“El mejor libro es la conciencia.” – Víctor Hugo.
Quienes somos nacidos en la década de los 70’s del siglo XX, sabemos que el concepto de la Protección Civil es un asunto que no se puede, ni se debe tomar a la ligera.
Somos sobrevivientes de episodios lamentables como la Explosión de San Juan Ixhuatepec, de la que nos enteramos aquella trágica mañana del 19 de noviembre de 1984.
El accidente provocó la muerte de 500 o más personas y un aproximado de 2000 heridos, así como la evacuación de más de 10 000 personas y daños en un área de hasta un kilómetro de la planta siniestrada, debido a la violenta dispersión de restos de la misma.
Las víctimas resultantes fueron carbonizadas, asfixiadas por el gas propano y a consecuencia de las serias quemaduras. Las explosiones fueron calificadas en su tiempo como de las más mortíferas registradas en la historia provocadas por gas licuado de petróleo, y uno de los peores accidentes industriales de los que México tenga memoria.
Pero también sobrevivimos a los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985.
Aquellos en donde nació el concepto de la Protección Civil y en donde México demostró al mundo ser mucha pieza para los Gobiernos priistas corruptos e insensibles a la tragedia humana, mismos que tardaron más de 24 horas en reaccionar.
El número preciso de muertos, heridos y daños materiales nunca se conoció con precisión.
En cuanto a las personas fallecidas, sólo existen estimaciones: 3 mil 192 fue la cifra oficial, mientras que 20 mil 000 fue el dato resultante de los cálculos de algunas organizaciones.
Si hablamos de otros tipos de pérdidas, se ha calculado que económicamente que las mismas fueron de unos ocho mil millones de dólares, que unas 250 mil personas quedaron sin casa y que aproximadamente 900 mil se vieron obligadas a abandonar sus hogares.
Las tareas de rescate de víctimas se prolongaron hasta el mes de octubre, y la de remoción de escombros, incluso hasta diez años después (1995). Al 2017, aún existían campamentos derivados de estos dos sismos en la Ciudad de México.
Por increíble que parezca otro sismo ocurriría en nuestro país en la misma fecha solo que muchos años después, así fue como aquel 19 de septiembre de 2017, México sufrió una especie de flashback al registrarse el movimiento tectónico de intensidad 7.1 grados con epicentro a 12 km al sureste de Axochiapan, Morelos, según el Servicio Sismológico Nacional de México.
El 5 de octubre de ese año, Luis Felipe Puente, el entonces coordinador nacional de Protección Civil, confirmó una cifra final de víctimas mortales de 369 personas: 228 decesos en Ciudad de México, 74 en Morelos, 45 en Puebla, 15 en el Estado de México, 6 en Guerrero y 1 en Oaxaca.
Para confirmar que los fenómenos naturales son tan impredecibles por su naturaleza, que en la misma fecha pero del año 2022, un nuevo sismo de magnitud 7,6, con epicentro en Michoacán, cimbró con fuerza a la Ciudad de México era lunes como en 1985, casi una hora después de que realizará el simulacro por los otros dos grandes temblores que se cobraron miles de vidas en la capital del país, en 1985 y 2017.
A la lista de eventos climatológicos podríamos sumar muchos otros fenómenos tropicales, entre depresiones, tormentas y huracanes como el Gilberto (1988), Stan (2005), Wilma (2005), Karl (2010), Ernesto (2012), que han marcado a los mexicanos y especialmente a los veracruzanos, obligándoles a tomarse muy en serio el tema de la Protección Civil.
Por ello es de relevante atención la decisión de la gobernadora electa de Veracruz, Rocío Nahle García, al designar nuevamente a Guadalupe Osorno Maldonado como responsable de la Secretaría de Protección Civil dentro de la nueva administración que encabezará a partir del 1 de diciembre de este año, pues resultan ser áreas en donde la especialización, pero sobre todo el conocimiento y la experiencia deben ser empleados a fondo.
Asignar a esa tarea alguien más pondría en franca desventaja a Veracruz, pues sin ejecutar cambios en esa área se garantiza la continuidad en la atención inmediata de la población, pues ya se conocen los procedimientos necesarios para generar las condiciones y solicitud de recursos extraordinarios en apoyo a los afectados y damnificados.
Bien dice el dicho popular: a lo que funciona, no le muevas.
Sextante
La tercera llamada para la presentación del senador de primera minoría Miguel Ángel Yunes Márquez es quizá la última de las invitaciones en libertad que se le hacen al ex munícipe de Boca del Río. Y es que después de 2 citatorios previos por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE), el juez de control Oscar Luis Lozada Hernández, fijó una tercera fecha y hora para que Miguel Ángel Yunes Márquez comparezca ante los juzgados de la congregación de Pacho Viejo, acusado de los delitos de uso de documento falso, falsedad ante la autoridad y fraude procesal.
¿Será que el ex aspirante al Gobierno de Veracruz no se presentará?
Hay quien afirman que está actitud continuará, evadiendo la justicia, para alcanzar los suficientes argumentos de victimización que le permitan hacer todo un escándalo nacional, olvidando que fue él, y solo él, quien pretendió engañar a las autoridades y a la ciudadanía veracruzana, la cual nuevamente le castigo tras el pasado proceso electoral al no avalar su oferta política.
Al tiempo.
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx