labios de rubí”, de Sandro, que pareciera que la entonan los políticos al Poder:

Por ese palpitar
Que tiene tu mirar
Yo puedo presentir
Que tú debes sufrir
Igual que sufro yo
Por esta situación
Que nubla la razón
Sin permitir pensar.

         Mi amigo Juan Antonio Rosado me comentó una vez que podemos medir a los humanos por el grado de adulación que necesitan. ¿Y si medimos la estupidez?

         Ahí se la dejo de tarea.

 

De cinismo y anexas

Tengo una duda: si los hombres tienen almorranas, ¿las ranas tienen almohombres?

 

            Hasta la próxima.