Por Ángel Álvaro Peña
La urgente necesidad de fortalecer el consumo interno tiene en El Buen Fin un periodo de aumentar las compras y, así, reactivar la economía, con el propósito de que haya un consumo ordenado y consciente, para que la gente no gaste más de lo que tiene, que compre lo que necesita y a los precios que exige el momento. Sobre todo después de la pandemia, que creó una crisis mundial en la economía.
Para que esto se lleve a cabo lo primero que debe hacerse es dejar de pensar en que en la acción del consumo hay buenos y malos; simplemente hay un compromiso común, para beneficios mutuos. Para ofrecer esta orientación, la Procuraduría Federal del Consumidor debe estar del lado de la razón.
Entre las funciones de la Profeco no está darle la razón siempre al consumidor, ni favorecer intereses particulares de los establecimientos comerciales que violentan la ley al alterar precios. Esos tiempos parece que se quedaron en el pasado, pero habrá que estar atentos.
Porque todavía está en la memoria de los mexicanos aquellas maniobras orquestadas por el entonces secretario de Economía Ildefonso Guajardo, quien sembró en la Profeco a sus paisanos regiomontanos para hacer de esta instancia de justicia la caja chica del priismo, sobre todo en tiempos de campaña.
Durante la gestión de Rogelio Cerda Pérez, la Profeco se volvió el terror de los gasolineros, inspectores de esa procuraduría recibían su moche para seguir vendiendo litros de 800 mililitros.
Todavía está fresca en la memoria de todos la detención de José Guadalupe Aguirre Solís, director nacional de Verificación y Vigilancia de la Profeco, el 31 de julio de 2018, con 275 mil pesos en efectivo, cuya procedencia no supo justificar el responsable de la supervisión de las gasolineras.
Ahora, la búsqueda de la unión entre mexicanos se explica de manera muy sólida en una actividad que ocurre diariamente y debe ser entendida dentro de la legalidad, como es el caso del consumo. El procurador federal del consumidor, Ricardo Sheffield, informa sobre “el rey de las ofertas falsas” a la tienda de departamentos Chedraui, cadena que hizo ofertas falsas. Ejemplificó con alimento para perro, que fue aumentado en 27 por ciento su valor y luego, con el pretexto de El Buen Fin, anunció un descuento del 25 por ciento. Es decir, en realidad estaban aumentando un dos por ciento al precio original.
Sheffield destacó que las quejas han bajado respecto a las presentadas ante la Profeco el año pasado, pues pasaron de mil 56 en 2020 a 472 este 2021. “El año pasado para esta altura del Buen Fin habíamos tenido mil 56 quejas, ahora tenemos acumuladas 472 quejas, han sido menos días de Buen Fin y muchísimo menos quejas”.
El consumo diario se convirtió en una especie de lucha de clases donde había malos y buenos. Lo que había detrás no era otra cosa que intereses económicos. La Profeco empezó a operar el 5 de febrero de 1976, hubo altibajos en sus funciones originales, pero mantenía un orden, su etapa crítica fue durante el sexenio de Peña Nieto, donde se convirtió en una especie de oficina de extorsión. Afortunadamente recuperamos a la Profeco que pensábamos extraviada en la corrupción.
México es un país pionero en la defensa del consumidor, la obligada orientación del consumo tiene cada día más éxito entre la población y esto permite acabar con esa idea de que quienes compran son enemigos de los que venden. PEGA Y CORRE. – Resulta sintomático que Marko Cortés se haya reunido, en Yucatán, con los gobernadores panistas, a excepción de Martín Orozco, de Aguascalientes. Por algo será… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.