La próxima competencia electoral del 6 de junio se presenta como una guerra entre bandos, entre el pasado y el futuro, pero con todos los partidos divididos.
Lo contradictorio de este tipo de división es que en tres partidos que conforman la alianza han renunciado cuadros importantes.
En el PRI, las renuncias no terminan y empezaron desde el año pasado cuando la propuesta de la alianza electoral se conformara con el liderazgo de Claudio X. González; sin embargo, ahora ya no son deserciones personales sino de grupos, al ver cómo el líder nacional de este partido se autonombró el primero en la lista de diputaciones plurinominales, sin consultar a nadie y con el autoritarismo que le confiere su cargo.
Pero eso no es todo, el exgobernador de Campeche colocó a su sobrino, Christian Castro Bello, como precandidato único para la candidatura del tricolor para la gubernatura de ese estado, en un gesto de prepotencia y nepotismo que pareciera sigue identificando al nuevo PRI que se anunció hace unas semanas.
La diputada Mariana Fernández renunció al PRI a finales de enero, luego de 18 años de militancia.
En el PAN han renunciado cuadros verdaderamente importantes, a finales de enero el exgobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, renunció a su militancia en ese partido para ir de candidato por la presidencia municipal de Aguascalientes capital por el partido de Pedro Haces, Fuerza por México.
Ya en febrero, el día 3, también en el PAN Ranulfo Martínez renunció a ese partido, luego de 21 años de militancia.
Días después, el exdirigente estatal del PAN, José Luis Durán Reveles, renunció a su militancia de 36 años, debido a que rechaza la coalición “Va por el Estado de México” entre el PAN-PRI-PRD, y cuestionó que los “autoritarios, antidemocráticos, y corruptos de antes”, ahora sean los aliados de Acción Nacional.
En Nuevo León, el exdirigente panista y exalcalde de Monterrey, Felipe de Jesús Cantú Rodríguez, puso fin a una militancia de más de 30 años al PAN, luego de presentar su renuncia a este instituto político.
También en el PRD hay renuncias, el excandidato a la gubernatura de Tabasco, Gerardo Gaudiano Rovirosa, nieto del exgobernador priista Leandro Rovirosa Wade, renunció a ese partido tras 21 años de militancia. Lo mismo hicieron la secretaria general del Comité Directivo Estatal, Violeta Caballero Potenciano, y la exalcaldesa sustituta del municipio de Centro, Casilda Ruiz Agustín, exsecretaria general del PRD en Tabasco.
Por otro lado, el alcalde de Venustiano Carranza en la CDMX, Julio César Moreno, último alcalde del PRD, anunció su salida de ese partido para incorporarse a las filas de Morena, luego de 25 años de militancia en su partido. Junto con él renunciaron a ese partido un grupo de militantes de esa circunscripción quienes coincidieron en que el PRD se había borrado solo del mapa político de la capital del país.
En Morena también hay división, aunque todavía no hay renuncias hay una intensa inconformidad con las designaciones a las gubernaturas, sobre todo en Guerrero, donde se seleccionó a Félix Salgado Macedonio; hay quienes no lo quieren como gobernador y tomaron la sede de Morena, es decir, lo que fue la casa de transición del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la colonia Roma. Ahora ese recinto está ocupado por inconformes que usan la casa como su casa. Ahí podemos ver ropa tendida en las oficinas, anafres en donde hubo computadoras, colchonetas donde se archivaban documentos, y hasta celebran fiestas de cumpleaños de los ocupantes en esas instalaciones.
Morena está dividida a grado tal que, en estados como Colima, San Luis Potosí, Sinaloa y Guerrero, algunos grupos de militantes anunciaron que votarían por candidatos de otros partidos para que no ganen sus correligionarios.
La falta de unidad en los partidos, incluyendo a los que están en coalición electoral, hará del mapa político una amalgama de venganzas y votos de castigo que representará a una parte de la división interna de cada una de las agrupaciones en competencia electoral.
En los lugares donde las elecciones son reñidas estos rencores internos y revanchas pueden dar resultados sorpresivos.
El común denominador en las divisiones de estos partidos, únicos de tomar en cuenta como tales, es el rechazo a sus líderes. El PRI con su nepotismo habitual. El PAN, sin dirigente real desde hace casi año y medio, se desvanece más que cualquier otro partido. El PRD, con sus líderes nuevos y viejos en una lucha interna por la renovación, tiene también fisuras.
Morena, como partido en el poder, tiene en el liderazgo de Mario Delgado un pronóstico poco positivo. Porque desde su llegada a la presidencia del CEN ha habido una división grande, ni siquiera durante la gestión transitoria de Alfonso Ramírez Cuéllar hubo tal descontento, a pesar de sus disparates e incongruencias.
El resto de los partidos si acaso tendrán un par de victorias pírricas, MC con sus candidatos icónicos que aprovechan el pasado del apellido Colosio, y el Partido Verde amparado, como siempre, en las alianzas para sobrevivir.
Las elecciones de junio podrán ser el objetivo de la venganza, voto de castigo y el rencor entre militantes y partidos. PEGA Y CORRE. – Los intelectuales del pasado aparecen como los incultos del presente, a juzgar por las declaraciones del escritor Héctor Aguilar Camín, consentido desde el salinato de las administraciones federales. El escritor ahora afirma que la vacuna rusa sólo funciona para los rusos. Como si hubiera sangre químicamente pura, genes depurados, raza superior… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.