¡Mejor quédese en su palacio!
En el marco de la inutilidad de 14 visitas anteriores a nuestras tierras, Andrés Manuel López Obrador se apersona en Veracruz de nueva cuenta… ¡A la nada!
Viene a Xalapa, Veracruz Puerto y Coatepec. Se dice que también estará en Córdoba.
¿Qué quiere? ¿Por qué visita Veracruz a puerta cerrada so pretexto de la pandemia de Covid-19?
Aquí no hay desborde popular ni alegría por su presencia. Tampoco esperanza de que venga a poner orden y menos a trasmitir cosas buenas de su gobierno marcado por el desprestigio internacional, la confusión nacional por sus abusos de poder y una cascada de renuncias que no hacen más que confirmar el desorden y corruptelas al interior de su gobierno.
Ello a la par del desánimo ciudadano ante el capricho de ir adelante en la construcción de la Refinería de “Dos Bocas”, justo en el epicentro de un pantano.
¿Es que no había mejores tierras para asentar la planta extractora?
¡Pues no!
Las 48 hectáreas, terrenos nacionales manipulados por la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, fueron comprados a precio de oro a los socios ¿De quién cree?… ¡Acertó! de Rocío Nahle.
El cuestionamiento fundamental, sin embargo, en el marco de la inopinada visita del señor Presidente, el mismo de las ocurrencias y mentiras recurrentes, es ¿A qué viene?
Si en la docena de visitas anteriores no dejó ni un centímetro de carretera nueva, planta potabilizadora alguna o desarrollo agropecuario que no sea el escenográfico que Manuel Huerta le presume cada vez que viene ¿Por qué esperaríamos que ahora trajera beneficio alguno?
López Obrador no es ajeno al desmadre político que se vive en Veracruz.
Acaso viene a checar los nuevos préstamos millonarios superiores a los mil millones de pesos contratados por Cuitláhuac García cuando en el ejercicio presupuestal anterior devolvió más de cuatro mil millones de pesos.
O Viene a comprobar esos coqueteos millonarios de su “bendito” y “honesto” con los candidatos nacionales de Morena, que no sean aquellos que ya le advirtieron que regresarán a Veracruz la “Revocación del Mandato”; o a ver si es cierto eso de las abusivas embestidas contra Ricardo Ahued o la inseguridad pública que vivimos, el desempleo, la pandemia o el brutal saqueo a las arcas públicas.
¿A qué viene López Obrador?
Acaso viene a terminar de amarrar el tamal de la candidatura en favor de la hermana de Cuitláhuac García, Dorheny García, a quien pretende entregar la alcaldía de Xalapa, o a la otra media hermana, Alieth García, a quien la sacó de sus tareas de ama de casa para darle cargos de alta responsabilidad en la Secretaría de Seguridad Pública, para luego hacerla magistrada y ahora enfilarla para la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia.
Tal vez nuestro desacreditado presidente viene a decirnos que también está “bendito” Manuel Huerta Ladrón de Guevara –pene incluido- acusado de violación y acoso sexual.
O muy probablemente venga de nueva cuenta a desdeñar a los “Colectivos” que a gritos le piden justicia.
No se sabe.
Habremos de insistir en que quizás quiera venir a ver cómo está el asunto del huachicol o los seis Cárteles que nos tienen como rehenes o a resolver el tema de los feminicidios que no quiso abordar con motivo de la rifa del avión presidencial.
¿A qué viene nuestro Presidente a Veracruz?
Tal vez nos quiera explicar desde esta tan importante tribuna –su tercera reserva electoral- que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no sirve por considerar inconstitucional el juicio a ex presidentes cuando al único que si debería llevar a la cárcel, sin mano alzada, es a Enrique Peña Nieto por pactar la sucesión en su favor.
De lo que sí está cierta buena parte de la opinión pública es que viene a hacer precampaña, que viene a pactar con sus cuadros y palomear como pretende Morena robarse la elección.
Bienvenido pues, al infierno.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo