*Por ello la urgencia de eliminar al Inai y la transparencia
*Negocios subrepticios, tráfico de influencia y vida cara
NI MODO que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asuma que sus hijos son corruptos o mantenidos, y que actúan de lo peor, aun cuando asi lo fueran, pero lo que no puede negarse es que los descendientes del titular del Poder del Ejecutivo Federal serán su “talón de Aquiles” en esta Cuarta Transformación que, según dice, busca acabar con los privilegios y la corrupción. Porque será el sereno, pero el trio de herederos mayores es ya la parte más vulnerable del tabasqueño, por más que al inicio de su administración indicó que no participarían en política ni en negocios, pero en pocas palabras, son la parte más frágil del mandatario, donde no tiene dominio y busque maquillar su malestar ante denuncias sustentadas con frases, fotografías de unidad familiar y haciendo berrinches. AMLO, por supuesto, rechaza que sus muchachos se hayan beneficiado con contratos oficiales, pues según su perspectiva: “No son corruptos”, aunque el hombre es un individuo (ser individual) que no necesariamente sigue los patrones del padre. Lo que sí reconoce López Obrador es que los contratos de gobierno en los que se involucra a Andrés López Beltrán, el orgullo de su nepotismo, pueden ser reales, pero rechaza que estén involucrados en la entrega de estos. Por ello Andrés Manuel casi pierde los estribos cuando alguien le preguntó si son reales los contratos que obtuvieron los amigos de Andrés López Beltrán con la Comisión Nacional del Agua y con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, e inicialmente solo respondió: “Deben existir, pero mis hijos no tienen nada que ver, mis hijos no son corruptos”, defendiendo a su descendiente como defiende un padre a un hijo, metiendo las manos al fuego aunque resulte quemado. Aún se recuerda cuando al tomar posesión del cargo, López Obrador advirtió que en su gobierno no habría nepotismo (y si lo hay) y que sus hijos mayores e incluso su esposa, tendrían que responder y ser juzgados “como cualquier ciudadano” en caso de cometer un delito, lo cual tampoco es cierto ya que antes de que una autoridad investigue los casos denunciados de influyentismo, el presidente sale a la palestra a defenderlos, dando la pauta para que nadie los toque, porque él, López Obrador es quien manda y las fiscalías deben someterse a su imperio.
LO CIERTO es que el portal de noticias Latinus revela que amigos de uno de los hijos de presidente obtuvieron contratos por más de 100 millones de pesos con el gobierno Federal, y sin que se le preguntara directamente por el tema, el presidente rechazó que su familia esté involucrada en negocios con el gobierno. “Loret saca un reportaje, de que mis hijos están haciendo negocios, cosa que es rotundamente falso”, y en ese contexto reta a que presenten pruebas de algún acto de corrupción. “Si tiene pruebas de corrupción, que vayan a la Fiscalía (como si no se supiera que esta instancia está supeditada a él)”, y en enseguida insiste que se trata de la consigna de que la calumnia cuando no mancha tizna, “pero no hay ningún problema”, y adelantándose a una investigación, como debería ser ya que, quien nada debe nada teme, negó que haya algún conflicto de interés por los negocios que realizaron los amigos de su hijo (Andrés López Beltrán) e insistió que la intención es calumniar. “Vean el reportaje, no es nada. Es una desesperación, es calumnia, nada absolutamente nada, no hay ningún problema”, y de paso habló de la visita de periodistas a la casa de su otro hijo, José Ramón Beltrán que, por cierto, se portó prepotente, altanero y fuera de si, corriendo a quienes solo cumplían con su deber, y amenazando a los reporteros con llamar a la policía, como si hacer un reportaje fuera un delito, aunque el poderoso descendiente desconoce, seguramente, la Constitución que nos rige, que entre otras cosas consigna que, nuestra Carta Magna, fiel a su estructura democrática y a la tradición liberal que recoge, garantiza el derecho a la libertad de expresión en su artículo 6°, en forma general y en el 7° que establece la libertad de escribir y publicar obras sobre cualquier materia.
LA INVESTIGACION de Latinus revela una presunta red de tráfico de influencias articulada por Andrés López Beltrán, mejor conocido como “Andy”, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que motivó que legisladores de oposición exigieran investigarlo, algo que no gustó al Presidente, ya que los diputados demandan que se investigue con la misma severidad al hijo del mandatario tabasqueño que la que se sigue en las investigaciones contra el Cártel Inmobiliario. Jorge Álvarez Máynez, coordinador de Movimiento Ciudadano (MC) en la Cámara de Diputados dijo, incluso, que él es un afectado del Cártel inmobiliario, “pero sí se puede criticar que hay persecución política porque justamente creo que con la misma severidad, si se está de lado de la transparencia y del combate contra la corrupción, se debe de investigar a Andrés Manuel López Beltrán y la red de corrupción que ha tejido no de ahora, sino de hace varios años”, porque agregó: “Todo mundo sabe que despacha en la casa del Pedregal, todo mundo sabe que para contratos en cultura es con Andy, que para ser dirigente de Morena es con Andy, que para ser candidato de Morena es con Andy, todo mundo sabe que el veto a Ricardo Monreal lo puso Andrés Manuel López Beltrán”. Y por ello deja en claro que la justicia selectiva no es justicia, “la sufrió el propio presidente López Obrador, a él se le investigaba bajo unos parámetros que no se le investigaba a quienes en ese momento estaban en el poder, la justicia no es justicia así. Entonces en Movimiento Ciudadano decimos que se investigue al Cártel Inmobiliario, pero también que se investigue al Cártel de Andrés Manuel López Beltrán”.
EL JUEVES, Mexicanos contra la Corrupción acudió al actual domicilio de José Ramón López Beltrán en un lujoso fraccionamiento de Coyoacán, siendo este el mismo que protagonizó el escándalo de la llamada “Casa Gris” de Houston, quien se benefició ilegalmente al vivir en una mansión propiedad de un contratista de Pemex en Houston, Texas, y que a pesar de los documentos y evidencias, el presidente negó los hechos y recurrió a su gastado discurso de los ataques en su contra. Ahora en la capital del País, inducidos por reportes oficiales de la mismísima Secretaría de la Defensa Nacional, acudieron al domicilio donde vive el primogénito desde que regresó a la Ciudad de México a finales del 2022, una casa está registrada a nombre de Guillermina Áurea Álvarez Cadena, asistente de la directora del periódico La Jornada. Y si bien el asunto es entre privados, la relevancia está en que, en lo que va de este gobierno, ese diario ha recibido hasta 750 millones de pesos (200 millones de pesos en promedio cada año) en contratos de publicidad gubernamental, siendo el medio que mayores montos de recursos oficiales recibe en este sexenio. En fin, muchos temas irán surgiendo en tanto se acerque el 2024, y muy a pesar de la intensión del Presidente de desaparecer al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), acaso porque no desea que trasciendan corruptelas como las investigadas y descritas que involucran a su prole. Así las cosas. OPINA [email protected]