Karl R. Popper, a treinta años de su muerte.
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Uno de los libros más apasionantes y controvertidos del siglo XX, es el titulado: “La sociedad abierta y sus enemigos”, del erudito filósofo vienés Karl Popper. Popper escribió esta obra entre los años 1938-1943. Es decir, en pleno contexto de la segunda guerra mundial. E incluso, Popper se encontraba exiliado en Nueva Zelanda, producto de la persecución nazi por su origen judío, cuando empezó a escribir su extraordinaria y monumental obra. El libro fue publicado por primera vez en 1945 e inmediatamente la lectura provocó todo tipo de debates, polémicas, muchos intelectuales estuvieron a favor, otros criticaron fuertemente a Popper, y desde aquellos años: “La sociedad abierta y sus enemigos” es una obra referente, de lectura canónica, y algo más, sigue causando controversias, porque sigue desnudando los males de nuestros tiempos como son los regímenes autoritarios, populistas, tiránicos, dictatoriales, que nos dañan e incomodan. Hoy más que nunca urge releer esta obra para continuar oponiéndonos a las modernas sociedades cerradas, dogmáticas, intolerantes, y luchar por construir, aunque cueste mucho, sociedades civilizadas.
Popper aclara en el prefacio del libro que a pesar de que muchos temas abordados se refieren al pasado, los temas tratados representan ser los problemas de su época. Además, es indudable que si bien el autor tenía en mente escribir esta obra, el contexto violento, salvaje e intolerante producido por la guerra, lo obligó a emprender inmediatamente el proyecto. Ahora bien, ¿cuál es el contenido del mismo? El contenido es muy amplio y se hará el esfuerzo de esquematizarlo en los cuatro artículos que escribiré en el presente mes, no obstante, tratando de responder a la pregunta de manera clara, Popper realiza en la obra una durísima crítica contra tres intelectuales insignes en la historia del pensamiento los cuales son: Platón, Hegel y Marx. El lector podría peguntar: ¿por qué causó tanta polémica el libro? Simplemente porque Popper nos muestra que pese a lo célebres e ilustres que son los filósofos señalados, en gran medida son los responsables de que en el devenir de nuestras sociedades se hayan configurado regímenes totalitarios debido a que sus ideas, teorías y obras, fueron y son muy influyentes y determinantes en la estructuración de nuestras sociedades. En esencia, Popper sostiene en el prefacio:
“Si en este libro se habla con cierta dureza de algunos de los más grandes rectores intelectuales de la humanidad, el motivo que nos ha movido a hacerlo no es, ciertamente, el deseo de rebajar sus méritos. Tal actitud surge, más bien, de la convicción de que si nuestra civilización ha de subsistir, debemos romper con la deferencia hacia los grandes hombres creada por el hábito. Los grandes hombres pueden cometer grandes errores y, tal como esta obra trata de demostrarlo, algunas de las celebridades más ilustres del pasado llevaron un permanente ataque contra la libertad y la razón. Su influencia, rara vez contrarrestada, continúa impulsando por una senda equivocada a aquellos de quienes depende la defensa de la civilización, suscitando divisiones en su seno. Este libro constituye una introducción crítica a la filosofía de la política y de la historia.”
En la introducción Popper aclara el método crítico de su obra y, particularmente, efectúa una fuerte opinión contra la corriente historicista al sostener ésta que mucho de los males que nos han sucedido son circunstancias que debían pasar sí o sí para poder progresar. Para el autor vienés, los historicistas más que filósofos que estudian la realidad, se han convertido en profetas que con su enorme sabiduría e influencia pretenden predecir los sucesos futuros, argumentando que los totalitarismos son inevitables:
“Con demasiada frecuencia se escucha la afirmación de que esta o aquella forma de totalitarismo es inevitable. Infinidad de personas que a juzgar por su inteligencia y preparación debemos considerar responsables de lo que dicen, declaran que, en este sentido, no hay ninguna escapatoria. Así, nos preguntan si somos realmente tan ingenuos como para creer que la democracia puede ser permanente, o para no ver que sólo es una de las tantas formas de gobierno que llegan y se van en el transcurso de la historia. Se arguye, además, que la democracia, a fin de combatir el totalitarismo, se ve forzada a copiar sus métodos, tornándose ella misma totalitaria.”
Si tomáramos lo afirmado por los profetas historicistas como verdades únicas, entonces, ¿para qué actuar?, ¿para qué luchar?, ¿qué sentido tiene creer en la democracia, en la libertad?, si el destino se impondrá a nuestros actos. No, Karl Popper no acepta la teoría de que hagamos lo que hagamos, viviremos un eterno retorno a la barbarie. Consciente está el autor que aspirar a una sociedad democrática idealizada de forma permanente es imposible, porque el Estado es como la vida misma, una constante lucha por perfeccionarnos, por ser más equilibrados, bien hechos, sin embargo, en lo individual, el carácter y la firmeza de una persona se van formando y conformando en los errores y aciertos, a veces pareciera que ya estamos sólidos y, de pronto, tenemos fuertes recaídas, mas, la naturaleza nos impulsa, levanta, volvemos a empezar si es necesario para seguir construyéndonos y tratar de convertirnos en el ser que queremos ser. Bueno, asimismo debería ser nuestra vida en sociedad, esto incluye aceptar que nunca debemos cruzar los brazos y confiarnos que vivimos en una sociedad democrática estable. No, siempre están atentos los tiranos populistas que, con su retórica y verborrea, aspiran a obtener el poder absoluto y la triste realidad nos demuestra que lo siguen teniendo.
Observe usted hoy por lo menos cómo están organizadas las sociedades latinoamericanas y comprobará que varios países son gobernados por populistas autoritarios que en algunos casos tienen más de quince años en el poder; controlando todo, imponiendo todo, si es necesario desaparecen o encarcelan a sus oponentes, allí no existe el imperio de la ley, la ley es la voluntad del tirano, inclusive, modifican la ley a su antojo, para así con la voluntad de su ley, imponer el imperio de su voluntad. Ante esta realidad que vivía Popper entre 1938-1943, se preguntaba: “Por qué todas estas filosofías sociales se vuelven contra la civilización? ¿Y cuál es el secreto de su popularidad? ¿Por qué atraen y seducen a tantos intelectuales?”
Estas interrogantes las respondió Popper en: “La sociedad abierta y sus enemigos”, las iremos conociendo, anticipándoles que, si bien el autor nunca mencionó en el libro a Hitler, Mussolini y Stalin, créanme que no hizo falta. Realmente todos los tiranos del ayer y del hoy pueden ser fácilmente identificados al momento de leer la obra, ya que todos poseen características similares, entre ellas: se erigen como los salvadores de su pueblo, su verdad está por encima de la legalidad, dividen al pueblo en dos bandos enemigos irreconciliables, dicen ser amantes de la democracia y la libertad, más, día a día están acabando con ellas, imponen un pensamiento único, un Partido único, explotan a la perfección la pobreza del pueblo para tenerlo sometido…Aun así, Popper nos dice que no decaigamos porque: “El futuro depende de nosotros” y, sobre todo, nos recuerda que es una obligación defender nuestra libertad y que no debemos detenernos ante ninguna figura por insigne que sea si ésta intenta dominarnos, sojuzgarnos. Es por ello que Popper se enfrenta al genio de Platón y le recrimina que haya sido tan autoritario en sus ideas políticas.
Aquí empieza la defensa de la sociedad abierta y la crítica contra sus enemigos, Platón es el primero.
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