“Cuando carecemos de esperanza, vivimos llenos de deseos.” – Dante.
No podemos negar que la política mexicana está llena de un galimatías de acciones que empleadas como herramienta pretenden hacer ver a los ciudadanos una imagen de determinado movimiento.
Así podemos recordar que en los tiempos del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI), los políticos marchaban para encabezar las festividades del Día del Trabajo, la Expropiación Petrolera, los informes presidenciales o gubernamentales, o por cualquier motivo que diera motivo para la alegoría anecdótica.
En tiempos de la llamada Cuarta Transformación, las concentraciones masivas en el zócalo de la Ciudad de México se han convertido en el referente de ese intento por revivir el México de la década de los 60’s y 70’s del siglo pasado.
Así desde el primer día de su Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo primero que realizó el día de su toma de protesta fue realizar una concentración masiva en el zócalo a manera de gran ceremonia de investidura, en donde la participación de los pueblos originarios sirvió de marco para mostrar al Gran Tlatoani ungido.
A cuatro años de su ascensión al poder, el presidente López Obrador, ha empleado las marchas y concentraciones masivas como herramienta contestataria a las al menos dos manifestaciones masivas que la sociedad civil organizada le ha realizado en protesta por su intentona de desaparecer o tomar control del Instituto Nacional Electoral (INE), confirmándose que el usufructo vitalicio de la práctica no es más de su uso particular.
Así sus huestes al menos en Veracruz han comenzado una cruzada para respaldar y cobijar al mandatario federal, aunque nadie desde el gobierno pretende reconocer de dónde sale y cuánto cuesta la mega concentración.
Las quejas de los empleados federales, estatales y hasta municipales no se han hecho esperar pues además de estar amenazados, se sabe que les costará de sus propios bolsillos porque ese es el precio de pertenecer a la 4T, aunque digan que no, alguien tiene que costear la marcha.
De esta manera, hemos podido confirmar la capacidad de convocatoria que tienen personajes como el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Juan Javier Gómez Cazarín, quien desde su tierra Hueyapan de Ocampo ha comenzado la denominada “Marcha por la Justicia” en la que junto a su camioneta y unos muñecos de papel –realizados al estilo de las piñatas- que representan una cárcel en la que se custodian al ex presidente Felipe Calderón, Genaro García Luna y al Consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, exigen sus detenciones por inmorales, corruptos y lo que quieran acumularles esta semana.
La marcha que partió la mañana de este jueves 16 desde la Región de Los Tuxtlas piensa transitar los municipios de Catemaco, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Ángel R. Cabada y Lerdo de Tejada para posteriormente arribar a Veracruz donde otro contingente de morenistas y ciudadanos identificados con la 4T habrán de encontrarse para partir con destino a la Ciudad de Xalapa, donde pernoctarán.
Se habla de que será el Velódromo Internacional de Xalapa la sede para el pernocte de miles de ciudadanos que acompañan la marcha.
Será el viernes 17 cuando reinicien su marcha para llegar hasta la Ciudad de México a donde acompañarán junto a otros cientos de miles de mexicanos al presidente López Obrador en la ceremonia de conmemoración del 85 aniversario de la Expropiación Petrolera, que nuevamente tendrá como punto de reunión el zócalo capitalino.
Servirá este nuevo ejercicio como mecanismo e instrumento para confirmar quienes serán los encargados de operar la movilización más importante por venir, que será sin duda la que se habrá de realizar el día de la elección el próximo año 2024, de dónde se habrá de definir el futuro de Veracruz.
La gran duda será estimar ¿cuántos veracruzanos se sumarán a la marcha por la justicia?
Al tiempo.
Twitter: @LuisBaqueiro_mx