El mejor país del mundo

“Todo el sentido del mundo de hoy cabe en dos frases dichas o mejor desdichas: Ganarse la vida, dicen los pobres. Matar el tiempo, dicen los ricos.” (Max Aub).

 

La vida es huidiza, escurridiza. “Nadie se baña dos veces en el mismo río”, pensara Heráclito. Y nosotros tampoco somos siempre los mismos, dicen. Allá cada quien. La vida no es la misma si la ves desde un microscopio o un telescopio, como no es lo mismo pobre vida que vida pobre, ni pobre político que político pobre; no es lo mismo Chana que Juana, mucho menos huele atrás que atrás te huele. Ejemplos hay muchos.

          Canta Alberto Cortez “Qué suerte he tenido de nacer…”, ya ni se diga de Jeff Bezos y anexas. Que la ciencia y la tecnología avancen, es un gusto, todo sea por el futuro de la Humanidad (¿?), para contemplar y gozar del mundo.

Luego de estar un ratito en el espacio (“Al infinito… ¡y más allá!”, exclamó Buzz), Jeff Bezos expresó: “El mejor día de mi vida”. Y agregó: “Todos los que han estado en el espacio han dicho que les cambió y que se quedaron asombrados, atónitos, por la Tierra y su belleza, pero también por su fragilidad, y yo no podría estar más de acuerdo”. Ok, Mister. Pero ¿en realidad la Tierra está bien de salud? ¿O es un frágil planeta, banquete del apetito voraz del hombre por destruirlo?

          Desde arriba o desde abajo, ¿cómo andamos? Ya lo decía René Descartes: “Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más”. Y creo que eso lo estamos perdiendo o lo hemos perdido. Vivimos o sobrevivimos sólo por vivir o sobrevivir. Al cabo que… En ese tenor la llevamos. Tan bella que es la vida.

          Carla Gustav Jung dijo: “Si existiera algo que quisiéramos cambiar en los chicos, en primer lugar, deberíamos examinarlo y observar si no es algo que podría ser mejor cambiar en nosotros mismos”. Y T. S. Eliot expresó: “Hacer lo útil, decir lo justo y contemplar lo bello es bastante para una vida de hombre.” ¿O mejor nos hacemos como que la Virgen nos habla?

          Gabriel Zaid, en su artículo “Observaciones y anécdotas” (letraslibres.com, 01/06/21), anota:

          *En la carretera. ¿Empezó a llover o entramos a la lluvia?

          *Los mosquitos tienen horas. Dejan de molestar después de medianoche. ¿Se retiran a descansar?

*Dormir es desconectarse.

*Si las motocicletas fueran silenciosas, no se venderían.

*Sabe algunas cosas, y cree saber todas.

*El niño se levanta de la bacinica con un gesto triunfal, como si hubiera hecho algo importante.

*Voltaire tenía un aire voltaico.

*La plegaria se hace en modo imperativo, como dando órdenes a Dios: “Escúchame” (Salmos), “danos” (padrenuestro), “Ven” (Espíritu Santo).

          ¿Cómo andamos, México? ¿En el mejor país del mundo? Habría que subir al cielo pa’ verlo mejor. Me quedo con Max Aub cuando dice que “todo consiste en recortar la imaginación, porque la imaginación nace del dolor. El ideal, ahora, es un mundo sin imaginación. No estoy conforme.”

 

Los días y los temas

 

Hace años, Federico Campbell escribió: “El servicio de espionaje y contraespionaje en México es tan bueno que nadie —ningún mexicano— cree que existe.” Pero llegó Pegasus, y valimos madres. Nos están viendo hasta de qué color son nuestros calzones. Pos qué queríamos. El futuro ya está aquí.

          “No me sorprende. Me repugna, pero estamos acostumbrados. Gracias a todos los investigadores que emprendieron la revisión de esos expedientes de aquella empresa extranjera que fue contratada para entrometerse en casa”, expresó Beatriz Gutiérrez Müller.

          Un mundo nos vigila, ¿verdad, Pedro Ferriz Santa Cruz? Que no cunda el pánico, se trata de pájaros en el alambre o pájaros inalámbricos o, de plano, nos preguntamos ¿qué manos mueven el mundo?

 

De cinismo y anexas

 

Max Aub escribió: “Aborrecemos la subordinación, que nos numeren, que nos manden, que nos obliguen, que nos digan sin consultarnos: Haz esto o lo otro.” Pero he aquí que gracias a dizque consultarnos (no en todo, claro), caemos en la subordinación y a wuevo (¿?) nos dicen haz esto. La simulación disimulada. El colmo.

          A propósito de la dichosa consulta del próximo 1 de agosto, les comparto la parte final del cuento “La muerte tiene permiso”, de Edmundo Valadés, toda proporción guardada (aunque la muerta tenga de sobra permiso en México):

 

“Se pone a votación la proposición de los compañeros de San Juan de las Manzanas. Los que estén de acuerdo en que se les dé permiso para matar al Presidente Municipal, que levanten la mano…

Todos los brazos se tienden a lo alto. También las de los ingenieros. No hay una sola mano que no esté arriba, categóricamente aprobando. Cada dedo señala la muerte inmediata, directa.

-La asamblea da permiso a los de San Juan de las Manzanas para lo que solicitan.

Sacramento, que ha permanecido en pie, con calma, termina de hablar. No hay alegría ni dolor en lo que dice. Su expresión es sencilla, simple.

-Pos muchas gracias por el permiso, porque, como nadie nos hacía caso, desde ayer el Presidente Municipal de San Juan de las Manzanas está difunto.”

 

Quien entendió, entendió. Ahí se ven.