¡Llega con espejitos y un costal de promesas, pero Veracruz hace mucho fue inventado!
Heredero de una tradicional lucha libertaria, nuestra tierra carga con buena parte del peso de la historia; liberal por naturaleza y de esencia independentista, vive ahora momentos de transición debido a que una turba de truhanes se colaron abrazados a la bandera de la democracia avalada por el populismo.
Y ahí, tardío, se cuela Sergio Gutiérrez Luna quien, y como dice Mussio, llega a Veracruz a armar circo, atraer a la prensa y contar cuentos.
Quiere ser gobernador, pobre.
Con un cuestionado pasado panista en Sonora se autodestapa para la nada; agita las aguas de Nahle, Ahued, Cuitláhuac, Cisneros y Manuel Huerta y hace promesas de traer a Veracruz un presupuesto de 120 mil millones de pesos ignorando que anualmente el gobierno dispone de mas de 128 mil millones.
¿Qué más?
Va al sur en la víspera presidencial a prometer inversiones y una paz social que no están a su alcance y a trabajar por Veracruz desde la Cámara de Diputados federal cuando su lucha es muy pequeña y los verdaderos amores del Peje están por otro lado.
Pero ahí está Gutiérrez, desde Minatitlán, al más viejo estilo priista, prometiendo que buscará que la CONAGUA reclasifique zonas de Veracruz para que haya un pago justo de las tarifas de electricidad a sabiendas de que la propia Nahle impedirá tal acción.
Luego, en recorrido relámpago, llega a la conquista de Xalapa para reunirse con cierta prensa que no representa nada, la misma que desde el fin del Duartismo solo le hace al cuento a cambio de que les pagues el desayuno y a veces se conforma con solo un café y galletas.
Viene a la capital con la pompa de gran señor a decir que no será el candidato a gobernador ya que “Rocío Nahle es una mujer que sin duda puede ser gobernadora, incluso presidenta de la República”.
¿Entonces?
Placearse es parte de un protocolo de la política cuando aspiras a algo, no a la nada. Venir a prometer -cosas inalcanzables o verdades a medias- es parte de una estrategia, pero no a decir lo que todo mundo sabe de esta zacatecana poco querida en Veracruz.
En fin, el engañabobos de Sergio Gutiérrez viene a Veracruz a alebrestar la gallera corriendo asimismo el maquillaje de quién en realidad es este individuo cómplice de un gobernador, el sonorense Guillermo Padrés, que terminó en la cárcel.
Gutiérrez, el “Gutierritos” del sur, pertenece a la tribu de Marcelo Ebrard, un viejo ex priista exalumno de Manuel Camacho Solís que se mete en el ánimo de otro ex priista, Andrés Manuel López Obrador y se van de la mano desde 1997.
Gutiérrez, como bien afirma el documentado columnista Mussio Cárdenas Arellano “Pacta con la derecha y con la izquierda, con los rescoldos del foxismo y con la pléyade del obradorismo, con el priismo y hasta con la mafia caciquil petrolera”.
Pacta con Horacio Duarte, del que fue diputado suplente; con el senador Higinio Martínez y con Delfina Gómez, hoy secretaria de Educación federal, acusada por el Instituto Nacional Electoral de aplicar moches al salario del personal siendo alcaldesa de Texcoco y desviarlos hacia Morena.
Gutiérrez viene de las cloacas de la rancia política.
Conocidas sus alianzas, vía su socio, el consejero electoral del INE, José Roberto Ruiz Saldaña, con los tristemente célebres villanos de la Línea 12 del Metro, Ebrard y Delgado, cuya tragedia se mide con la sangre de los 27 muertos.
“Pacta con los Wade, la runfla que regentea desde hace 20 años la Sección 10 del sindicato petrolero, protegidos por Carlos Romero Deschamps, que desde su jubilación mantiene intocable su reino. O sea, “Gutierritos” se alía con Jorge y Saúl Wade, con las Reynas León, que aún desde su condición de priistas, le vienen dando votos a Morena elección tras elección”.
Ese es pues el tristemente célebre Gutiérrez, quien llega a la hora del recreo a robarle la torta a Nahle y demás morenos aspirantes.
El mismo que busca opacar a la alianza partidista opositora que trabaja desde la ciudad de México en la construcción de un candidato no corrupto que verdaderamente represente a los veracruzanos y no un payaso de feria que llega a la diputación federal sin hacer campaña.
Es un plurinominal que en la tómbola se sacó la lotería y en cuyo anverso alguien le dijo que era un boleto válido para ser diputado y luego gobernador.
Puro sueño de opio.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo