¡Otro periodista asesinado! Y AMLO como si nada

*Mario Delgado llama mercenarios a comunicadores

*Van ocho reporteros ejecutados en lo que va del año

 

OTRO PERIODISTA más ha sido asesinado en el País, producto de la indefensión en la que laboran los medios de comunicación en territorio nacional (algo criticado en varias partes del mundo, incluido Estados Unidos) pero, también, por ese discurso camorrero y provocador del Presidente Andrés Manuel López Obrador (y sus secuaces) contra comunicadores que le critican, replicado por gobernadores, alcaldes, diputados, senadores y dirigentes de MoReNa (como Mario Delgado que llamó mercenarios a reporteros, lo que le ganó reclamos y una severa rechifla en Oaxaca). No hay tregua, más bien, parecería que existe patente de corso para que la delincuencia mate impunemente a reporteros, como ocurrió el viernes con Juan Carlos Muñiz, en Fresnillo, Zacatecas, allí donde se encuentra la imagen original del Santo Niño de Atocha, concretamente en el Santuario del Señor de los Plateros, una retrato venerado por la delincuencia que representa a un niño vestido de peregrino del camino de Santiago con sombrero, capa, bastón con una alcuza para el agua y unas espigas de trigo en la mano izquierda y una canasta en la derecha. La tradición española indica que en aquella época, cuando la invasión de los moros provocó que infinidad de cristianos cayeran prisioneros, los venidos del norte de África impedían a todas las personas, salvo a los niños, entrar a ver a los prisioneros. Los cautivos carecían de lo más esencial: comida y agua. Los creyentes cuentan que en esa situación, mientras los presos oraban por mejorar sus condiciones, a las celdas, entró un pequeño para confortarlos y darles de comer y de beber. Se dice que una vez que comieron y bebieron, la canasta y el calabazo del niño seguían completamente llenos. Los devotos a los templos dedicados al Santo Niño de Atocha le ofrendan  zapatitos de niño, pues la leyenda dicta que el santo se desgastaba los zapatos en visitas nocturnas a la prisión. Debido a esa tradición, es que se ha convertido en el santo patrono de los delincuentes que se hallan en prisión, pues ven en su imagen la figura de salvación en las celdas. Basta recordar que la imagen del santo fue tendencia, recientemente, pues se le vio a Ovidio Guzmán, hijo del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, portar un escapulario con su imagen cuando fue detenido y liberado, y antes, el afamado capo colombiano, Pablo Emilio Escobar Gaviria, también, era gran devoto del Niño de Atocha.

 

AHORA BIEN, el periodista Juan Carlos Muñiz, quien cubría la fuente de Seguridad en Fresnillo, Zacatecas, fue asesinado la tarde del viernes mientras conducía un taxi, actividad que también realizaba para complementar sus ingresos, pues debe saberse que los periodistas, además de ser vilipendiados por el poder, somos un gremio muy desafortunado en percepciones salariales. Fueron vecinos de la colonia Los Olivos quienes reportaron a los sistemas de emergencia detonaciones de arma de fuego sobre la calle Ficus, y a su llegada la policía pudo constatar que en el interior de un taxi marcado con el número 176 estaba un hombre inconsciente, sin signos vitales. Se trabaja del estimado comunicador, Juan Carlos Muñiz, quien utilizaba el pseudónimo de Rigoberto para intentar no ser ubicado debido a la naturaleza de acontecimientos que reporteaba para el portal de noticias Testigo Minero, propiedad de Hermelio Camarillo, actual director del Sistema Zacatecano de Radio y Televisión.

 

LO QUE llamó la atención en ese crimen es que a diferencia de otros eventos similares, donde los agentes de investigación procesan la escena y extraen a la víctima del vehículo para trasladarla a las instalaciones de la Fiscalía de Justicia de la Entidad, en esta ocasión una grúa fue la encargada de llevarse el taxi con el cadáver del comunicador en su interior; una estrategia que han implementado las autoridades para evitar la exposición pública en delitos de alto impacto, aunque se presta a muchas cosas, como la siembra de evidencia, pero a pesar de las solicitudes de información, hasta el momento ninguna autoridad ha respondido sobre este evento, mientras que los responsables se suman a ese 90 por ciento o más de impunidad que prevalece en los crímenes contra comunicadores, pese a la versión del camorrero Presidente López Obrador que siempre tiene otros datos, y para quien pareciera no interesar lo que le ocurre a los periodistas en México.

 

CON EL crimen de Juan Carlos Muñiz suman 8 periodistas asesinados en lo que va de este año, y al paso que vamos, de mantenerse la tendencia, para finales del 2022 el gremio quedaría muy diezmado en tanto el titular del Ejecutivo Federal sigue sin borrar esa sonrisa socarrona que lejos de contagiar alienta al rencor, porque pareciera que se burla de los acontecimientos usando la mañanera como un escenario teatral para contar chistes y menoscabar la credibilidad de los medios de comunicación, vedado como está a la crítica, peor aun cuando se trata de hechos atribuibles a su familia a quienes la austeridad republicana le viene guanga.

 

APENAS EL 17 de Febrero, el gremio de comunicadores en Baja California se manifestó en contra de los asesinatos de periodistas cometidos en los primeros dos meses del 2022, e instó a sus colegas presentes en la ‘mañanera’ a realizar un ‘pase de lista’ en honor a los finados. Entonces eran cinco, pero ahora son ocho, ya que en medio del discurso camorrero del Presidente López Obrador que desprotege a los medios de comunicación, un nuevo periodista ha sido asesinado en el País, y la lista es la siguiente: Heber López Vázquez, ejecutado en Salina Cruz, Oaxaca: Alfonso Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, en Mexicali, Baja California; José Luis Gamboa, ejecutado en el puerto de Veracruz a puñaladas; Roberto Toledo, asesinado en Zitácuaro, Michoacán; Anahí Michell Pérez Tadeo, la periodista veracruzana mejor conocida como “Michell Simón”, encontrada ejecutada en la ciudad de México, y José Luis Camero Zazueta, director del portal El Informativo de Sonora, y el viernes el crimen de Juan Carlos Muñiz, y seguramente el Presidente Andrés Manuel López Obrador condenará el hecho y dirá que en los asesinatos de comunicadores no hay impunidad para ninguno de esos crímenes, aunque, insistimos, no se trata de eso, sino de que ya no maten periodistas.

 

LA LISTA de comunicadores en alto riesgo es elevada, en tanto, mediante la política de abrazos y no balazos se sigue protegiendo a la delincuencia que considera que al ser atacados por el Presidente, los periodistas no tienen quien los defienda, de tal manera que pueden actuar como les venga en gana. Van ocho comunicadores asesinados en poco más de dos meses, y no hay para cuando cesen las agresiones que parecieran ser inducidas desde adentro, si no directamente, si indirectamente con tanta agresión verbal por parte de quienes representan al Estado.  Así de simple. OPINA [email protected]