El atropello de Cazarín a la magistrada Gladys

¡20 años de experiencia a la basura por un iletrado!

Si bien aplica aquello de que a los morenos no les gustó la magistrada Gladys de Lourdes Pérez Maldonado por ser bonita, lo sustantivo en su contra es el intempestivo despojo de sus ingresos, el abrupto fin a su carrera judicial de casi dos décadas y esa campañita de descrédito desatada en su contra.

Todo ello a pesar de contar con un amparo que impide bajo cualquier circunstancia legal, ser despojada del cargo.

De nada le valió la suspensión de un juez que impide, o impedía, ser removida hasta en tanto no quedara determinada legalmente su solicitud de ampliación de periodo en el cargo por un lustro más.

El diputado presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Juan José Gómez Cazarín, de la mano de la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, tejieron la urdirme para despojarla, a ella y cinco magistrados más, de tan importantes responsabilidades.

Dos improvisados –uno vendedor de autos usados con apenas estudios de primaria y la otra, una secretaria de juzgado llena de resentimientos y corajes de vida, que un día están acuaches para el otro odiarse y pelear por el poder y el dinero- son los responsables del atropello.

Hubo necesidad de que un juez interviniera para hacerle notar al Congreso la ilegalidad en la que estaban incurriendo y ordenar la reinstalación del primero, Lezamo Moo.

Otros dos magistrados Gladys y Roberto Dorantes Romero, esperan con amparo en mano, ser reinstalados.

El caso de Gladys de Lourdes Pérez Maldonado –con licenciatura en Derecho, Maestría en Administración Pública, doctorado en Derecho y Diplomada en asuntos de género en Londres, Inglaterra- adscrita hasta hace unos días a la Tercera Sala del TSJ, llama la atención por varias razones.

En lo legal porque desde principios de año inició un procedimiento de ampliación de su periodo legalmente permitido por cinco años más al tiempo que cuando conoció que sería retirada de manera arbitraria, entabló un juicio de amparo 271/2000 contra “actos del gobernador del estado de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez y otras autoridades”, mismo que obtuvo.

Gómez Cazarín y el Congreso del estado, sin embargo, se pasaron la disposición legal por el arco del triunfo al igual que el impedimento de ser destituida del cargo hasta en tanto no se determinara la ampliación del periodo de responsabilidad.

Y es que en los considerandos de la suspensión interpuesta por Gladys, le está impedida a cualquier autoridad tomar decisión alguna en su contra, hasta que no se resuelva el amparo ya que se incurrirá en la falta a un deber legal.

Más aún si se nombra a alguien en su lugar, como fue el caso de Alma Rosa Flores Ceballos, elevada de burócrata de tercera categoría a magistrada, a quien están pagando de manera ilegal el salario y beneficios laborales de la magistrada Gladys.

A la violación del juicio de garantías que interpuso la magistrada Pérez Maldonado, habría que sumar la campaña mediática de descrédito en su contra y la descalificación a su lucha por la la paridad de género por dos décadas  bajo los auspicios del propio Poder Judicial, reconocida nacional e internacionalmente.

Todo con el afán de entregar al gobernador Cuitláhuac García un paquete de magistrados despedidos por viejos o por cumplir el periodo de permanencia que marca la ley.

No hubo el cuidado suficiente para revisar caso por caso, ni escuchar los argumentos de cada uno de los magistrados puestos en capilla y finalmente violentar sus derechos a pesar de que tres de ellos, Gladys, Lezama Moo y Maldonado se ampararon.

Todo un desaseo. Todo para que nombraran a sustitutos sin la más mínima capacidad profesional, carrera judicial o prestigio público.

Es el tiempo de los chairos que llegan al Poder Judicial en pago de favores.

Se preferencia con una magistratura a Ailett, una ama de casa hermana de Dorheny García Cayetano, la mejor amiga de Cuitláhuac, a quien se le ha favorecido además nombrando a su esposo Elio Hernández, Secretario de Obras Públicas y a ella mismo como diputada federal plurinominal y por si no fuera suficiente, ya mismo Dorheny ha sido puesta en la pasarela para ser candidata a la alcaldía de Xalapa.

¿Con todo eso se pagan los favores?

¿Es que entre los 8 millones 200 mil veracruzanos no hay quien tenga el perfil no para cubrir tantos cargos, sino una sola de las responsabilidades arriba enunciadas?

Lo de la magistrada Gladys Pérez Maldonado, al igual que los otros magistrados retirados a la mala violentando la Constitución, solo demuestra que llegó la chairiza a arrasar con la inteligencia, el talento y lo mejor que tiene Veracruz, sus hombres.

Hoy los Morenos están de fiesta. Lanzan al cielo los cohetones. Ya habrá tiempos de recoger las varas.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo