La descomposición de Morena en Veracruz. Se pelean todos contra todos

’24/11/2024’
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  • La Secretaría de gobierno del estado donde priva el amor

 

Marco Antonio Aguirre Rodríguez

 

El partido en el poder en Veracruz, Morena, es también un caldero en ebullición, donde sus dirigentes y cuadros día a día están peleando por quedarse con los espacios políticos del otro.

Desde afuera lo que se mira es una pelea encarnizada por el poder político. Desde adentro, ellos la están protagonizando.

Así, desde afuera se observa, como Eric Cisneros, el secretario de gobierno, se pelea con Zenyazen Escobar García, el secretario de Educación de Veracruz.

Ambos quieren ser los influyentes en la política del estado, ambos con la aspiración puesta en el 2024, para ser el candidato de Morena a la gubernatura.

Eric Cisneros se sabe apoyado por Rocío Nahle, la secretaria de Energía, que también quiere ser candidata a la gubernatura de Veracruz, tanto que hasta promovió la “Ley Nahle”, una modificación constitucional para que se de el carácter de veracruzano al padre o madre de hijos veracruzanos.

Para ser candidato a gobernador, es requisito ser veracruzano. Y así es como lo salva Rodío Nahle.

Eric Cisneros no tendría el menor reparo en pasar por encima de Rocío Nahle, si ve la posibilidad de ser el candidato al gobierno del estado. Y si no, pues se conforma con una senaduría.

Por eso es que también difunden versiones de que el gobernador Cuitláhuac García le pidió a Rocío Nahle que ya se lo quite, que le permita poner a un secretario de Gobierno que realmente pueda hacer bien las cosas.

Eric Cisneros tiene conflictos también con el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, al que busca remover y al que a cada momento le echa en cara su incapacidad para generar mayores ingresos para el gobierno del estado.

Lima Franco a la vez está más que enfrentado con Eleazar Guerrero, el primo del gobernador. Lima quiere el manejo de dinero y de posiciones que tiene Eleazar y Eleazar quiere el puesto que tiene Lima.

En cambio Zenyazen está ahora sufriendo porque su principal “aliado”, Juan Javier Gómez Cazarín (el coordinador de la fracción de Morena en la Cámara de diputados local), se creyó eso de que es el gran operador político y se siente con tamaños de ser el candidato al gobierno del estado.

Por cierto, Gómez Cazarín no es militante de Morena.

Gómez Cazarín a través de una de sus empleadas pasó por encima del coordinador de comunicación social del Congreso, Aldo Adrián Valerio, quien fue dejado en el cargo por Zenyazen, y esa empleada promueve en prensa la imagen del diputado.

Gómez Cazarín incluso pretendió quitarle a Eric Cisneros el control del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, mediante una propuesta de ley que manejó la diputada priista Erika Ayala, para poner en la presidencia a una persona cercana a su grupo. Eso es otra muestra de como la pelea es constante.

Paradójicamente, algunos de los que promueven la imagen de Gómez Cazarín, también han difundido la posible salida de Iván Luna, el coordinador de Comunicación Social del gobierno del estado, aún cuando éste es de los funcionarios “más cercanos” al gobernador Cuitláhuac García.

Aunque a lo mejor precisamente por eso le están “moviendo el tapete” a Iván Luna, para ser otros los más cercanos.

En estos jaloneos de poder, el único grupo que va perdiendo presencia –paradójicamente- es el del gobernador Cuitláhuac García, porque pocos le ven fuerza suficiente para trascender.

Una muestra de la incapacidad del grupo del gobernador para mantener a sus integrantes, es la diputada local Ana Miriam Ferraez, quien desea ser candidata a la presidencia municipal de Xalapa, bajo la premisa de que si Hipólito Rodríguez está en el cargo, ¿ella porqué no?.

Ahora Ana Miriam se cambió al bando del delegado federal, Manuel Huerta, aún con todo y las prebendas que Cuitláhuac García les ha dado a los Ferraez.

Otra muestra de intento de cambio de bando fue el diputado federal Ricardo Exome, de Veracruz.

Exome se reunió con Rocío Nahle, para dar la impresión de que lo apoya para ser el candidato de Morena a la presidencia municipal de Veracruz.

Pero lo jalaron para una declaración conjunta de que no hay candidatos.

Ante esto corrientes de Morena en el puerto jarocho criticaron el intento de simular supremacía y plantearon incluso que el candidato a la presidencia municipal de Veracruz puede ser otro, y el primer nombre que pudieron enfrente como contraparte fue Wilber Mota Montoya, que tiene el apoyo de simpatizantes y militantes de Morena en el puerto jarocho.

Una evidencia más de que al interior de Morena los jaloneos por el poder político entre los grupos están muy fuertes, es que 4 integrantes de su Comité Estatal reclamaron que Gonzalo Vicencio Flores, secretario general, no tiene funciones de presidente estatal y que estas recaen en el delegado, Hugo Alberto Martínez Lino (quien tampoco ha sabido crear presencia).

Los firmantes son miembros del comité estatal: David Alemán Ocampo, de Trabajo y Producción; Clementina Yolanda Coyohua Zepahua, de Asuntos Indígenas y Campesinos; Isabel Morales Herrera, de la Diversidad Sexual; y Dimas Roberto López Aquino, de Comunicación Social.

Estos cuatro hicieron antes recorridos por el sur del estado, ofreciendo programas sociales y apoyos, pero les han reclamado el no haber cumplido hasta ahora.

Gonzalo Vicencio llegó al puesto en un punto intermedio entre el gobernador y el delegado federal, pero en el camino perdió el piso y también se sintió todopoderoso y se distanció de ambos, y ahora con el apoyo del gris diputado federal plurinominal Marco Antonio Medina Pérez, quiere ser el próximo presidente estatal de Morena.

Pero también anhelan ese puesto el diputado federal Jaime Humberto Pérez Bernabe (del grupo del delegado federal), y el exjefe de la Oficina del Gobernador, Esteban Ramírez Zepeta, quien camina al lado de Gómez Cazarín.

Precisamente esos acuerdos y cercanía que hoy tiene Gómez Cazarín con Ramírez Zepeta, es uno de los elementos que le hacen sentir que ya no tiene porque estar cerca de Zenyazen y mucho menos plegado a su proyecto político.

Pérez Bernabe, para marcar distancia, se pronunció -junto con diputados afines al delegado federal- a favor de Mario Delgado, el coordinador de diputados de Morena en la cámara federal, para la dirigencia nacional, después de que Yeidckol Polevnki acusó que cuando éste fue secretario de finanzas del comité estatal se adquirieron inmuebles de forma irregular por 25 millones de pesos.

Los conflictos al interior de Morena y los pleitos entre sus grupos son más, muchos más, e incluyen al senador Ricardo Ahued, también mencionado como posible candidato a la gubernatura de Veracruz, y a la exdirigente de este partido en el estado, Gloria Sánchez, aderezados además con la presencia de todos los duartistas que cada vez más abiertamente operan en los círculos de Morena, inclusive con la intención de quitar funcionarios del gobierno de Cuitláhuac García para poner a sus piezas en los cargos.

Estos y otros más son los que se sienten los grandes místicos de Morena en el estado, los que se creen elegidos para seguir gobernando la entidad, los que se piensan eternos en el poder, para servirse de los terrenales, nunca para servir a los simples mortales.

 

LA SECRETARÍA DE GOBIERNO DEL ESTADO DONDE PRIVA EL AMOR

En estos humos de poder que inundan a algunos, hay una Secretaría del gobierno del estado de Veracruz en donde las relaciones se han tejido en torno al amor.

O, más bien, a las relaciones de pareja.

A esa dependencia la conocen también como “Donde los <<F>> abundan”.

Resulta que el titular –dicen- anda con la jefa de una de las unidades administrativas, de la que nada sabía cuando tomó el cargo.

Ahí, en los pasillos, cuentan que hubo un empleado que fue corrido por el “Maestro” (es que así le gusta que lo llamen), del área legal, porque “se atrevió” a llevar a la causante de los suspiros del funcionario, a una fiesta.

Dicen, que en esa fiesta, se sobrepasaron de copas y –murmuran- que después de abandonar el jolgorio tardaron varias horas en llegar a la casa de la jefa de unidad.

El empleado aseguraba desconocer la situación de relaciones, pero de todos modos lo despidieron.

La jefa, en cambio, después de prometer que nunca más ocurriría algo igual, fue perdonada, con la condición de asumir una dieta estricta.

Ese mismo “Maestro” -se rumora- sostiene relaciones amistosas muy estrechas, de esas que incluyen hasta reuniones bipersonales, con una de las empleadas de su área, cuyo nombre empieza con “A” de Ar… (así nada más). Del maestro también cuentan que tiene un pariente indirecto, de origen extranjero, a quien protege.

Pero a los empleados de la dependencia eso no les preocupa tanto, si no que lo que más les molesta es que constantemente comente atropellos en contra del personal.

Del mismo maestro también mencionan que está en contubernio con una funcionaria que tiene a su cargo el manejo de personal, y que juntos buscan empleados de la dependencia que tengan base laboral, a los que puedan despedir (por cualquier causa), para acomodar a “su” gente en esas posiciones.

De esa misma jefa, está la referencia de que tuvo a su esposo en la nomina, pero cuando se divulgó esto, ella misma lo dio de baja, antes de que tuviesen problemas los dos. Claro, dicen los empleados de esa dependencia, primero buscaron donde pondría “acomodarse”. Su amistad con el Maestro y los nexos de sus actividades conjuntas, hicieron que éste no iniciase el procedimiento que debía realizar por la ocupación indebida del puesto de trabajo.

Ahí mismo aseguran que un secretario sostiene relaciones con una funcionaria que realiza labores en un área que no existe en la estructura, pero en la que la nombraron enlace por recomendación de su padres, que son muy amigos del titular. Con ese puesto llega incluso a las reuniones y por el mismo tiene un sobresueldo bastante llamativo.

De otro secretario, éste muy cercano al titular, se rumora que le tira a todo lo que se mueve y se deja. Vaya, dicen que le encantan las reuniones sociales múltiples, a las que ha asistido aún en estos tiempos de guardar y de Covid-19.

Pero todos son decires de pasillo, de una dependencia donde los empleados se sienten a disgusto porque hay favoritismos y nepotismo, además de sobresueldos y otras prebendas, de esas que se supone que ya no deberían de existir.