¡Cuitláhuac empeñado en dinamitar las instituciones!
No más de 20 meses le bastaron al gobierno que encabeza Cuitláhuac García Jiménez, para socavar los tres poderes, dar carta de naturalización a la corrupción y el nepotismo, permitir que el crimen organizado sentara sus reales y, el colmo, arrebatar la autonomía a la institución de más prestigio de la entidad, el Colegio de Veracruz.
No hay duda que el gobierno de la 4T transita en la entidad a un comunismo trasnochado y fuera de toda vigencia.
Está llevando a todos los rincones de la entidad los peores lastres de un socialismo que nunca cuajó en países donde se afianzó y sí degradó a generaciones completas de ciudadanos atrapados en la burocracia, en las abusivas decisiones cupulares y en dinamitar las instituciones educativas del alto prestigio.
Es el caso del Colegio de Veracruz, que de la noche a la mañana y al amparo de un fin de semana –para que nadie se percatara- es despojado del presupuesto, arrebatada su autonomía y colocado como reyecito de la institución a un atarantado, Cuitláhuac García.
Y, por si fuera poco el atropello se decide que la nueva Junta de Gobierno que habrá de regir los destinos de la institución, tendrá un segundo de a bordo, estará encabezada por un teibolero ungido como Secretario de Educación, Zenyazen Escobar.
Así, el gobierno de Cuitláhuac se ha ratifica como un circo en donde los desatinos son virtudes.
Y es que, así como se determinó convertir al legendario Hotel Xalapa –por décadas símbolo de Veracruz y su capital- en albergue de mochileros y chairos desempleados que quieran llegar a convivir y tronársela en sus casas de campaña instaladas en sus jardines, guardada proporción el Colegio de Veracruz será destinado a la formación de una “Escuela de Cuadros”, donde se preparará a los morenos para perpetuarse en el poder.
Bien lo adelantó López Obrador en campaña cuando advirtió que iba a mandar al “carajo las instituciones”.
El Colegio de Veracruz, símil del Colegio de México, donde se alberga la inteligencia, la reflexión y otorga los máximos títulos a la excelencia educativa, será en lo futuro una simple sede propagandística de Morena.
Y para la historia quedarán los recuerdos de que todo pasado fue mejor.
De aquel 1929 cuando se alcanzó la autonomía universitaria producto de una larga lucha social, en donde jamás imaginamos que aquella causa libertaria que diera lugar al “por mi raza hablará el espíritu” transitaría a las ocurrencias y confusión ideológica de Cuitláhuac García.
A su reputado gobierno habrá de sumarse, tras la destrucción del Colegio de Veracruz, el necio empeño de un grupo de chairos de crear un centro de adoctrinamiento político en favor de Morena.
El Colegio de Veracruz por décadas fue una institución comparable al Colegio de México, fundada por el eminente doctor en derecho electoral y ciencia política, Francisco Berlín Valenzuela, creador de la primera credencial de elector que hubo en México en el presente siglo y arquitecto del prestigio que aun goza la institución.
El Colver, sin embargo, inicia su larga agonía cuando el gobernador Miguel Angel Yunes Linares la ahoga financieramente.
La destrucción total, sin embargo, se sucedería en presnte.
Lo advirtió el doctor Francisco Berlín cuando en marzo del 2019 hizo público que “Quitar la autonomía al Colver sería un grave error derivado del desconocimiento e ignorancia de lo que representa para contribuir a mejorar la vida política de Veracruz y de México”.
“Como fundador de esta institución manifiesto mi más enérgica protesta. No es posible superar nuestros problemas de formación académica tratando de imitar a los cangrejos, que pretendiendo avanzar pierden el rumbo por caminar siempre de lado”, denunció en su momento.
No se hizo caso.
A la basura se fue el motivo de orgullo para el desarrollo de la ciencia política en nuestro estado.
Al olvido se fue la institución donde acudieron los mejores exponentes mundiales a dar cátedra y más de 400 conferencias de parte de los grandes pensados y politólogos nacionales e internacionales.
Al carajo se fue toda una generación de veracruzanos con preparación de alto nivel no antes vista en su historia.
El propio Colegio de Veracruz advirtió antes del atentado que “La autonomía no es un fuero especial. Es la libertad académica para generar conocimientos sin fronteras políticas o ideológicas y que sus autoridades, en este caso el rector, no puede ser nombrado por el gobernador en turno”.
Sin embargo, eso le valió madre a Cuitláhuac.
Como poco le importaron los mandamientos que rigen a la institución de que “El Colver no puede ser vulnerable a los cambios políticos pues su función es universal para servir a toda la sociedad. Únicamente deben estar sujetos al avance de la ciencia y la tecnología”, mismos que hicieron posible que nueve Colegios del mismo tipo funcionen a lo largo y ancho de la república.
Al basurero de la historia se va pues toda una intención en favor de la cultura e investigación científica gestada en la era de Miguel Alemán Velasco, cuando se fundó la institución con una planta doctoral docente, alumnos rigurosamente seleccionados, y un inmueble bien equipado e instalado en un ambiente arquitectónico espléndido.
La Junta de Gobierno del Colver en aquel momento estuvo integrada por Miguel de la Madrid, Fernando Pérez Correa, Fernando Serrano Magallón, Emilio Gidi, Luis Espinoza Gorozpe y Juan Maldonado Pereda.
Hoy a casi dos décadas de la construcción del Colegio de Veracruz es demolido por una obtusa iniciativa del ejecutivo del estado que despoja a la institución de la autonomía.
Esa es la verdadera cara de la ignorancia. La verdadera cara de Cuitláhuac García, la de verdugo del Colver.
Cuitláhuac le sigue echando piedras al buche de una inconformidad social que va más allá de su habilidad de bailar salsa.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo