De ser un pobre Diablo paso a ser un pobre Diablo rico.
No lejos están los días de ese romance con su pobretón compañero de cuarto, pareja sentimental y de lucha con quien padeció repetidas malpasadas que un buen día se transformarían en poder y dinero, mucho dinero que hoy traduce en borracheras, orgías y bisnes.
Esteban Ramírez Zepeta, siempre remiso, siempre fósil, es el actual dirigente de Morena en Veracruz desde donde ha construido un espacio de poder y recursos financieros sin límite que, según denuncia pública no desmentida, ha convertido en negocios millonarios.
Son maletas de dinero para la causa… su causa, ya que decidió invertir en la compra de ranchos y negocios varios.
La punta de iceberg la mostró hace unos días la periodista de Notiver, Ana Laura Pérez Mendoza, quien en su columna destaca que:
“En medios informativos de la zona sur circula una noticia en la que ejidatarios de la Cholina, Ejido Vicente Guerrero, municipio de Nanchital, denuncian que ya no quieren vender más tierras a un tal Joel Hernández, a quien acusan ser el prestanombres de Esteban Ramírez Zepeta, dirigente estatal de Morena conocido por ser la mano derecha del gobernador Cuitláhuac García Jiménez”.
Se habla de la compra de ranchos, de un gasto en efectivo de seis millones de pesos y que el prestanombres Joel Hernández es conocido, pero “por no haber tenido dinero ni para comprar una vaca y ahora hasta para pagar propiedades en efectivo tiene”.
Ramírez Zepeta apenas cuatro años atrás era un apocado introvertido que rentaba un cuarto de mala muerte donde pasó años de “perico-perro” sin imaginar que un día abriría los brazos al cielo pidiendo fortuna para caerle del cielo su benefactor con costales de dinero.
Y de ahí pal´real.
Se integra al equipo del gobernador, al equipo cercano ¿Qué tan cercano? pues tan cercano como la imaginación -bendita o pervertida- nos dé.
Luego de disfrutar las primeras mieles del poder y generosos salarios, queda como responsable de la dirigencia de Morena en la entidad, en medio de la descalificación chaira que poco le importó ya que el número uno del gobierno estatal lo había designado.
Es así, que ya empoderado encamina su mejor esfuerzo por la ruta de los excesos.
Relata el destacado columnista Raymundo Jiménez que en noviembre del 2021 Ramírez Zepeta escenificó -ya borracho- una agresión contra el subsecretario de SIOP, Fernando Elías Guevara porque osó no invitarlo a su “despedida de soltero” llevada a cabo en Cancún.
Reseña que, en la burbuja de Morena circuló la versión de que el agredido -por cierto, hijo de la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del estado- “primero se puso blanco por la inesperada presencia del agresor y luego cambió a morado por los reclamos y catorrazos que le descargó el dirigente”.
“Le tiraba golpes a diestra y siniestra como el famoso púgil mexicano Saúl ´El Canelo´ Álvarez, hasta que los amigos de Fernando Elías reaccionaron y le quitaron encima al fajador oriundo de Las Choapas, el cual al enterarse de la despedida de soltero del subsecretario de inmediato ordenó arrendar un avión privado para que lo llevara a Cancún”.
El costo por hora de un vuelo privado sobrepasa los 2 mil 800 dólares, esto es más de 56 mil pesos.
El punto es que, desde que Ramírez Zepeta asumió la responsabilidad, gusta andar permanentemente rodeado de jóvenes, de preferencia con alcoholes encima.
Este reportero fue testigo semanas atrás cómo irrumpió en un restaurante de postín en Xico, con un grupo de 12 muchachos que llegaron en camionetas de lujo y entre escándalo y risotadas gritaban: “¡Servicio, servicio”! Cervezas y ricas viandas amenizaron sus aventuras reseñadas a gritos y agresiones verbales, mismas que se prolongaron por horas.
Otras crónicas dan cuenta de la personalidad de este acomplejado personaje a quien le sale el dinero hasta por las orejas:
“Eran las diez de la noche cuando se le vio irrumpir en un antro en medio de puros chavitos en un estado bastante inconveniente armando tal alboroto, que ahuyentó a los parroquianos”.
“El que iba peor que todos era Esteban a quien tuvieron que dejar agarrado de un árbol al lado de su nuevo compañero de farra y algo más, el delegado Nacional de Morena, Alex Porras, quien no se le despega”.
Son reseñas recogidas desde dentro, mimas que han sido hechas públicas en las redes sociales.
Son historias inacabadas como la que recoge la periodista Claudia Guerrero, quien ha venido denunciando excesos y rapacerías de este grupo.
Reseña con oportunidad que el “protegido por el dirigente de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, Félix Morales Domínguez, jefe del Departamento de Recursos Humanos, ha sido repetidamente denunciado por acoso laboral y sexual en contra de empleadas en la Oficina del Gobernador”, sin que pase nada.
Son las pato-aventuras de quien presuntamente está desorbitado de poder y dinero, de quien tiene dividida la estructura de poder y los cuadros de organización para la operación electoral 2024.
Las tribus de Morena están que trinan no solo por el derroche del dinero del sujeto de marras, sino por los problemas políticos que ha venido suscitando, la división cupular, la confusión en el proceso de selección de candidatos y las órdenes de México que de manera invariable busca resolver a su estilo, a madrazos.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo