Un hilillo de sangre ha de haber corrido por la comisura de los labios de Cuitláhuac cuando voz en cuello e investido de una impostada honestidad, llama a no heredar los cargos públicos.
Seguro no se vio en un espejo cuando hizo esa admonición.
“Se debe prohibir que familiares hereden los cargos”, dijo en enredado mensaje.
Acompañado al raspón que da a Miguel Angel Yunes Linares, no pudo evitar el madrazo directo que se dio a la cara ya que bien sabe que la opinión pública está enterada de que más de 37 miembros de su familia detentan un cargo público con jugosos salarios.
“Hace falta una ley que determinantemente (sic) prohíba, sin lastimar los derechos políticos, en poner a un familiar como sucesor o a la esposa, a los hijos y al primo”, señaló al dirigir su mensaje a presidentes municipales.
Olvidó que un escalón arriba, desde el gobierno del Estado, su papá, sus hermanos, su hermana, sus medias hermanas, su primo y sus parientes en tercer y cuarto grado están incrustados en las nóminas de los gobiernos estatal y municipal y los congresos federal y estatal, sin que nadie atreva a mover un dedo para remediar tales abusos de poder.
A la par están los servidores públicos, esos sí servidores que se sirven con la cuchara grande, que han hecho del nepotismo una norma.
El saqueo al erario lo cabeza Rosalinda Galindo, la Reina del Nepotismo, con 32 parientes -hasta la que ayuda en su casa- que están en las nóminas estatales, municipales y las del Congreso.
Desmenuzar la lista de manera reiterada no es necedad.
Para nadie es secreto, tal como apunta el columnista Armando Ortiz, que medios paleros de Cuitláhuac García le quieren lavar la cara al inepto gobernador. Lo malo es que se valen de un tema que, antes que limpiarlo, lo empuerca, el nepotismo.
Cuitláhuac García es el amo y señor del nepotismo en Veracruz.
“En primer lugar colocó a su primo hermano Eleazar Guerrero en la subsecretaría de Finanzas. Durante mucho rato el gobernador negó la consanguineidad con Eleazar hasta que Libertad bajo Palabra fue a desenterrar a la abuela para poner en evidencia las mentiras y nepotismo del gobernador”.
Pero eso no bastó.
Poco a poco los familiares de Cuitláhuac García, entes anónimos y desconocidos, fueron apareciendo:
“Tonatiuh García, como primer damo, está como dueño de la revista Perfiles de Veracruz, la cual recibe hasta 200 mil pesos mensuales de convenio con el gobierno de su hermano”.
“Otra, Yoloxóchitl García, opera desde la administración de la Secretaría de Salud; otro hermano, Canek García, trabaja en la administración de Hipólito Rodríguez; en esa misma administración una prima, Sulekey Citlalli, es la encargada de Obras Públicas; el padre, Atanasio García, se ha convertido en el freelance favorito del Colegio de Veracruz, de la SEV y de RTV; Dorheny García, quien ya fue diputada plurinominal, ahora quiere ser diputada local”.
Y eso solo es una probada de lo que en los hechos oculta el gobernador.
Habría que asomarse, dependencia por dependencia, para ver cómo está el reparto de posiciones de altos medios y superiores. Observar las complicidades en el intercambio de familiares de una dependencia a otra para que no se note que del titular depende el pariente beneficiado.
Y ese juego de poder.
Los famosos chapulines en donde, en efecto munícipes de todos los partidos políticos pretenden imponer a la esposa, hijos o primos pero ¿Es que en Morena no se está haciendo lo mismo?
Habría que preguntarle a Eleazar Guerrero cuales son sus planes para Jilotepec donde quiere imponer a su compadre o al diputado Juan Javier Gómez Cazarín en los Tuxtlas con todos sus recomendados incluyendo a su papá, todo en medio de ese extraño olor a azufre que lo rodea tras embolsarse 118 millones de pesos del Congreso.
Habría que revisar también las listas de Atanasio García, padre del gobernador para comprobar que la parentela, con distintos apellidos por culpa de la abuela Manuela, va en pos de las alcaldías más jugosas.
Cuitláhuac habla de pactos y transparencias que no le quedan ya que son parte del negocio de la 4T en donde queda claro el abuso de poder no solo en lo familiar, sino en el manejo de los dineros de manera deficiente, ineficaz y poco transparente.
La realidad es observar cómo se está desviando el dinero público para las campañas electorales, al igual que las cruzadas de amedrentamiento a los aspirantes opositores.
La realidad son los contantes y sonantes tres mil 100 millones de pesos de daño patrimonial denunciados por la Auditoría Superior de la Federación del gasto federalizado al igual que no haya podido acreditar costos por 2 mil 460 millones de pesos relacionados con obras comprometidas relativas a la ampliación del puerto de Veracruz.
Son pues, muchos los frentes los que tiene abiertos el atarantado de Cuitláhuac García Jiménez como para que -con una autoridad que no le queda ni sabe interpretar- exija no imponer parientes y conducirse con honestidad en el inminente proceso electoral.
Todo ello no refleja mas que el enorme miedo que se tiene ante el inminente voto de castigo que ya asoma entre amplios sectores de la población.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo