*Gertz Manero: vocero de Lozoya contra Peña
*Calderón-Peña a juicio igual que Echeverría
¿PUEDE TENER credibilidad la denuncia de un presunto delincuente que por salvarse y salvar a su familia -a la que de paso involucró en negocios turbios que la mantiene al borde de la cárcel-, ahora embarra a quienes le ordenan, como parte de una estrategia electorera rumbo al 2021 y 2024? Porque eso, más allá de la corrupción ejercida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, está haciendo Lozoya Austin: el papel del Iscariote –guardadas las dimensiones ya que este traicionó a Jesús cuando se percató que no era el Salvador que enarbolaría la espada y encabezaría al ejército judío contra los romanos-. Pero en el caso del ex director de Petróleos Mexicanos es para evitar pisar la cárcel, lo mismo que su madre, hermana y esposa a las que metió en los sucios negocios de Odebrecht y sus derivaciones como la adquisición de mansiones, empresas y otros lujos, situación que pone al ex Presidente Enrique Peña Nieto en el banquillo de los acusados, convirtiéndose en el segundo ex Presidente que podría tener un proceso, arraigo domiciliario o, incluso, la cárcel junto con sus principales colaboradores, incluidos el ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el ex de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aunque este último por otros temas igualmente espinosos que, por lo pronto, ya involucran a 19 ex colaboradores a los que se acusa de delincuencia organizada, peculado y lavado de dinero.
Y ES que si la Fiscalía General de la República (FGR) judicializa el caso que señala a Enrique Peña Nieto como involucrado en cuestiones de financiamiento ilícito a su campaña electoral y de haber ordenado durante su mandato la entrega de sobornos a legisladores para que aprobaran las llamadas reformas estructurales, como seguramente ocurrirá ya que López Obrador sugirió esta mañana que los dos exmandatarios del país que le precedieron deben declarar ante un juez por la denuncia lanzada por el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, sobre supuestos sobornos (Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa), entonces estos, junto con Luis Echeverría Álvarez se convertirían en el segundo y tercer ex Presidente de México en ser llevados a juicio. Y es que como bien se recuerda, en Noviembre de 2006, un juez libró una orden de aprehensión en contra del ex mandatario nacional, Luis Echevarría Álvarez quien gobernó el país de 1970 a 1976, esto después de 38 años de ocurrida la matanza del 2 de Octubre de 1968 como probable responsable del delito de genocidio. Aquella resolución del magistrado Ricardo Paredes Calderón revocó el auto de libertad que el 8 de Julio de aquel año le había concedido el juez federal Ranulfo Castillo, quien consideró entonces que el delito de genocidio había prescrito el 10 de Noviembre de 2005. El magistrado Paredes, titular del segundo tribunal unitario penal, consideró, sin embargo, que Echeverría, cuando se desempeñó como secretario de Gobernación, en forma conjunta con otras instituciones perpetró una conducta que trajo como consecuencia los hechos de 1968, pues por medio de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) se constituyó un grupo armado, denominado Batallón Olimpia. El juzgador puntualizó que Echeverría ordenó que los miembros de ese batallón se presentaran en el mitin del 2 de octubre de 1968, y en forma coordinada con otras fuerzas armadas iniciaran el fuego cruzado, entre ellos y los elementos del Ejército, y con otros contingentes con la intención de aprovecharlo para disparar contra los estudiantes y la multitud congregada, perpetrando delitos contra la vida de un número considerable de personas, y con el propósito de destruir totalmente al grupo nacional identificado como ‘movimiento estudiantil’ del 68.
AHORA, EN este confuso 2020 que antecede al proceso electoral de 2021, con una pandemia que por negligencia e inoperancia ha segado la vida –hasta el momento- de más de 53 mil personas (a las que ahora se les rinde un ridículo y hasta ofensivo homenaje), y cuando el desempleo hace presa de millones de mexicanos ante la negativa presidencial de apoyar al sector privado para evitar los cierres y la consecuente desocupación; cuando los médicos se quejan de falta de insumo y se carece de vacunas para inmunizar a niños, y México pareciera encaminarse hacia lo que se conoce como Estado Fallido porque la Cuarta Transformación ha hecho de la mentira una forma de Gobierno, surge el caso de un Emilio Lozoya Austin dispuesto a empinar hasta a su madre con tal de salvarse, y eso está siendo aprovechado por AMLO para “desenmascarar” a presuntos corruptos no tanto para juzgarlos y llevarlos a prisión sino para seguir manipulando al pueblo bueno e insistirle una y otra vez: ¿por esos piensan votar? Se trata sin duda de una acción premeditada que le cayó a López Obrador como “anillo al dedo”, luego de que por terquedad prefirió seguir construyendo una inútil refinería en Dos Bocas, Tabasco, un improductivo Tren Maya, un aeropuerto en Santa Lucía que ha engendrado más conflictos que beneplácito, recursos que debió invertir en hospitales y medicinas y, tal vez, evitar tantísimos muertos a los que ahora, en una burda burla rinde distinciones como para ablandar a un pueblo de México molesto por falta de atención clínica a los suyos, además de padres de hijos con cáncer que no encuentran medicamentos, cuando lo que debería hacer es apoyar a los miles de huérfanos víctimas de la indolencia.
CON LOZOYA el Presidente buscará ganar perversamente la elección del 2021 y hasta la de 2024, ya que los meses por venir serán solo un escándalo mediático las denuncias de Lozoya Austin contra el ex Presidente Enrique Peña Nieto y otros miembros de ese gabinete, y si las cosas fracasan, en la segunda mitad del sexenio los acusados podrían ir a prisión incluido Felipe Calderón Hinojosa, en un escándalo de magnitudes con el que buscará treparse al reconocimiento internacional o acaso de Latinoamérica en aras de buscar otra posición de liderazgo. AMLO sabe que ya de entrada su Cuarta Transformación es un fracaso, porque las transformaciones no se anuncian sino que son reconocidas en el tiempo por los gobernados y él, de entrada, buscó colgarse como el sucesor de Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas.
ES INDISCUTIBLE que si Peña Nieto y Calderón Hinojosa incurrieron en ilícitos que se les lleve a juicio, se les procese y encarcele si es el caso junto con sus cómplices, lo que no se vale es que hasta el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero salga a dar una conferencia de prensa –cuando jamás lo hace- para informar de la denuncia interpuesta por Emilio Lozoya Austin contra Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, lo que les obliga a comparecer ante la autoridad, convirtiendo de paso al Fiscal en vocero de un presunto delincuente. Así de simple. OPINA [email protected]