¡Faltan 28 días!

“¡#Ni un voto a Morena!”, la consigna que recorre la espina dorsal de la República

El tic-tac de la hora se cero se acerca.

Si en Palacio Nacional se respira miedo, en Palacio de Gobierno de Veracruz la histeria se traduce en violencia política.

Mientras en las filas morenas hay desánimo.

Eso de ir a huevo a las marchas, mítines y manifestaciones que hace ver a los burócratas como apestados ante la ciudadanía. Esa vergüenza que les provoca portar la playera de Morena y esa mofa que duele.

El no querer perder el empleo y sacrificar la dignidad -aunque una parte está cierta que el día de la elección al amparo del voto secreto votaran en contra de la 4T-, y el rogar a Dios que esto ya se acabe, son los escenarios cotidianos de las jornadas electorales de Morena.

Ya mismo por toda la geografía nacional corre un sentimiento antimorenista.

Un abierto repudio hacia Andrés Manuel López Obrador y, regresando al solar, un desprecio total por Cuitláhuac García Jiménez, quien nunca ha sabido estar a la altura del orgullo veracruzano.

Por respuesta, los hombres de poder recrudecen la ira y la represión. Las últimas cifras de agresiones y muerte son de espanto.

De acuerdo a la consultora “Integralia”, de septiembre a abril de este año, se han contabilizado 210 víctimas de violencia política en el país, de las cuales 143 fueron mortales.

“26 asesinatos han sido a candidatos a cargos de elección popular y la mayoría de las víctimas son del estado de Oaxaca, 19; Veracruz, 18; Baja California, 13; Guanajuato, 12 y Jalisco, 9”.

Del total de víctimas, el 84% son hombres y, según la consultora, estas cifras se han presentado en 169 incidentes que se han contabilizado de manera creciente en el país “lo cual prevé que la cifra vaya en aumento los siguientes días, sobre todo en lo que va de mayo y los primeros días de junio”.

Este mismo fin de semana la opinión pública observaba el caso del perredista veracruzano, Gregorio Gómez, candidato a la alcaldía de Tihuatlán, quien fue vinculado a proceso por “Ultraje a la autoridad”, el mismo delito que le imputaron a otro perredista, Rogelio Franco, por desgarrarle la camisa a un policía ministerial.

¡Un año de cárcel para cada uno!

Y acaso las cifras digan mucho o solo sean datos fríos, una estadística más, que con el paso de los días se olvide, pero no lo hecho por el gobierno.

No por lo que ha sucedido, ni cómo nos han pegados los dos años seis meses de López Obrador y, en nuestro caso, con el “Juanito” veracruzano Cuitláhuac García.

Han sido tantas las ofensas, tan repetidos los agravios, tan abusivas sus acciones -el retiro del Seguro Popular, la medicinas para los niños con cáncer, el cierre de las estancias infantiles, el dinero del pueblo para los chairos, la rifa no rifa del avión, lo del agresor sexual Félix Salgado, la corrupción, nepotismo e impunidad… y otros etcétera más- que el pueblo para el próximo 6 de junio no se la perdonará.

Estamos a 28 días de una histórica jornada electoral en donde el pueblo ya decidió.

Basta abordar un taxi, ir a un cafetín cualquiera, visitar un mercado, charlar con el vecino o preguntarle a las madres de familia o cualquier trabajador o burócrata por quien inclinará su voto para escuchar de manera contundente “¡Por cualquiera, menos por Morena!”.

De hecho, los de Morena ya se hicieron a un lado, salvo los que son obligados a asistir a ver a personajes nefastos e impresentables como Ana Miriam Ferraez o Rosalinda Galindo, la “Reina del Nepotismo”, que buscan repetir como diputadas de Morena.

Por ello las repetidas escenas de gente de gobierno que huyen de los fotógrafos, que se cubren el rostro con tapabocas y gorras y que no quieren que se les identifique.

Por ello se observan las multitudes tan desangeladas, tan llenas de flojera, sin ánimo; con sus vítores aguados y consignas sin convencimiento, solo atole por sus venas.

Está por llegar el tiempo del desquite en donde toca a las urnas la palabra.

Tiempo al tiempo. 

 

*Premio Nacional de Periodismo