El arte del engaño/ La verdadera historia de Andrés Manuel López Obrador

Por Juan Serrat Viñas

Nació en el año de 1953, en un pueblo de Macuspana, Villa Tepatitlán, Tabasco, desde niño fue berrinchudo, intolerante, peleonero, mal hermano y mal hijo, sus padres tenían una posición económica por encima de la media del pueblo, ya que tenían una tienda de aquellas que venden un poco de todo, compran por mayoreo y venden caro, con la ventaja de que la gente podía comprar a crédito y se lo iban apuntando, no sin antes dejar de garantía, una vaca, un burro o incluso hasta la parcela, el negocio se llamaba Casa López.

Su compañero de primaria, José Gerardo Ruiz, lo describe bien como un gandalla, peleonero, consentido por su madre, mentiroso, cobarde, chismoso y mal agradecido.

En 1963 perdió un partido de béisbol contra otro equipo del pueblo y fue tal su enojo y su berrinche, que le tiró un pelotazo con el bat en la espalda a José Ángel León dejándolo paralitico, después huyó como siempre lo hacía.

En una pelea con su hermano José Ramón, en la tienda, Andrés Manuel tomó una pistola de su padre y asesinó a su hermano. El cadáver lo sacaron fuera de la tienda para hacer creer que había sido un asalto, según relatos de gente del pueblo.

La familia López Obrador dejó el pueblo mudándose a Villahermosa para eludir la justicia y los comentarios inquisidores de la gente del poblado.

Sus hermanos no lo quieren porque siempre fue ventajista, mentiroso y cobarde. Arturo se expresa de él como un vividor, vago y que todavía no se explica de que vivió, durante 18 años sin trabajar.

Cuando entró al PRI después de la matanza de Tlatelolco, le encargó a un poeta de Villahermosa un himno al partido y Don Jacinto López se lo escribió, con letra y música. Andrés Manuel lo registró como de su autoría y nunca le pagó a Don Jacinto, incluso cuentan que hasta lo amenazó de muerte.

También quería ser Gobernador de Tabasco, pero el partido no lo postuló e hizo tremendo berrinche registrándote como candidato por el Frente Cardenista y perdió por más de 30 por ciento de ventaja, argumentó fraude, tomó los pozos petroleros de PEMEX en Tabasco, ocasionando millones de pérdidas a la paraestatal y amenazó con incendiar los pozos. En lugar que fuera a prisión, lo perdonaron y le dieron dinero para que levantara el plantón.

El poeta y escritor, Salvador Mendiola (ex comunista), estuvo con él en la Facultad de la UNAM y lo describe como un enfermo defensor del PRI, dice que no era capaz López de redactar un párrafo sin faltas de ortografía o hacer una solución matemática, sin usar la calculadora, lo describe como un tirano con la semilla de dictador y que ahí se fue cultivando el huevo de la serpiente en lo que después se convertiría este personaje. Dice Mendiola que el proyecto de nación que tenía López Obrador desde 1978, no tenía ni pies, ni cabeza y él lo dijo durante 18 años que López, en seis meses, acabaría con la economía, la salud, el empleo y la paz social, agrega que el Presidente no tiene idea de administración pública, lo describe como un ignorante a los pies de Trump, sin amor a México y con ideas de hace sesenta años.

Del personaje que era un luchador social, que dijo miles de promesas, no queda absolutamente nada, ahora incluso dice qué hay cosas que nunca dijo, cuando están las grabaciones que lo exponen. La cantidad de mentiras que profesa todos los días es incalculable, él piensa realmente que le habla a niños de primaria sin capacidad de razonar lo que escuchan de su aburrida y pausada labia. Su lengua es la más rápida para ofender, insultar, retar y dividir, su mente es la más lenta para pensar, razonar y transmitir, no se da cuenta o no quiere darse, que está totalmente equivocado, que el modelo socialista no ha funcionado nunca en ningún País y que las dictaduras tienen fecha de caducidad, que acaban con el destierro, la persecución y a veces hasta la muerte.

México no puede estar en manos de un personaje así, inadaptado social, ignorante, que destila odio por los poros, que miente con una ligereza inaceptable, rodeado de corruptos, mediocres y cartuchos quemados que no tienen los pantalones para decirle que está mal, a ellos lo único que les ocupa es seguir enriqueciéndose a costa del pueblo.

Ya es hora de que saquemos de su amodorramiento a este pueblo dormido, al cual le llevan mintiendo ochenta años y sigue creyendo que un ángel caído del cielo les va a solucionar todos sus problemas.

Andrés Manuel López Obrador, se lo vuelvo a decir, si tiene tantita dignidad, renuncie ya !

Juan Serrat Viñas
Ciudad de México
Gustavo A. Madero