Dr. Rafael Agustín Aguilar Esperanza, ( 28 VIII -1967- 15-VI- 2024)

’07/09/2024’
’07/09/2024’

El pasado domingo 15 de junio del presente año, fue muy especial por la mañana asistí al entierro Mario Hernández Martínez, (18 de octubre de 1965-14 de junio de 2024) primo hermano, quien luchó por varios años con la diabetes. Debo de confesar que no hubo mucha cercanía, en los últimos 40 años si nos vivimos 10 veces en nuestra vida fue mucho. En el personal impactó mucho porque se trataba de un primo de mi edad, mayor de seis meses. Los actos fúnebres se realizaron en su natal ciudad de Coatepec. Por la noche del domingo, me llegó un mensaje de WhatsApp, del grupo de mi comunidad, donde se informaba la muerte inesperada de Rafael Agustín Aguilar Esperanza, el hijo médico de nuestra hermana de comunidad Concepción Esperanza viuda de Aguilar. Me quedé petrificado al leer a Conchita, una mujer de 90, enferma de la diabetes. Ya después de respirar hondamente, se trataba de su segundo hijo de tres que dio vida junto con su difunto marido Cirino Aguilar.

Sirvan las presentes líneas como un sentido pésame por el sentido fallecimiento de Rafael Agustín, para su madre Concepción, sus hermanos Elvia de la Paz, Jesús. Su hija. Sus tías Eduviges, Susana, primos, sobrinos, y resto de la familia. Como también a sus compañeros en los hospitales en la ciudad de Puebla, donde prestó sus servicios como médico, como especialista en neonatos.

La vida que es maestra constante desde nuestro nacimiento hasta la muerte, así como también nos impone familiares, también nos libera de elegir a los amigos, para un corto, mediano y largo plaza. Así mi amistad con Rafael Agustín, desde los años infantiles, en primero lugar la vecindad de nuestros respectivos hogares, en la avenida Revolución en la zona que se conoce como la Cruz de la Misión, una antigua ermita franciscano del periodo colonial hasta 1931 cuando fue destruida. Luego los amigos de los estudios de primaria en el Centro Escolar Revolución, a un costado del templo de Nuestro Señor del Calvario.

En  junio de 1982, también un día del padre cuando se funda la quinta comunidad del Camino Neocatecumanal, carisma de la Iglesia Católica Apostólica Romana, en la España Franquista, por los laicos: Kiko Arguello  y Carmen Hernández  (1931-2016) durante los trabajos del Concilio Vaticano II. En México, en diciembre de 1974, gracias al segundo arzobispo de Xalapa, don Emilio Abascal y Salmerón, y primer párroco de Nuestro Señor del Calvario, se fundó la primera comunidad en el país.

Nuestra comunidad nació en la Casa Betania de la ciudad de Tehuacán, bajo la dirección del sacerdote Gustavo Lima Vázquez, 3º párroco de la parroquia. Nuestro equipo de catequistas: Daniel Ruiz (+) Clara Sánchez(+) ( los primeros días de agosto de 1984,falleció. Gabriel (+) y María Rodríguez, Rafael Ramos (+) y  Lucia Martínez viuda de Ramos.

La comunidad esta integrada por adultos mayores de la edad, adultos, jóvenes, adolescente, mayores de 12 años, de todas las condiciones económicas, sociales y educativas. Todos unidos por las enseñanzas evangélicas de Cristo. La comunidad estaba integrada por : Rafael Agustín Aguilar Esperanza(+) Aguilar González, Martha, Aponte Hernández, Guadalupe, Arguelles Cristóbal Hilda, Arroyo Contreras María  Magdalena, Cortes Hernández Eliodoro (+) Ceballos Hernández, Ifigenia, Cortes Hernández, Jacqueline, Cuevas Escobar, Jaime, Domínguez Domínguez, Héctor , Julia y Margarita; Escamilla de Cortes, (+) Paula, Figueroa Carreón, Regina (+) García Benítez, José Alberto, Gómez Aburto, José Alberto, José Luis, Macaria e Inés, González López Rubén Efraín (+) (Primer diputado local de Acción Nacional en Veracruz). Gorospe María del Lourdes Gloria (+) Gorospe Rosario (+) Lezama Castro Patricia, López Gómez María de la Luz, Lozano Galicia, Oliveria, Lozano Rosa Elba, Martínez Alarcón, Ángel Rafael, Martínez Vicencio Reyna, Mayo Rodríguez, Jorge (+) ( El primer en morir atropellado enfrente a las oficinas de Sedesol. Murió joven) Méndez Jacinto,  Mella Guillermo, Nava Lezama, Carlos, Neri Méndez Felipe, Peralta Martínez Guillermo, Ramos de Gómez, Inés, Ramos Martínez, José Luis y Rafael, Rosas Morales Pérez, Tomasa (+)Rosas Molina Flavio (+) (responsable, también falleció joven) Sánchez Morales, Hugo y Evelia, Zavaleta Gómez, María Helena, Callejas Santa María, Leobardo (+) Pensado Ofelia, Callejas Pensado Mireya. Con el paso del tiempo se fueron sumando otros hermanos por los más diversos motivos. A muchos de les perdí la pista, otras dejaron la experiencia religiosa.

Así con Rafael Agustín,  ya no sólo era un vecino y compañero de la primaria sino también un hermano en la fe. Y se convirtió en el hermano que la vida me había regalado, con millones de experiencias, desde ir y venir juntos a las celebraciones de palabra, convivencia, eucaristías,  y al cine, las primeras novias, el caminar por todas las calles de Xalapa a las altas horas de la noche, y siempre conversando las mil y una cosas importantes en nuestras vidas de esos momentos, como también experimentar los primeros cigarros, los primeros tragos, nuestras clases de baile, y las clásicos invitaciones  chambelanes de las amigas en sus 15 años, millones de risas y carcajadas, el soñar despiertos de nuestros posibles futuros, los problemas con nuestros padres y hermanos. Muchas horas haciendo guardia en el local de ropa en el Mercados. En 1985, el fundador de nuestro carisma anuncia la fundación  de seminarios, y ahí experimentamos el llamado al Seminario, participamos en los preseminarios de la arquidiócesis y el vocacional en Camino, que nos dirigía el joven sacerdote de Sotero Domínguez Gómez.

El destino también se encargó de separarnos, primero en la elección de la profesión, él eligió medicina y yo historia. Rafael Agustín,  el primero en salir de Xalapa para continuar en su formación, y como lo habíamos soñado en no regresar a Xalapa. Fue en la ciudad de Puebla donde se instaló para su práctica profesional. Como motivo de su fallecimiento, en los hospitales donde trabajó se realizaron sus homenajes póstumos. En testimonio de sus compañeras enfermeras, al operar a los infantes siempre rezaba la oración de la Magnífica, fue un médico consagrado a su profesión, y sobre todo un fiel cumplido del juramento Hipocrático, siempre al servicio del otro, no se hizo millonario. Su muerte ha impactado mi ser, porque también muere una parte de mi juventud.