En los estertores de un poder disminuido, Miguel Ángel Yunes arroja sus últimas cartas.
Pacta la entrega del PAN-Veracruz a Morena, vía Tito Delfín Cano e Indira Rosales Sanromán, y retira a su familia del juego sucesorio del 2024.
El exgobernador -hoy en la mira de López Obrador- ha sido señalado de gestar una división interna en el PAN tras ordenar a Delfín Cano, segundo en el comité directivo de ese partido, desestabilizarlo y traicionar a su propio dirigente Joaquín Guzmán sembrando divisiones y jugándole contras.
El investigado exgobernador por la Fiscalía General de la República, via la “Carpeta Azul”, ordena asimismo a la senadora Indira Rosales entregar el escaño a Fabiola Vázquez Saut, hija del fallecido cacique de horca y cuchillo Cirilo Vázquez Lagunes, quien minutos después de rendir protesta como senadora de la República, abandona el PAN y migra a Morena.
Hoy que el exmandatario, en maniobras de última hora, pretende dividir al PAN en Veracruz y dejar la cancha libre a Morena rumbo al 2024.
Busca desmantelar la alianza opositora sometiendo al partido insignia, el PAN, que suma 700 votos en este momento y pretende, vía la coalición partidaria, ir por la gubernatura en el 2024.
La historia de la fórmula Tito Delfín Cano e Indira Rosales está llena de claroscuros, sospechas de enriquecimientos ilícitos, pero de manera indiscutible, de una complicidad en favor de su patrón, Miguel Ángel Yunes Linares.
Tito esconde su pasado ominoso plagado de presuntas raterías hechas públicas por el decano del periodismo veracruzano Octavio Bravo.
En puntual análisis, el columnista da cuenta que Tito Delfín debe responder por los más de 40 millones que se gastó cuando fue alcalde de Tierra Blanca en una planta de tratamiento de aguas residuales “que no existe”.
El señalado fue Presidente Municipal de Tierra Blanca, del 1 de enero de 2011 al 31 de diciembre de 2013 y, “a raíz de su desempeño, es recordado como el presidente más corrupto que ha tenido nuestro pueblo”, reseña el periodista más visto escuchado en la región.
“Maldita la hora en que este nefasto y ruin personaje pisó esta tierra para engatusar a su gente y convertirse en alcalde. Maldita la hora en que llegó a hacer campaña a Tierra Blanca pudriendo toda una generación de jóvenes panistas que rápidamente aprendieron las malas mañas de su desde entonces patriarca y que desde entonces se encuentran enquistados en el Palacio Municipal encubriendo sus fraudes, asignando obra pública a sus empresas y obedeciendo sus órdenes”, escribe.
De Tito Delfín también se hizo público que durante su periodo ocurrió un descarado desfalco: “la supuesta construcción de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en el Barrio de Terraplén con un costo superior a los 40 millones. Esta supuesta obra no existe. Solo hay 4 fosas (4 hoyos) sin ningún tipo de equipamiento”.
Octavio Bravo hace notar en su columna que provocó revuelo que el desfalco “solo pudo haberse cometido con la complacencia y anuencia del Síndico (Apoderado General del Ayuntamiento y Encargado de la Comisión de Hacienda) Andrés Esquivel Esmerado; del Regidor Primero (a cargo de la Comisión de Obra Pública), Patricio Aguirre (actual alcalde), y del director de OROAPA, Tomás Ramón Olvera”.
Otros participantes en la consumación de este ilícito, por omisión o comisión, son el director de Obras Públicas, el Tesorero y el Contralor.
Para el colega y la propia opinión pública le resulta extraño que “esa obra esta aceptada por el ORFIS como terminada”.
Caso similar, con un desembolso de 30 millones, es la supuesta rehabilitación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales No.1, sobre la Carretera a Tres Valles, construida a principios de los 1980’s, que nunca se rehabilitó ni funcionó.
“Los mismos personajes del punto anterior, y el ORFIS, se encuentran involucrados en este otro desfalco y cínicamente Tito Delfín ha dicho, al ser cuestionado, que él dejó funcionando esta Planta”.
Los siguientes alcaldes Saúl Lara y después el actual Patricio Aguirre Solís, jamás han tocado el asunto y Tito en venganza “pagó para que me quitarán el noticiero de la XETBV la “Que Buena” ahora la “Bestia Grupera”, concluye el periodista.
De Indira Rosales Sanromán, de ser una empleada de tercer rango en Boca del Río, bajo presidencia de Miguel Ángel Yunes Márquez, salta a la titularidad de Sedesol estatal para luego ser designada Senadora de la República, por la vía plurinominal, es decir, por dedazo.
De ella también se cuentan historias inconclusas.
El 29 de septiembre de 2019 Sedesol-Veracruz presenta una denuncia contra la extitular de la misma, Indira Rosales, ante la Fiscalía General del estado por presunto daño patrimonial de 4.7 millones de pesos
Pendientes además durante su gestión, del pago de 19 millones de pesos por telefonía celular que no salió de su partida presupuestal y contratos asignados sin licitación por mas de 45 millones de pesos en el 2017.
¨Dentro del probable desfalco del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares de 927 millones de pesos, parte importante de esta complicidad tiene que ver con la senadora Indira Rosales San Román¨, sostuvo el entonces diputado federal por Papantla, Jaime Pérez Bernabé.
“Utilizaron la famosa licuadora para proteger a su camarilla por lo que mandó a mucha gente de diputado plurinominal, donde Indira fue bien recompensada enviándola como senadora plurinominal”, concluye.
Esos son, en la víspera del cambio de la dirigencia del PAN-Veracruz, los baluartes del yunismo que buscan ahora, bajo instrucciones precisas de Miguel Ángel Yunes, encabezar a los azules para ponerlos en charola de plata a Morena y así salvar el pellejo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo