CENTENARIO DEL NATALICIO DE ÁLVARO MUTIS. (II)

“Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero: “Ilona llega con la lluvia.”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Conforme vamos conociendo la vida de Maqrrol el Gaviero a través de las historias noveladas, el lector va detectando temas muy constantes. La búsqueda del sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la muerte son temas permanentes. Lo anterior no significa que Maqrroll sea un personaje pesimista, al contrario, valientemente enfrenta los retos que la vida le pone, no obstante, cuando ya superó un obstáculo, diversas circunstancias luego luego le ponen otro, y ahí va Maqrrol para adelante. Si analizamos esta actitud serenamente, reconoceremos que la vida de todos nosotros es así. Vivir es un privilegio, más, no es fácil, se requiere mucha voluntad, actitud, carácter, para todos los días levantarnos con entereza y decir, vamos, hoy será un buen día. La ordinarez de los días y la cotidianidad de la rutina, es decir, hay que levantarse, comer, trabajar, dormir, provoca que veamos la vida como un acto común, a veces agradable, a veces desagradable. Empero, no, debemos recordar que el día a día de nuestras vidas es irrepetible y lo que hoy hagamos bien o mal no tiene vuelta para atrás y, mientras vivamos esos actos los recordaremos siempre, por ello, el ideal humano consiste en aprovechar el día a día lo más que se pueda, ya que tarde o temprano si bien nos va sólo seremos un simple recuerdo, una idea nebulosa, al paso del tiempo seremos nada, ni siquiera una idea, ni siquiera una palabra, ni siquiera parte de un pensamiento. Así que, mientras esa nada asegurada no nos llegue, hoy vayamos como el Maqrrol el Gaviero, para adelante por difícil y complicado que sea el panorama.

En esta segunda historia nuestro personaje se encuentra en Cristóbal, puerto panameño. Maqroll anda embarcado en el Hansa Stern, un navío de Winfried Geltern, conocido como Wito. Maqroll llevaba desde hacía varios meses una vida errante y con enormes carencias. Un día que no tenía ni para comer se encontró con su antiguo amigo Wito y este le dijo que se viniera a trabajar con él, anticipándole que él también estaba pasando por una mala racha, pero que tenía la esperanza de concretar dos contratos importantes y con eso resolverían sus necesidades por varios años. Maqroll aceptó embarcarse con Wito, los meses pasaron y los negocios no salieron como Wito esperaba. Maqroll hasta el final lo apoyó, nunca recibió una paga. A Wito el banco lo embargó y le quitó su navío. En el proceso donde Wito debía entregar su barco habló con Maqroll disculpándose por no poder haberle pagado, a los pocos minutos Wito se dio un balazo, cayó al suelo fulminado.

Lo anterior ocasionó que Maqroll se hospedara en la ciudad de Panamá. Allí pasará varios meses sin saber qué iba a ser de su futuro. Sobrevivía de la liquidación que le dio el banco al momento de ejecutar el embargo del finado Wito. En una tarde de lluvia en un ambiente de soledad, tristeza, sin un futuro claro, se reencontró con una vieja amiga llamada Ilona. Esta mujer es de un carácter muy especial, Maqroll había tenido un romance con ella, pero Ilona tenía la costumbre de estar bien contigo una temporada y, de pronto, sin que mediara problema alguno se iba y nada se sabía de ella, pasaban los meses, a veces años, e Ilona reaparecía como si nada y si tu estabas dispuesto a comenzar de nuevo, se reiniciaba una nueva relación como si el pasado no existiera. Maqroll la conoció así:

La conocí en una créperie de Ostende, donde me había refugiado huyendo de la lluvia. Una de esas lloviznas heladas, menudas, persistentes, típicas de Flandes, que nos dejan empapados en segundos sin que nos demos cuenta. Entró poco después de mí. Yo me hallaba sentado en una frágil mesita, recostado en la vidriera que daba al muelle, saboreando una crepa con ricotta. Ella, sin verme, sacudió la cabeza para secarse el pelo y el agua me cayó encima. ¡Ay, perdone! Me da la impresión que le arruiné la crepa. Pidamos dos y lo acompañó mientras cesa de llover. Era imposible negarse a una invitación hecha con tal cordialidad y desenfado. Nos hicimos amigos. Vivimos juntos varios meses.”

El día que se reencontraron en Panamá, ella lo vio tan desaliñado y necesitado que inmediatamente se lo llevó al hotel donde estaba hospedada. Lo metió a bañar y después hicieron el amor hasta que se cansaron. Ilona le platicó que se encontraba en Panamá sin un proyecto en concreto, que vivía de sus ahorros, mas que no se estresaran, que ya verían qué proyecto emprenderían: “Por ahora pensemos que estamos de vacaciones y disfrutemos.” Así que los dos se desvestían, besaban, acariciaban, el orgasmo les daba la sensación que nada más importaba, que la vida estaba ahí, en ese instante, en esa explosión. Los días pasaban y el dinero se acababa. Una tarde llegaron al hotel, Gaviero notó que no era momento de hacer el amor, sentía que Ilona estaba como ida, y aquí ella toma la palabra y le platica el plan que propone deben seguir para hacer un poco de dinero e irse de Panamá a buscar una nueva vida, el plan es el siguiente:

Ponme atención y no me interrumpas. Cuando termine me dices qué te parece. Escucha. Se trata de poner una casa de citas a la que asistirán exclusivamente aeromozas de las compañías de aviación que pasan por Panamá y de otras muy conocidas. No, no pongas esa cara. Ya sé en lo que estas pensando. Desde luego que no serán verdaderas azafatas. Todavía no estoy tan mal de la cabeza. Reclutaremos a muchachas dispuestas a entrar en el negocio y cuya apariencia pueda hacerlas pasar por autenticas azafatas. Mandaremos hacer uniformes. Se le someterá a cierta preparación previa: vocabulario del oficio, rutas de su compañía, personas que componen la tripulación, anécdotas de la rutina del servicio y de la vida en tierra, etcétera. Para conseguir las primeras candidatas, dispongo de una lista de clientas de la boutique que teníamos en Erzsébet Páztory. Había ya algunas que estaban en la vida galante, como decía mi padre, y otras con una marcada vocación para ello. Para atraer a los clientes contamos con dos grupos de colaboradores, listos a participar mediante una suma de dinero que periódicamente le daremos: los bármanes de los hoteles y a los botones de los mismos hoteles…”

Ilona le siguió explicando detalle a detalle el proyecto. Maqroll le dijo que sí, con la condición de que fuera sólo por un tiempo, porque él no quería vivir en Panamá. Consiguieron la casa, la amueblaron y acondicionaron muy bien. El negocio empezó, llegaban los altos funcionarios de los bancos, algunos trabajadores de las mismas líneas áreas acudían porque creían que allí podrían encontrarse con algún deseo e ilusión que a la buena se les había negado. Realmente es interesante conocer la condición obsesiva de los humanos por la posesión física, aquí se desvanece toda moral, sale la esencia de parte de la condición humana, hasta los más puritanos ante una prueba de esta magnitud terminan sucumbiendo. Cualquiera podría pensar que Gaviero e Ilona son unos padrotes, sí, pero los que van a disfrutar a esas bellas y en muchos casos necesitadas muchachas, ¿qué son?, acaso, ¿son mejores que Ilona y Maqroll?

El negocio resultó todo un éxito. Hay momentos que Gaviero no por puritano, sino por un dejo de limpieza mental, sintió cierta repulsión de esa actividad. Ilona también, por ello decidieron alejarse del negocio. En la historia conocemos la vida de algunas de las muchachas que participaban. Larissa es la más sobresaliente. La historia de esta bella dama forma parte de lo que conocemos como literatura fantástica, ya que sus vivencias se sitúan en el plano realista y en lo fantástico. De lo que si no hay duda desde un inicio es que Larissa vive un poco atormentada, más, entre las almas de Ilona y Larissa hubo cierta comprensión, entendimiento, empero, al final, cuando Ilona debe decidir si se queda en el pasado fantástico con Larissa o seguir el presente real con Maqroll, Ilona apuesta por el presente, por la vida, por seguir adelante, sólo que Larissa tiene el plan de no permitir que Ilona la abandone, así que cuando Ilona se va a despedir de Larissa, esta hizo que el viejo y abandonado barco llamado El Lepanto donde ella vivía estallara, las dos mujeres quedaron calcinadas.

Maqroll se encuentra deshecho: “Me tendí en la cama, tratando de mantener la mente en blanco. Era imposible. El recuerdo de Ilona invadía con devastadora avidez cada instante de ese presente detenido, congelado, intolerable.” Sin embargo, a pesar del enorme dolor, tristeza, angustia, Maqroll debe continuar con su vida. Veremos qué pasa con su vida en la siguiente historia.

 

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