Cuando en febrero del 2020 se hizo público el escandaloso acoso sexual de Luis Iván Juárez Segovia sobre sus colaboradoras –incluida una embarazada- se pensaba que la sola denuncia pública iba a contener a este acomplejado.
No sucedió así.
El recién nombrado en ese entonces Director de la Casa de Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia, siguió en sus andanzas de persecución sexual, amenazas y ofensas de género contra quienes se resistían a grado tal que el descontento se ha convertido en un verdadero escándalo.
Este joven galán, así se cree, que carece de título que lo acredite como abogado y ha resultado un inepto de la ciencia jurídica y el derecho, y quien por cierto nunca había pisado tierra veracruzana, hoy tiene en franco terror a las féminas.
Una denuncia pública en nuestro poder, da cuenta de la escalada de ofensas y agresiones sexuales de parte de este protegido por la directora de las Casas de Cultura Jurídica de la SCJN en todo el país, Alejandra Soto Alfonso con quien trae tratos.
“Es la alcahueta de este misógino”, sostiene una carta abierta firmada por decenas de mujeres que laboran en las oficina de Xalapa y el puerto de Veracruz.
El sujeto doble cara desde su llegada a la capital veracruzana, se presenta ante las autoridades del gobierno del estado como experto en temas jurídicos y de jurisprudencia.
La realidad, sin embargo, es que solo es maquillaje, un aparente conocimiento –ante los chairos cualquier pendejo es un especialista- salpicado de buen trato y cordialidad.
Eso sí, se presenta a trabajar enfundado en la camiseta de la selección nacional y con tenis, vestimenta típica del momento político que se vive con la 4T.
Iván es el clásico lamebotas ante sus superiores y el déspota ante los subalternos. Es quien quedó deslumbrado por una empleada que le arrebató el corazón desde el primer día de su llegada a la oficina en que quedó anonadado con su “belleza rubia” y no ha parado en atenciones y trato preferencial.
No permite que la dama se ocupe en otra cosa que no sea “adornar la oficina con su presencia”.
En la otra cara, sin embargo, todo es pretexto para ofender el entorno del resto de las empleadas y empleados a quienes en franco abuso de poder les carga tareas excesivas.
Igualito a lo que se observa en el Registro Civil de Xalapa, o en la Secretaría de Gobierno con el harem del Bola #8; tampoco es la excepción de la Sedema con el grupo lésbico.
En la Casa de Cultura Jurídica, sin embargo, la novatez y el enamoramiento del acosador, da lugar a excesos en contra de quienes no atienden sus favores al “no respetarles el semáforo sanitario, hacerlas trabajar sábados y domingos y hasta altas horas de la noche”.
“En los últimos días la Unidad encargada de sancionar este tipo de actos de la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación, emitió una restricción en contra de este personaje para que no se le acerque al personal que de manera repetida acosa”.
Sin embargo, el desquite viene de otra forma con sobrecargas de trabajo y malas palabras y trato.
El asunto se ha vuelto tan escandaloso que ya llegó a los oídos del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar, quien ha mostrado su extrañeza y desaprobación de que espacios tan dignos, promotores de la cultura jurídica y defensores de los derechos humanos se vean desacreditados.
El asunto, sin embargo, no ha ido más allá de una admonición.
Por ello el personal de la Casa de Cultura Jurídica de la SCJN, emitió un reclamo acompañado de pruebas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para que emita una recomendación que pare a este don Juan.
Pero a Luis Iván Juárez Segovia eso le vale madre.
Sigue dándole vuelo a la hilacha en sus persecuciones contra las féminas y el abuso laborar contra la disidencia que no acepta sus “encantos”, sin atender la tan relevante responsabilidad de procurar el enriquecimiento del acervo cultural de la Suprema Corte o alentar el intercambio del saber jurídico con los exponentes jurídicos de Veracruz.
A él lo que le importa es el contoneo y las masturbaciones mentales que todo el día lo tienen entretenido.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo