“La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas.”
Albert Camus.
Hasta hace unos años, la construcción de la tolerancia como eje democrático, no venía siendo fácil en una sociedad como la nuestra, heredera de siete décadas de partido hegemónico. A tropezones de sangre, incertidumbre y mucha tenacidad, nuestra travesía democrática avanzaba con pasos lentos pero notorios, muestra de ello es la llegada del actual gobierno.
Por eso es tan paradójico y contradictorio que ahora, lo alcanzado por todas las fuerzas políticas y sociales, lo avanzado y establecido, peligre. Estamos frente a los pendientes de una difícil travesía democrática azolada por ejercicios públicos y de gobierno ruines, arbitrarios y corruptos, que varias veces y durante muchos años hemos logrado superar cuando pusieron en duda la trascendencia y el valor de vivir en democracia.
Por ello es menester discutir la política de intransigencia dicotómica, autoritaria, que desde el poder público y otros espacios políticos y sociales se nos impone, del conmigo o contra mí, de la elaboración de listas de uno y otro lado, de tan solo blancos o negros. Ante eso es vital generar frentes permanentes de cuestionamiento público que establezcan y reconozcan la multiplicidad de puntos de vista existentes y construir un contexto de coincidencias, tal vez mínimas, para atender nuestros problemas, no profundicemos en nuestras diferencias, pues es una ruta perniciosa de visión y acción pública que no aporta a nuestro momento histórico y que si, por el contrario, ayuda al desmonte de una democracia que pese a sus claroscuros debe ser cuidada y fortalecida ante los vientos autoritarios que la amenazan.
En su Informe 2021, Latinobarómetro registra que en México existe un porcentaje muy alto (22%) de apoyo a un régimen autoritario, situándonos junto a Paraguay, país que encabeza esa lista con 24%. La democracia sentida y vivida, cuestionada por muchos por considerarla un ineficiente mecanismo para responder a los problemas, nos conduce a un preocupante escenario de endurecimiento social, pues según el Latinobarómetro2021, un gobierno no democrático podría llegar al poder con el apoyo del 52% de los encuestados, de percibirse que resolvería los problemas actuales.
Entramos a una etapa de mayor riesgo para nuestro sistema democrático, impulsado paso a paso en la gradualidad de ir atajando las formas autoritarias y arbitrarias de partido único de la posrevolución de 1910 y su herencia, en una larga transición que implicó reconocer los valores que significaban y daban trascendencia a las luchas por esa construcción democrática, que aspiraba a alcanzar una condición política de libertades, derechos y justicia.
Los logros democráticos pueden y deben ser discutidos en su trascendencia, en sus pendientes, en sus niveles de valoración y realizar las modificaciones para mejorarlos y lograr ejercicios y gobiernos democráticos eficientes, trasparentes y que rindan cuentas, que se apeguen a las leyes y garanticen los derechos de todos.
Las actuales tentaciones autoritarias, no sólo en nuestro país, pueden y deben enfrentarse en debates serios, amplios, que garanticen reconocimiento a la pluralidad existente, que cierren el paso a los fascismos e intransigencias vengan de donde vengan y que desgraciadamente, cada vez se hacen más presentes en sus extremos, utilizando el espacio democrático para argumentar en su favor y contra los valores de la misma democracia que parecen despreciar.
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Embarazo infantil, menores de entre 10 y 14 años, 32 diarias en parto, cifras catastróficas.