El raticida de Cuitláhuac

Cuitláhuac es un convencido de que, si miente en la misma proporción que lo hace López Obrador, hablando incluso con el mismo modito -entre jarocho y tabasqueño- seguirá siendo, el más “bendito” y los veracruzanos los más suertudos “por tener un gobernante como él”.

¿Y los feminicidios? ¿Y las pillerías de su gobierno? ¿Y el nepotismo? ¿Y la persistente violación a los derechos humanos?

El caso del feminicidio de María José en Perote, de nuevo ha puesto al descubierto la ignorancia enciclopédica de quien tiene la responsabilidad de gobernar a una entidad de más de 8 millones de veracruzanos.

Ya mismo para el gobernador, la muerte de “Mary” a manos de su esposo Manuel Juárez, no es feminicidio, es solo la versión de la prensa opositora -la que no lo quiere-.

 La neta, según él, es que en el caso de María José, no hubo crimen de odio, ni madriza de marido previa a ser obligada a ingerir raticida que le provocó la muerte.

Para Cuitláhuac García “El cuerpo de María José (tampoco) no presentaba signos de golpes o violencia”, ni da crédito a que la joven mujer podría haber sido asesinada por su esposo dejando a cuatro niños en orfandad.

Descalifica además a los vecinos de la sacrificada que dieron fe ante las autoridades de que Mary, como la conocían, “vivía en un ambiente de maltrato y violencia física de tiempo atrás”.

Que Mary, de 31 años, según el reporte policiaco, vivía con su esposo Manuel Juárez en la colonia El Sabinal, donde su cadáver fue encontrado por los mismos vecinos, quienes escucharon gritos en la vivienda y tras solicitar el apoyo de la policía cuando llegaron los de la comandancia María José ya había muerto”.

Ahí está el testimonio, basta revisarlo.

Desconfiemos, sin embargo, en la versión de los familiares y vecinos ya ve usted que a veces son unos chismosos y solo inventan y solo confiemos en los dichos de la autoridad.

De acuerdo con la descripción de los peritos, médicos legistas, “la mujer presentaba huellas de múltiples golpes en el cuerpo y presuntamente había ingerido sustancias nocivas” mismas que hoy se sabe por el propio gobernador, que fue raticida.

¿Entonces gobernador fue o no madreada?

 Asimismo, en el reporte policiaco se da cuenta que “los médicos legistas ignoran si la agraviada tomó las sustancias (el raticida) por voluntad propia o fue obligada a ingerirla”.

Para Cuitláhuac ella ingirió el raticida.

¿También le enteraron al gobernador que el marido, Manuel Juárez, escapó y ya es buscado por las autoridades? 

Y es que no se entiende por qué escaparía si tuvo nada que ver con la golpiza ni con el raticida.

¿Acaso estaba enterado el mandatario que el reporte policiaco señala que “al entrevistarse los elementos con los vecinos, refirieron que una semana antes Mary había sido hospitalizada por una paliza que le había propinado su esposo Manuel Juárez?

Si lo supo ¿por qué declara entonces, que el cadáver no presentaba huellas de violencia, las de la semana pasada y las del momento de la muerte?

¿Ignoraba además que el caso de Mary de tiempo atrás estaba en manos del Instituto Municipal de las Mujeres y de la Fiscalía, quienes impusieron medidas de protección para María José y sus hijos, mismas que nunca llegaron?

Para el gobernador todo eso no es feminicidio sino un simple envenenamiento de esa muchacha que se suicidó tomando raticida no sin antes auto flagelarse en el cuerpo y cara de manera despiadada.

“¡Que tonta mujer!”, pensaría para sus adentros.

Y es que para tan errático e ignorante gobernador es muy fácil aprovechar la tribuna de Palacio de Gobierno con una prensa a modo, para minimizar los feminicidios y la violencia que en día a día se suceden en Veracruz.

Más fácil aun, echar la culpa a los periódicos quesque “por ganar la de ocho columnas” cuando bien sabe que los diarios, los pocos sobrevivientes que hay, salvo la honorosa excepción de Notiver y en cierta medida el Diario del Istmo, responden al chayote que les paga mensualmente su oficina de prensa.

El punto es que, para él todo indica que Mary seguramente tenía mucho calor y mucha sed y no encontró otra cosa que raticida que ingirió ahí, arrinconada en su casa de Perote donde hace frío y da tanta sed.

Concedamos, pero ¿Y las 20 asesinadas por crímenes de odio que de enero a marzo de este año se han sucedido, cuentan o no?

Veracruz cerró 2022 con 70 víctimas de feminicidio, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), un número menor a los picos de 2017, 2018 y 2019 -con 100, 106 y 102- respectivamente.

La violencia contra las mujeres, desde la llegada de Cuitláhuac se ha incrementado sensiblemente.

Las carpetas por abuso sexual subieron mil 718%, al pasar de 54 en 2016 a 982 en 2022. En el caso del hostigamiento, no hubo una sola carpeta en 2016 y hubo 474 en 2022 y en cuanto a violación, el incremento es de 267%, al pasar de 126 a 463.

Si no existieran esos récords criminales -menos en el cerebro del gobernador- no habría por qué integrantes de partidos de oposición urgieran a que se emita una tercera alerta de violencia por género en el estado, ahora por el delito de desaparición ya que, de julio de 2021 a la fecha se tiene el registro de 4 mil 126 niñas, adolescentes y adultas sin localizar.

De ellas, 566 desaparecieron en el último año.

Y, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, los municipios con mayor número de reportes de mujeres desaparecidas son Veracruz (585), Xalapa (544), Coatzacoalcos (197), Córdoba (193) y Poza Rica (130).

La mayoría de las mujeres desaparecidas en el estado son jóvenes de entre 15 y 19 años (mil 277), seguidas de aquellas de entre 10 y 14 años (635), las de 20 a 24 años (470), las de 25 a 29 años (353) y aquellas con entre 30 y 34 años (268).

Esa es la realidad de Veracruz, pero ¿Para que le digo eso a usted, señor gobernador, quien no admite mas que la información segada de la fiscala carnala?

Veracruz tiene un problema… ¡usted!

 

*Premio Nacional de Periodismo