Hipólito deja en quiebra a Xalapa; turbiedades y millonarios desvíos

¡CMAS, es sólo la punta de iceberg!

Hipólito Rodríguez Herrero, xochimilca de cepa, nunca supo para que servía el poder salvo para hacer negocios.

El hoy alcalde saliente de Xalapa, quien llega en el 2017 en un rebote político, lo único que aprendió fue a dilapidar -y en parte devolver- los casi 5 mil millones de pesos que ejerció en su mandato que, bendito Dios, llega a su fin el último día de este año.

Todo en medio de un tufo de sospecha por negocios oscuros y millonarios desvíos.

El organismo del agua, CMAS, dejó de ser la caja chica del gobierno municipal para convertirse en la caja grande, la del dinero no sujeto a comprobación y erigirse en la depositaria de la corrupción.

Se erigió en la oficina del “Año de Hidalgo”.

Hipólito, el atarantado del pueblo, pasará a la historia como el alcalde gris, anodino y valemadrista; el que permitió que se plagara el ayuntamiento con cientos de chairos con jugosos salarios por no hacer nada, es más ni siquiera escritorio tienen, se la pasan deambulando para cumplir con el horario.

El famoso y ya legendario edil, el de la ropa chueca, el apestoso, el de los churritos -tal como se le identificó en su desastroso mandato- jamás se pudo identificar con la ciudadanía.

De cuando en vez se le veía recorrer las calles o mercados públicos, librerías o cafetines sin que nadie reparara en él.

A veces se le vio recargado en un poste a las afueras de su oficina y como si fuera transparente, nadie lo veía.

Menos sus acciones.

Siempre opacado por los gobernadores Yunes Linares y Cuitláhuac García que a cada lance o acto pública hacían público su desprecio, Hipólito se acostumbró a ser nada.

En su primer año de gestión terminó devolviendo recursos millonarios a la federación por subejercicio y cuando le exigían pavimentación o reparación de calles se defendía diciendo que no él no había hecho los baches.

Por ello y su pésima administración ha sido considerado entre los 10 peores alcaldes en el país de acuerdo con el segundo ranking de desempeño de alcaldes en México, realizado por la encuestadora “C&E Campaingns & Elections Mexico”, entre las 32 capitales del país y las 22 ciudades más pobladas.

Ese es el saldo que recogemos quienes vivimos en Xalapa, la de los baches, la de la falta de agua, la de las inundaciones, la de la basura, Covid-19 y dengue, caos vehicular y tiro por viaje, marchas manifestaciones y desorden vehicular que terminaron por desquiciar al comercio.

Y ni cómo olvidar ese julio del año pasado cuando anunció que se licitarían las obras para la ampliación del relleno sanitario de El Tronconal, el espacio que criticó, anatemizó y por el cual inició un litigio con la empresa administradora, acusando de corrupción al gobierno municipal pasado.

Terminaría utilizando El Tronconal.

Lo haría luego de salir a buscar opciones incluso fuera de Xalapa, Emiliano Zapata, Veracruz, Villa Aldama, etcétera.

Regresaría a El Tronconal a depositar los residuos gastando un dineral por la cancelación del contrato con la empresa concesionaria; detendría 180 millones de pesos, ya entregados por Banobras para el biodigestor más moderno de América Latina y generaría un gran conflicto con los trabajadores de Limpia Pública quienes lo señalan de omiso.

Y es que la compra, con dinero de los xalapeños, de terrenos para ampliar el relleno sanitario, despertó sospechas ya que autorizó trabajos de una ampliación que no verá en su administración.

Se la dejará de herencia y pago a Ricardo Ahued.

Se acerca, sin embargo, el día del juicio final para Hipólito. En la revisión de cuentas, alguien que si sabe contar, seguramente habrá de preguntarle dónde o en qué se utilizaron los 330 millones de pesos que dejó en caja Américo Zúñiga en las cuentas bancarias de la Tesorería municipal.

¿Que se hicieron los 38 millones 031 mil 612 pesos con 40 centavos de la Comisión Municipal de Agua Potable y Saneamiento?

¿Qué pasó con los 180 millones de pesos del Fondo Municipal para el medio Ambiente, para la construcción del Biodigestor?

Y lo más grave:

¿Cómo está o cómo estuvo el asunto de los desvíos millonarios para la presunta compra del voto el pasado 6 de junio?

Ricardo Ahued, comentan sus allegados, no otorgará concesiones en la revisión de cuentas; no será cómplice de presuntos desvíos o chanchullos que en el camino quedaron escondidos.

Y es que no solo su futuro está en juego, es el futuro de Xalapa lo que le importa.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo