En la encrucijada

Aperitivo 1: “Los partidos disfrutarán del mayor presupuesto de su historia, los siete institutos políticos nacionales se repartirán una bolsa de 10 mil millones de pesos, lo que significa 4 mil millones de pesos más que este 2023, una cifra que no podrá ser tocada por la Cámara de Diputados y será entregada intacta a los partidos…? (En “Será’” de 24-horas.com.mx, 21/08/23). ¿Cuál sufrir?

Aperitivo 1: “Mientras la guerra y las divisiones siembran resentimiento y miedo en los corazones, y el que es diferente a mí a menudo es percibido como un rival, la comunicación global y omnipresente hace que esta actitud generalizada se convierta en una mentalidad, que las diferencias aparezcan como síntomas de enemistad y se produzca una especie de epidemia de hostilidad”. (Papa Francisco). La necedad necia de no escuchar.

 

No sé en qué momento perdimos la cordura y dimos paso a la estúpida locura, porque hay de locuras a locuras; perdimos la brújula y ya no sabemos ni dónde estamos ni pa’ dónde jalamos. Los caminos, si los hay, no los vemos, estamos ciegos, ¿verdad, Saramago? Nos dejamos manejar como títeres y quienes manipulan, maliciosa y cruelmente, los hilos invisibles de la sociedad sin control, se carcajean de nosotros.

Entonces la violencia, así sin adjetivos, se adueña de nuestro diario andar. Parece que nos fascina la sangre y el dolor ajeno, cual espectáculo mil veces mejor que las películas en la dimensión que gusten. La realidad rojo sangre es una delicia. ¿Dónde la paz? Vaya usted a saber.

La vida es un carnaval, y cada quien habla de la vida como le va en la feria. Jodidos los vecinos. ¿Saben qué hace un asesino para entretenerse? Matar el tiempo. Supongo que han visto el anuncio: “Psicópata asesino en serie busca chica agradable para relación corta”. Optamos por hacernos el loco y el payaso. Viéndole bien, dijo el tuerto, todo ser humano es un payaso, pero solo unos pocos tienen el coraje de demostrarlo, ¿o no, mi querido Charlie Rivel?

El chiste dice así:

-A ver, cuénteme su versión de los hechos -dice el juez.

             -Verá, estaba yo en la cocina con el cuchillo de cortar jamón. En eso que entra mi mujer, tropieza, cae sobre el cuchillo y se lo clava en el pecho.

             -Ya… – dice el juez -, prosiga…

             -Pues así, hasta siete veces.

 

¡Qué mundo! ¿No les ha pasado a ustedes o a sus seres queridos toparse con la violencia? Espero no les llegue su turno. ¿Qué es lo que nos está pasando? Interesa saberlo y solucionarlo, si no, ¿cómo salir de la encrucijada? Y el tiempo no se detiene…

 

Los días y los temas

 

Mi adorable Irene Vallejo, en su artículo “Frágil democracia”, escribió que “la democracia es un sistema frágil ya desde su invención en la antigua Atenas. No hay sistema político más expuesto a la crítica permanente, los vaivenes de la discusión y la erosión del descontento”.

Luego cita a Tucídides: “El que sabe y no lo explica con claridad es igual que si no lo hubiera pensado; el que tiene ambas cosas pero no ama la ciudad, no mira por el bien de la comunidad; y si se doblega al dinero, todo se pierde por esa sola razón”.

Y comenta: “Estas palabras suponen un gran cambio de mentalidad: el gobernante ya no se define por su poderío guerrero o sus derechos divinos, sino por el servicio que prestará a los ciudadanos en su conjunto y por su fortaleza frente a la tentación del cohecho. Es esencial no plegarse al poder de la riqueza, porque la libertad de todos depende de los límites del dinero.”

Poderoso caballero es don Dinero, escribió Quevedo. Claro que con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente, ¿o no, Upton Sinclair?

Groucho Marx comenta que “¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!” Y no sé qué cara poner al leer a Francis Scott Fitzgerald: “Los ricos tienen más dinero, y los pobres, más niños”.

En el cuento “Septiembre todo el año”, de Edgar Keret, leo:

“-Ha sido la mierda del dinero –le dijo a Muki-, ha sido la mierda del apestoso dinero lo que nos ha fastidiado el mundo.”

Hasta para morir hay que tener dinero. Y si no, igual te lleva la chingada.

 

De cinismo y anexas

 

Ambrose Bierce, en el Diccionario del Diablo, define la palabra “Aplauso” como “El eco de una tontería. Monedas con que el populacho recompensa a quienes lo hacen reír y lo devoran.” Entiendes Méndez o te explico Federico…

Hasta la próxima.