MAURICE DUVERGER UN CLÁSICO DE LA CIENCIA POLÍTICA – POR FRANCISCO BERLIN VALENZUELA

’25/11/2024’
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De interés a todos los interesados en la política veracruzana y nacional

“Recordar siempre que: “la política es una ciencia de convivencia universal y que todos debemos saber

como comportarnos con respecto a los demás”

 

MAURICE DUVERGER

UN CLÁSICO DE LA CIENCIA POLÍTICA*

 

Primera Parte

 

Con motivo del vigésimo aniversario de la visita de Maurice Duverger a México, realizada a invitación del Instituto de Investigaciones Legislativas de la Cámara de Diputados, en la que fungí como secretario, con el propósito de impartir un curso sobre diversos temas de la Ciencia Política, escribí el siguiente artículo al darle la bienvenida.

 

Por la actualidad de los conceptos y su importancia para los estudios que se realizan en nuestro país en el campo de las Ciencias Sociales, publico mis comentarios al respecto en 1988, adicionando algunas reflexiones sobre asuntos a los que se refirió en sus conferencias.

 

Hablar del destacado politólogo francés Maurice Duverger, Profesor de la Sorbona de París, es referirse a uno de los más destacados maestros de la Ciencia Política contemporánea por la enorme importancia que tiene su obra escrita para la actualización de los interesados en los temas de sus investigaciones como son: Estado, Sociedad, Régimen Parlamentario, Actualidad y Perspectiva de la Ciencia Política, Los Regímenes Semipresidenciales, Misión y Responsabilidad de los Partidos Políticos. Su prestigio se incrementó a partir del análisis de estas organizaciones, al grado que muchos autores consideran que él, constituye un parteaguas en su tratamiento, por lo que se habla de estas instituciones antes de Duverger y después de Duverger, debido a que su libro capital intitulado: “Los Partidos Políticos”, publicado en 1951, influenció desde entonces todos los estudios sobre el particular al ser traducido a varios idiomas.

 

El interés suscitado por esta obra, motivó numerosos debates académicos y científicos sobre la influencia de los sistemas electorales en la estructura y número de los partidos, el estudio de su armazón, los miembros que lo constituyen y la dirección y naturaleza de sus dirigentes, también analiza los sistemas de partido dentro de una clasificación en que son considerados como bipartidistas, multipartidista y sistema de partido único; las  dimensiones y alianzas que entre los partidos se producen como son las electorales, parlamentarias y gubernamentales, así como las relaciones existentes entre los partidos y  los regímenes políticos.

 

Tiene Duverger el mérito de haber destacado la importancia de los partidos, como una realidad sociológica en la vida del estado contemporáneo, superando los análisis que ellos se hacían con anterioridad a él ocasionalmente,  dentro de estrechos límites nacionalistas o bien sobre aspectos parciales de los mismos que dificultaban el establecimiento de una teoría general de los partidos políticos que fuera la base de su desarrollo científico dentro de una ciencia llamada “Estasiología”, término acuñado por él  en las conclusiones de su mencionado libro, vocablo derivado del griego “Stasis”,  que significa secta o bando.

 

Un año antes de la publicación de su famoso libro Duverger publicó un interesante trabajo con el nombre de “La Influencia de los Sistemas Electorales en la Vida Política”, en el que pretendía establecer algunas leyes sociológicas que demostraban que el sistema de representación proporcional daba lugar a un sistema multipartidista rígido; que el escrutinio mayoritario a dos vueltas posibilitaba la existencia de un sistema de varios partidos flexible y que el simple escrutinio mayoritario favorecía el sistema bipartidista.

 

El Doctor en Derecho y Sociólogo Maurice Duverger con sus múltiples obras ha contribuido a dilucidar y comprender la  temática de las ciencias sociales y políticas, impulsando su enseñanza con su amplia actividad magisterial ejercida lo mismo en la cátedra universitaria, que en las investigaciones realizadas desde las direcciones del centro de análisis comparativo de sistemas políticos y de estudios de la fundación nacional de ciencias políticas de Francia, así como sus frecuentes artículos en los periódicos “Le Monde”, en “Le Nouvel Observateur” y en innumerables revistas especializadas.

 

Basta ha sido su obra editorial que refleja una enorme inquietud intelectual sobre diversos campos de las disciplinas políticas, entre cuyas obras se encuentran además de los libros mencionados su estudio coautoral sobre “Partidos Políticos y  Clases Sociales en Francia (1955), La Participación de las Mujeres en la Vida Política (1955), Instituciones Políticas y Derecho Constitucional (1955 y 1970), Las Finanzas Públicas  (1956), El Método de las Ciencias Sociales (1959), Introducción a la Política  (1965), Sociología Política (1966), La Democracia sin el Pueblo (1967), Las Dos Caras de Occidente (1968), Los Naranjos del lago Balatan (1974)” y Los Regímenes Semipresidenciales.

 

En su libro de la “Metodología de las Ciencias Sociales”, Duverger contribuye a hacer más accesible el conocimiento de los fenómenos que se producen en la vida social y política, estableciendo los caminos más idóneos para su adecuado tratamiento, pues convencido  estaba de que: “El Siglo XX no es solo el siglo del átomo: también es el siglo de las Ciencias Sociales… el desarrollo de las Ciencias Sociales permite entrever la posibilidad de una política consciente, en la que los hombres dejan de ser cosas, objetos en manos de sus dirigentes”.

 

Su preocupación por ubicar los hechos políticos en el conjunto de la vida social es puesta de manifiesto en su obra “Sociología Política”, en la que también resalta su inclinación por la metodología basada en la investigación empírica, en vez de utilizar el instrumental propio del razonamiento filosófico.

 

La huella de este demócrata ferviente, ha quedado también impresa en el campo del Derecho Constitucional, al haber contribuido junto con destacados maestros de su país pertenecientes a la nueva escuela francesa de esta materia al replanteamiento de su contenido y estudio como un resultado del decreto del 27 de marzo de 1954, que amplía el  término de su enseñanza y modifica su nombre por el de “Instituciones Políticas y Derecho Constitucional”, con un diferente enfoque sistemático al que tradicionalmente había tenido.

 

Se perseguía con estas modificaciones darle al Derecho Constitucional “Un alcance más concreto y substancial, en la medida en que las instituciones políticas son entidades jurídico-sociales concretísimas, enraizadas en la estructura social”, así ésta rama del Derecho, es apreciada desde entonces, como un Derecho Institucional, regulador de las instituciones políticas fundamentales de una sociedad global.

 

 

Segunda parte

 

Duverger, dejo sentir el peso de sus argumentaciones en esta novedosa orientación académica, cuando con la profundidad del sociólogo expone la necesidad de sistematizar el Derecho Constitucional a partir de los datos aportados por la realidad política en la conformación de las estructuras de las comunidades políticas y sociales.

 

De ahí, su aclaración en la parte introductoria de su libro “Instituciones Políticas y Derecho Constitucional”, al decir que la orientación fundamental del mismo, “Es Sociología y no Metafísica. No se parte de una concepción a priori del estado y del gobierno: se analizan los hechos mediante este análisis, se busca precisar los fundamentos de las concepciones del estado y del gobierno”.

 

Este método conduce a una verdadera “desmitificación”. Tal  orientación sociológica en el tratamiento de la rama jurídica aludida, adquiere su exacta dimensión cuando expresa categóricamente que la “Sociología Política tiene por objeto   pasar el estudio del estado y de las constituciones de la edad metafísica a la edad positiva.

 

Glosar la inmensa obra intelectual de este gran maestro de la Teoría Política, formador de cientos de generaciones de diversos países, es una magna tarea. Basta sólo esta breve semblanza de su aportación al desarrollo de las ciencias sociales, para comprender el perfil de un hombre que ha llamado la atención sobre la necesidad de retornar a la política, para que su práctica, realizada a partir de un conocimiento más profundo de sus fundamentos doctrinarios, sirva para mejorar la convivencia pacífica.

 

México no fue ajeno al interés politólogico del Maestro Duverger, país al que visitó en cuatro ocasiones para conocer sus instituciones políticas, publicando artículos, concediendo entrevistas y dando conferencias sobre su naturaleza, características y patologías.

 

No se conformaba con las pláticas oficiales que tenía con funcionarios gubernamentales y dirigentes políticos, pues escéptico de lo que ellos le decían acudía directamente a observar lo que era de su interés. Recuerdo cómo en su visita a la que me referí al comienzo de este artículo, siendo su anfitrión, me pidió que lo llevara a su hotel, porque tenía que escribir sobre su conferencia del día siguiente. Más tardó en entrar, que en salir por la puerta de atrás con el propósito de ir personalmente a un mitin de Cuauhtémoc Cárdenas, en el Monumento a la Revolución, a observar su desarrollo y apreciar su real influencia en los asistentes. Al otro día me comentó este hecho, diciéndome que lo hacía frecuentemente para tener una idea más cabal de los fenómenos políticos que le interesaban, para ser más objetivo en sus análisis.

 

Duverger, se sentía muy identificado con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque era de la misma edad de él, ya que había nacido el 5 de Junio de 1917. En una interesante entrevista que le concedió a la periodista Martha Anaya, del Periódico “Excélsior”, en marzo de 1988, afirmó en una de sus respuestas que: “por un buen rato seguiría dominando el PRI; que el sistema sufría esclerosis, pero todavía conservaba solidez y hegemonía; que en julio el partido oficial captaría menos votos que en 1982, pero ganará, sugiriendo que sus dirigentes debían considerar ya una  evolución seria y real…”

 

A lo anterior, agregaba que: “México caminaba hacia una “democracia pluralista”, aunque lo hacía más a paso de tortuga que de liebre”. Percibía una cerrazón progresiva en el PRI en el año en que se enfrentarían Cuauhtémoc Cárdenas y Carlos Salinas de Gortari, en la lucha por la Presidencia y atribuía a la forma estructural monolítica de su organización gran parte de los fracasos electorales que estaba teniendo, porque afirmaba que “cualquier organismo demasiado encerrado en sí mismo se encamina a la esclerosis”.

 

De ahí, su análisis realizado en su conferencia “Los Partidos Políticos y el Desarrollo de la Democracia”, en marzo de 1988 ante más de un millar y medio de asistentes, en la que sostuvo que “iba a ser aún más duro y tal vez más injusto, por cierto, porque no es verdadero, para la mayoría de los presidentes que se han sucedido, que existe una tendencia natural a la cooptación en cualquier sistema que se encierra en sí mismo. De hecho, el presidente nombra al que le sucede.  Conocemos  muy        bien  este  sistema  en  sociología -afirmaba- porque lo estudiamos en algunos ámbitos. En Francia, fue particularmente examinado en lo que toca a los profesores de medicina que nombraban prácticamente a sus sucesores. Se comprobó que un gran maestro nombra un sucesor no muy brillante, el cuál nombra a un sucesor aún menos brillante, el cual nombra a un sucesor mediocre, el cuál nombra a un sucesor ¡catastrófico!. Es un fenómeno humano, por desgracia, quien deja un poder cualquiera no quiere que el que le suceda parezca mejor que él. Siempre ocurrió así en la historia, ¿por qué no continuaría? No siempre pasa así, claro, pero hay una tendencia marcada hacía eso.

 

Este análisis del profesor francés, es aplicable también a los gobiernos de los estados de nuestro país, lo que nos permite entender, las razones, muchas veces incomprensibles y no muy claras del por qué muchos gobernadores mediocres, sin merecimientos, capacidades políticas y simpatía popular, son conducidos por sus antecesores y padrinos a  ejercer un poder político inmerecido. Veracruz. Chihuahua, Quintana Roo y muchos estados más son un ejemplo de lo anterior.

 

Espero que los estudiosos de la ciencia política y los ciudadanos de nuestro país, tengan siempre presente las enseñanzas de este gran maestro, que vivirá por siempre en la memoria de todos los pueblos.

 

*Doctor en Derecho. Catedrático universitario, autor de libros sobre Derecho Electoral y Derecho Parlamentario. Investigador Emérito de El Colegio de Veracruz.