EL ABORTO, UN DELITO

ACONTRACORRIENTE

EL ABORTO,  UN DELITO

Manuel del Ángel Rocha

Nada cambió con el resultado electoral del 5 de junio para la camada de diputados Duartistas de la LXIII Legislatura local, porque como colofón de la presente  administración, en la última sesión ordinaria, por mayoría calificada, fue aprobada  la Ley que prohíbe y penaliza el aborto en las mujeres. Con la novedad de que esta mayoría se obtuvo por el voto conjunto de los diputados  del PAN y el PRI, que en las últimas  sesiones habían  rivalizado de manera  contundente, pero  en esta ocasión,  superaron su diferencias para votar conjuntamente    la iniciativa enviada por el gobernador Javier Duarte. Es el Congreso católico, con el pulpito listo para iniciar el linchamiento moral, contra las impías que se atrevan a abortar.

Cabe señalar que desde el 2011 se creía que esta Ley sería aprobada, en virtud de la presión que la Iglesia Católica ha ejercido sobre el gobierno de  Veracruz, con quien mantiene una relación de  poder muy cercana. En contraparte,  la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, aprobó en 2007, la ley que despenaliza el aborto en la Ciudad de México, en una acción sin precedente en la República mexicana, que  la convirtió  en una enmienda progresista entre las ciudades más importantes del mundo. La Ley proporciona a la mujer que lo solicite, la Interrupción Legal del Embarazo,  en cualquier  hospital del gobierno capitalino, anterior a la semana doce de gestación,    dada la circunstancia de un embarazo no deseado, por malformación del feto, o producto de una violación.

Cabe destacar que la iglesia tuvo una destacada presencia en el recinto del Congreso local, al que asistieron órdenes de monjas uniformadas en pro de la defensa “de la vida”, como también grupos feministas no gubernamentales, en pro de la salvaguarda de los derechos, y para decidir sobre su cuerpo.  Es menester criticar  a la abierta injerencia de la iglesia, en evidente violación al Estado Laico, porque  el aborto es una cuestión de salud pública, no ideológico. Susceptibles de muerte o  encarcelamiento, son en su mayoría las mujeres  en condición de pobreza e ignorancia, que residen en el sector rural, y la periferia de las ciudades, producto de una  cultura de la falsa verdad,   costumbres engañosas,  creencias irrealizables. Esto no es la secularización.

La sociedad consumista, sostenida por una cultura  machista, exalta  como  superlativo lo masculino, al grado de cosificar y mostrar a la mujer  rezagada, a la retaguardia, casi como  pusilánime de  la vida social, donde no tiene ni capacidad, ni iniciativa, mucho menos la posibilidad de decidir sobre ella. Esta hipótesis es recurrente en las religiones, donde sus derechos les son negados, como también la posibilidad de optar por una vocación de vida,  su destino, intimidad y  vida sexual.  Leí en una entrevista donde   Joan Manuel Serrat, afirmaba  el fracaso de la especie humana sobre  la faz de la  tierra, pero  entrando en detalles,  el hecho más retrógrado existe en el trato que las mujeres han recibido a lo largo de su existencia. Les han mutilado la iniciativa a su libertad, tras una larga historia de represiones, como el hecho de aprobar una ley antiaborto en Veracruz, que las criminaliza.

En esa configuración de la mujer, la Iglesia Católica en México ha tenido y mantiene una visión particular, que no abandona, ni después  de 155 años, con la aprobación de Ley de Libertad de Cultos, instaurada por el presidente Benito Juárez.  La confrontación entre el clero y el gobierno, obligó a que el presidente Juárez, también con las Leyes de Reforma  decretadas, a forzar a la Iglesia  a reconocer la Constitución de 1857, que en palabras de Juan Antonio de la Fuente, Ministro de Justicia del gobierno liberal, “acepta la autoridad de los Reyes de España, pero no del gobierno de México, además el clero también  patrocina la guerra contra el gobierno constitucional”.  Esta línea es la que ha mantenido durante años la conservadora Iglesia católica, que nada tiene que ver con el nuevo  evangelio del Papa Francisco, pero en México, es la esencia  de los representantes  más arcaicos de ella, como Norberto Rivera, Onésimo Cepeda, o Hipólito Reyes Larios, Arzobispo de Xalapa, que comulga partidistamente con el PRI. La prueba más evidente es la derrota de su   sobrino, candidato a diputado en el distrito de Cd Mendoza, por Morena.

El tema del aborto es una decisión individual de las mujeres y sus cuerpos, donde    la iglesia y grupos sectarios y fanáticos,  atraviesan al Estado laico, y  se niegan a reconocer el valor democrático de la tolerancia y la diversidad,  pretendiendo imponer una  sola forma de vivir y de pensar. Da pena  la aprobación de esta ley en Veracruz,  fiel reflejo de un evidente atraso político, que atenta contra la libertad, y los  derechos humanos, en particular, el de  mujer, que  como sociedad nos marca, para decirnos que  realmente somos el fracaso de la humanidad. La derecha existe, amén.