Prostis de la política, rateros y violadores, basurero de Morena

¡El caso Franco!

Depredadores sexuales, golpeadores de mujeres, raterazos de marca, narcopolíticos aliados con el crimen organizado, damas que por una regiduría encarcelan al marido con falsas acusaciones y la basura que desechan los partidos políticos que tanto denuestan, forman parte del nuevo capital electoral de Morena.

Mientras Cuitláhuac García se la pasa chapeando camellones.

Rumbo a la jornada electoral del 6 de junio en la que asoma de manera contundente el repudio al Peje y cacalovers, entre ellos el nuestro, el llamado Movimiento de Regeneración Nacional, echa mano a lo más sucio de sus operadores.

En Veracruz destaca quien se ha erigido como vicegobernador, el secretario de Gobierno Eric Cisneros, experto en cirugías con hacha, quien conformó alianza con los Huerta Ladrón de Guevara, Cazarín, Ríos, Zepeta, Lima Franco y toda esa fauna especialista en el saqueo de las arcas públicas.

El punto es arrebatar la elección a como de lugar.

Por la vía del amedrentamiento, recortes presupuestales a ediles, amenazas cumplidas a candidatos ganadores que son de la oposición, la tan señalada politización de la pandemia y el uso de cierta prensa esquirol para confundir a la opinión pública, tienden sus redes.

Es una política a madrazos que se creía, con su llegada, había quedado en el pasado entre las peores páginas del priismo o del calderonismo.

Pero no.

Es por las malas o por las malas, ya que el juego final termina con un pretendido robo de las elecciones.

Mientras Cuitláhuac García se la pasa chapeando camellones.

El caso Rogelio Franco llamó la atención del imaginario colectivo este fin de semana, más que las vacunas que finalmente llegaron a las dos más importantes ciudades de la entidad -Veracruz y Xalapa-, por el desaseo legal tras la detención.

Le desentierran una vieja querella matrimonial que lo lleva a prisión a pesar de contar con un amparo que de manera simultánea le quita posibilidad alguna para jugar por una diputación por el PRD, por violencia de género.

A cambio de ello, el premio para la ex esposa de Rogelio Franco, Guillermina Alvarado, será una regiduría en un olvidado municipio en donde no figure, tan solo cobre los 82 mil pesos de salario mensual y luego de tres años apueste por la presidencia municipal de Teocelo, sitio de su chamba, que en estos días irá a conocer.

Actualmente Guillermina Alvarado está casada con Eduardo Castillo “El Cheto”, quien se desempeña como funcionario federal de Morena.

Llama la atención que Rogelio Franco, tras ser detenido fue liberado gracias al amparo, pero solo por unos minutos, al enjaretarle una nueva acusación, ultrajes a la autoridad, por injuriar a los policías que lo aprehendieron.

¡Puro invento!

Guardada proporción, pero a lo bestia, es una jugada como la que ejecutó López Obrador al ordenar la aprehensión del priista Cuauhtémoc Gutiérrez, cabeza de una red de trata en la ciudad de México, para distraer la unción de Félix Salgado Macedonio como candidato a gobernador de Guerrero con cuatro denuncias por violación sexual.

Mientras Cuitláhuac García se la pasa chapeando camellones.

En unas semanas más, cuando inicien las campañas electorales saldrán más jugadas de este tipo con la gravedad de que los Cárteles ya se declararon listos para orientar la elección en favor de Morena, su aliado fundamental para lo futuro, el 2024.

Se olvida, sin embargo, como dice el internacionalista Juan Pablo Calderón que frente al mayor proceso electoral que viviremos el 6 de junio, la renovación de la Cámara de Diputados, el oficialismo enfrenta la disyuntiva de perder.

“Si el electorado decidió entre 1997 y 2018 tener gobierno divididos, el 2021 será un refrendo entre los instrumentos del que se considera un nuevo régimen u otra vuelta al pasado”.

Y en ese coctel, el voto ciudadano será crucial para atajar a los gorilas de la política.

Mientras Cuitláhuac García no le quedará de otra que seguir chapeando camellones a la vieja usanza, con machete.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo