Con sentido común…
Por: I. Mella
“Día internacional de la mujer”: ¿Reconocimiento, o discriminación?
Dice un refrán que “Honor a quien honor merece” de ahí, que todo movimiento social que tiene como fin transformar en todo o en parte cualquier aspecto en pro de algún sector de la sociedad o de todo un país, no solo ha sido digno de registrarse como suceso histórico, sino como un hecho heroico que merece honrarse. Ése es el justo patrón que ha seguido la historia del mundo, quedando inscritos hombres y mujeres de gran valía consagrados por su lucha y frutos como auténticos líderes de la historia; a quienes les debemos desde la patria, hasta la libertad y los derechos que hoy gozamos. Sí, luchas y logros de hombres y mujeres por igual, para bien de las masas sin distingos de ninguna índole.
Desde la creación misma, la mujer es pieza indispensable y fundamental de la humanidad en la que ha cargado importantes responsabilidades que van desde dar vida, ser madre, esposa, ama de casa, protectora, administradora, profesionista, luchadora social, revolucionaria, política, funcionaria, etc. -La capacidad de la mujer no tiene límites, su labor ha estado a la vista, por siglos; y por lo tanto, no tiene nada que demostrar y mucho menos, necesidad de que alguien le “reconozca” derechos. Basta que se decida para alcanzar lo que se proponga; lo ha hecho toda la vida, ha tenido preparación en cualquier época de la existencia y se ha desarrollado en ámbitos mucho muy importantes. Ejemplo de mujeres notables de gran potencial cognoscitivo, valor y talento que reflejan la eterna presencia de oportunidades de superación y facultad de ejercer el poder, hay muchos, entre los obligados: Cleopatra VII reina de Egipto en el último medio siglo a. de C. de asombrosa instrucción, pues además de políglota (egipcio, griego, hebreo, sirio, arameo y latín) fue erudita en literatura, música, ciencias políticas, matemáticas, astronomía y medicina; decidió suicidarse antes de ver su imperio derrotado por el ejército de Octavio. Juana de Arco quien en 1429 a sus 17 años, se convirtió en heroína de Francia cuando comandando el ejército evitó que los ingleses ocuparan la ciudad de Orleans con la que consumarían la invasión total de su país y con ello, la caída del rey Carlos VII, liberando otras ciudades que ya habían sido tomadas. Y para no irnos muy lejos, en nuestro México: La Malinche quien independientemente de haber sido o no, traidora, aparte de su lengua el náhuatl, dominó el maya y el castellano, lo que le valió ser intérprete y pieza clave en el trato de españoles y aztecas; fungió como asesora y realizó tareas de inteligencia y diplomacia, logrando un papel relevante en la conquista y en la historia de México y España. -Sor Juana Inés de la Cruz poetisa del siglo XVI, calificada entre otros, como “La Décima Musa” con una vasta cultura literaria y pleno dominio del latín, rompió con sus obras el estilo hipócrita del lenguaje de la época; se impuso a un jerarca católico que la recriminó por criticar un sermón, y quizá fue la primera que defendió los derechos culturales de la mujer y su derecho a la crítica. -Doña Josefa Ortiz de Domínguez heroína nacional que en 1810 fraguó y participó en la independencia de nuestra patria. Lucrecia Toríz que en la Huelga de Río Blanco Sonora (1907) enfrentó al ejército porfirista impidiendo una masacre de obreros. Y desde luego, la revolucionaria “Adelita” entre muchas otras. En fin, la mujer siempre ha figurado como promotora, partícipe o autora de los grandes acontecimientos.
Luego entonces, con el debido respeto para quienes piensen lo contrario, no se necesita un día especial para que se reconozca la importancia y los derechos de la mujer; como es el distorsionado “Día Internacional de la Mujer” que sinceramente me parece ofensivo para las mujeres e injusto para los hombres… Ofensivo, porque las mujeres no merecemos que se marque un día en el calendario para que se nos voltee a ver; ni tampoco que un día al año, “alguien” (gobierno, instituciones, organizaciones, asociaciones, etc.) nos considere, concediéndonos “algunos privilegios” y “protección” en franca desigualdad e inferioridad al racionalizar nuestros derechos. Es Injusto, porque si bien, dicha celebración tiene su origen en movilizaciones de mujeres; también lo es, que éstas fueron para protestar contra las guerras que además de injustas les arrebataban esposos e hijos, y aunque efectivamente de ahí surgieron diversos logros; hoy, se ha convertido en una rebelión y festejo feminista cual guerra de sexos, y aunque parezca exagerado, alimenta no solo la rivalidad, sino la discriminación entre el hombre y la mujer como si algún día, pudiera prescindir el uno del otro. Aunque lo más lamentable, es que esa vana y deformada lucha por la “igualdad y equidad de género” está llevando a que la preparación, la profesión y el éxito de las féminas, acabe con el don y esencia de… ser mujer… Y de paso, con la familia. ¿No cree usted?