QUINCE AÑOS DE LIBROS, ARTÍCULOS Y CONTINUAMOS. (III)

’15/05/2025’
’15/05/2025’

Gustave Flaubert: “La educación sentimental”. Tercera parte

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En todos estos años de mi actividad como difusor cultural y crítico literario, si algo me ha enseñado el género de la novela es que al leer una gran obra como, por ejemplo: “La educación sentimental”, una obra de esta magnitud te enseña un sinfín de cosas. Me atrevo a manifestar que gran parte de lo que sé de historia y hechos importantes se lo debo al género de la novela. Aclarando lo siguiente: no es el principal fin, de hecho, ni siquiera es el fin de un novelista enseñarnos hechos históricos. Lo esencial de una novela se encuentra en la trama, es decir, que la historia narrada tenga profundidad, claridad, sea atrapante, inquietante, e incluso, seguramente lo que más preocupa y ocupa al novelista está en que su personaje sea humano, que el lector se identifique con él…Lo anterior lo continuaremos analizando al seguirles relatando la vida del joven Frédéric Moreau, protagonista estelar de la novela de Gustave Flaubert que estamos conociendo.

La condición humana es una cualidad infaltable en toda novela. El amor, los deseos, la dudas, la pasión, son condiciones que en toda vida brotan. Desde luego que cada caso puede ser diferente, pero, todos amamos y deseamos ser amados, todos aspiramos a disfrutar el arte de amar. Frédéric al reintegrarse a la sociedad parisina del siglo XIX, se mantenía obsesionado por la señora Arnoux. Más, ahora también convivía mucho y deseaba poseer a la amante del señor Arnoux, llamada Rosanette. Frédéric es un joven adinerado, por cierto, el lector no debe olvidar que el dinero y patrimonio que posee es producto de una herencia, esto nos lleva a tener en claro que el imberbe Frédéric nunca ha trabajado ni mucho menos tiene algún mérito. Lo único que hace es gastar, vivir con lujos, reunirse con sus amigos ricos y de supuesta clase noble, porque cree que eso le da prestigio, importancia y hasta tiene la fe de que esas amistades le propondrán negocios donde aumente su fortuna, o, por qué no, que lleguen a proponerlo para un cargo político importante.

Frédéric por la edad que tiene y, sobre todo, por su inmadurez, insensibilidad e irresponsabilidad con que lleva su vida, no ha comprendido que la mayoría de las personas te alabarán y seguirán si tienes dinero, empero, si de pronto la fortuna se acaba, esas mismas personas te olvidarán y si los buscas no harán nada por ti. Esta conducta tristemente también representa una constante en la condición humana. Aun así, por ahora a Frédéric estas reflexiones no le interesan, tiene dinero, casa, carros, caballos, viste bien, usa los mejores perfumes, asiste a cenar a las casas de los poderosos, y piensa que el mundo siempre le sonreirá de esa manera. Por eso, su única ocupación estriba en intentar seducir a la señora de Arnoux.

Marie Arnoux se ha comportado como una mujer leal, íntegra. Su esposo Jacques es un ser vil, mujeriego, tramposo, y, como goza de cierta posición económica ha podido sobrevivir en esa sociedad de doble moral. El problema es que esa vida libertina lo ha sumido en una crisis económica que lo puede llevar no sólo al fracaso total, sino a la cárcel. Jacques es procesado y un día desesperado acudió a la casa del soltero Frédéric para pedirle una fuerte cantidad económica, con la promesa de que en una semana se la pagaría, le confesó al joven que, si no pagaba ese dinero, su casa y bienes serían embargados. Frédéric pensó en la vergüenza que pasaría la señora Arnoux y sus pequeños hijos por culpa del irresponsable esposo, esto hizo que Frédéric le diera el dinero. Desde luego que el lector notará que Jacques Arnoux no tan sólo sabe que Frédéric es un joven noble, también el lector puede presentir que Jacques sospecha de los sentimientos del joven por su esposa y un hombre de esa calaña utiliza todas sus armas para resolver sus problemas.

Por su parte, Rosanette es descrita como una mujer muy bella, misma que está el servicio del mejor postor. Ella tiene claro que Frédéric la desea y por lo mismo lo utiliza. En cierta ocasión le mandó mensaje para que la llevara a las carreras de caballos. Frédéric acudió al llamado. Llegaron y convivieron con toda esa sociedad falsa. Después todos se fueron a cenar y Frédéric estaba seguro que esa noche la pasaría por fin con la hermosa Rosanette, pero, la joven decidió abandonar el café donde cenaban acompañada por el vizconde De Cisy. Por todo esto que vivía, Frédéric en un momento se sintió estúpido, utilizado, le prestaba dinero al esposo de la mujer que amaba, la libertina Rosanette lo explotaba, más, no le retornaba ningún placer. En una noche Frédéric se encontraba cenando con el vizconde De Cisy y lo acompañaban muchos de los políticos y empresarios poderosos de la época, uno de ellos felicitó De Cisy por haber ganado la apuesta que hizo de llevarse en un día a Rosanette a la cama. Frédéric sintió rabia porque sabía que fue el día en que él la había llevado a las carreras de caballo. Después el mismo varón habló mal de la señora Arnoux y de Rosanette, afirmó que a Rosanette le conocía sus piernas y eran muy bellas. De Cicy le respondió que había mejores damas que esa. Frédéric no soportó el coraje, la humillación y se le fue encima a golpes al hablador. Esta actitud de Frédéric en aquellas sociedades representaba ser una gran ofensa, así que fue retado a un duelo a muerte contra el vizconde De Cisy.

En lo que el duelo llega, el protagonista central realiza reflexiones sobre la muerte, el miedo, el valor. Al final los jóvenes cuando ya estaban con espada en manos muertos de miedo, pero dispuestos a enfrentarse, llegó el señor Arnoux solicitando que por favor no se mataran, que él perdonaba la ofensa de su nombre. Frédéric se sintió saturado de malas energías, sentía insatisfacción y decidió irse unos días a visitar a su madre al pueblo de Nogent. Su madre lo recibe con alegría y le platica a su hijo el siguiente plan: la niña Louise ya es toda una mujer, y su papá Roque quiere que su hija se case con Frédéric. La niña representa una gran dote, una reta muy superior a la que Frédéric recibe por la herencia de su finado tío. El joven entre dientes acepta, no porque no le gustara la pelirroja y bella Louise, sino porque de vez en vez pensaba en la señora de Arnoux y en la libertina Rosanette. Pasa como un año al lado de su madre y de Louise. La jovencita lo quiere, de eso está seguro él y ella. Un día de manera inesperada le llega a Frédéric una carta de Rosanette pidiéndole verlo. El joven decide inventar un viaje a París dejando la boda aplazada y vuelve a reencontrarse con toda esa sociedad vacía y que tanta inestabilidad le proporcionaba.

En este contexto Frédéric continúa visitando a las dos mujeres y después de muchas vivencias, por fin se le declara a la señora Arnoux: “- ¡Ah!¡Le desafío a que haga eso! Exclamó Fréderic. –¿Qué puedo hacer yo en el mundo? Los demás se esfuerzan por lograr riquezas, la celebridad, el poder. Yo no tengo profesión, usted es mi ocupación exclusiva, toda mi fortuna, el objetivo y el centro de mis pensamientos y de mi existencia. Me es tan imposible vivir sin usted como sin el aire.  ¿Es que no siente la aspiración de mi alma subir hacia la suya, y que ambas deben confundirse y que yo muero por ello? A la señora Arnoux le temblaba todo el cuerpo. –¡Oh! ¡Váyase, se lo ruego!”

Pese a la resistencia inicial de la señora Arnoux, Frédéric al otro día fue a buscarla y esta mujer ya no pudo resistir, por gusto y placer se le entregó completamente al joven. Al igual que en su otra novela: “Madame Bovary”, Flaubert no describe los actos sexuales de los amantes, es lacónico en sus expresiones, pero basta con esta sentencia para comprender el placer: “La señora Arnoux dejó escapar un grito de alegría. Entonces todo su rencor se desvaneció.” La historia continúa y se acerca a su final.

 

 

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