“Pico Pérez en la hoguera.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
“La vida inútil de Pito Pérez” es una novela del escritor mexicano José Rubén Romero publicada en 1938. Esta obra clásica de la picaresca mexicana ha sido llevada al cine en varias ocasiones, el papel principal en las versiones cinematográficas lo han protagonizado Manuel Medel, Germán Valdés e Ignacio López Tarso. En el teatro la obra de igual manera ha tenido un largo recorrido y José Revueltas escribió su propia versión de la historia bajo el título: “Pico Pérez en la hoguera”, vayamos a conocer esta versión libre inspirada en el popular personaje Pito Pérez.
La obra se compone por un prólogo y dos actos. Recordemos que Pito Pérez es un personaje al que todo le sale mal, en momentos es víctima de su destino, cuando sufrió desamores se consoló en la borrachera y se convirtió en vagabundo. A lo anterior hay que agregarle que en la novela José Rubén Romero ingresa a la historia como personaje al entrevistar a Pito Pérez. José Revueltas respeta esta estructura inicial y en el prólogo de su pieza teatral, también entrevista ahora a Pico Pérez y este le contará sus tragedias, tristezas, angustias, borracheras, amores, desamores, engaños, y una gran cantidad de historias y anécdotas que tienen implícitamente mensajes, enseñanzas, crítica política, social, religiosa, muy fiel al estilo de Revueltas.
En el prólogo nos encontramos con un interesante dialogo entre el poeta y Pico Pérez, ambos personajes se encuentran en la torre del campanario de una iglesia de adonde Pico pretende suicidarse, al final no lo hace y es el momento en que se origina el dialogo; Pico le dice al poeta que hoy pudo evitar se suicide pero que tarde o temprano él lo hará y no podrá evitarlo: “Pico: Ahora dígame: ¿qué ha pretendido al seguirme? ¿Qué es lo que quiere de mí o por qué puedo interesarle…? Poeta: Me alegra que haya tocado el punto. A eso iba. En cierto sentido se trata de un negocio…un negocio que mutuamente nos conviene… Pico: ¡Vaya! ¡Así que un negocio del señor magistrado con el infeliz Pico Pérez! Me temo que por mi parte no tenga nada de mayor provecho que invertir que no sea mi propio cadáver, y ése se lo tengo ofrecido a los practicantes del hospital de menesterosos. Es mi único capital y ya socializado desde ahora. Poeta: Se equivoca. Usted posee algo infinitamente más valioso, digno, no agraviando a su cadáver. ¡Se trata de su vida, Pico Pérez! No de la presente, se entiende, sino de la que lleva ya vivida: de sus recuerdos. Por eso he andado tras de usted: quiero que me cuente su vida, tan rica en anécdotas, para escribir un libro con las cosas de interés que me vaya usted diciendo.”
Pico accede a la petición del poeta y este le dará una botella de aguardiente cada vez que se entrevisten, bajo este acuerdo llegamos al primer acto donde empezamos a conocer las peripecias del emblemático personaje. Voz de Pico: “Pese a que yo vivía muy en paz y feliz en mí pueblo, mi primera aventura digna de contarse consistió en que tuve que abandonarlo, perseguido por la justicia…La causa de esta persecución ya vendrá a cuento, y sólo quiero advertir que no daña mi buen nombre.”
Pico logró escapar de su pueblo poniéndose una sotana sacerdotal que se guardaba en la escuela municipal. Cuando Pico huía de su pueblo en plena noche, soledad y angustia, se encontró con una bella mujer, ella no sintió la llegada de Pico y esto hizo que la mujer siguiera rezando y suplicando a Dios, la mujer es llamada Santa: “¡Señor, Señor mío! Escucha mi oración… No vengo a pedirte por mí, sino por mi pueblo, cuyos sufrimientos ya no tienen límite… La ley hollada, la libertad proscrita, la justicia en manos de los mercaderes, son el amargo pan, humedecido por las lágrimas, con que se alimenta mi pueblo cada día. ¡Ayúdame a liberarlo señor! Dame la antorcha de tu poder.”
Pico cree que la hermosa mujer es una virgen, empiezan a platicar sin distinguir sus rostros por la oscuridad, ella le dice que se ha equivocado, que no es ninguna virgen, que sólo es una humilde sierva de Dios que busca liberar al pueblo de la pobreza en que vive. Santa quiere arman una revolución y vencer al tirano, Pico como conoce los propósitos de Santa, luego luego intenta seducirla, por supuesto que ella resiste, pero pico inteligentemente la convence con las siguientes palabras:
“Pico: Escucha lo que te propongo: sométete a la prueba del pecado, deja que te bese otra vez… ¡Y si vences, tu poder y tu fuerza ya no tendrán rival! ¡Nada ni nadie podrá torcer tu destino! (se aproxima osada y resueltamente.) La santa lo deja aproximarse. No retrocede. Cierra los ojos como si se tratara de acopiar fuerzas y luego detiene a Pico con un quieto ademán. Santa: Tienes razón; lo tomaré como una prueba a que el cielo somete mis sentidos. Pero ya que lo acepto, sólo te ruego que no tengas piedad y sepas convertirla en una verdadera batalla, en una pelea en forma y no cualquier escaramuza vil…
Pico Pérez se lanza sobre la Santa y la ciñe de la cintura. La besa ardientemente, demoledoramente. Así, unido a ella, la conduce a un ángulo donde la figura de ambos casi desaparece en la oscuridad. Ahora sólo se escuchan voces inarticuladas, quedas interjecciones y palabras sueltas de Pico Pérez. Pasan largos instantes. Luego la pareja vuelve al punto donde antes se encontraban. La Santa tiene el pelo revuelto y las ropas en desorden. Respira con fuerza. Ambos se miran uno al otro con una intensidad perpleja. No hablan durante un prologado lapso.”
Si el acto de pasión arriba descrito se consumó o no, lo podrá descubrir el lector, aclarando que esto apenas si es el inicio, porque Santa cuando vio bien a Pico Pérez pensó que era Fray Serafín, un sacerdote respetadísimo y guía de la futura revolución que derrocaría a la dictadura; Pico acepta la equivocación y se hace pasar por Fray Serafín, llegan al pueblito donde tienen la parroquia, y desde aquí estos personajes empezarán a planear la futura sublevación del pueblo.
La pieza es toda una historia picaresca, divertida, empero, con una enorme crítica social y política, basta recordar que la novela original: “La vida inútil de Pito Pérez”, fue recibida como una crítica contra la injusticia social pos-revolucionaria, pues valientemente José Revueltas varios años después utiliza la misma sátira llevándola al teatro para desnudar los males de sus tiempos que en algunos aspectos son los males de los nuestros… “Voces pueblo: ¡Abajo el tirano! ¡Que quemen al tirano! ¡Que lo manden a la hoguera!”
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