“La edad de oro” de José Martí: Sumario Núm. 4. Octubre de 1889.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Conforme empezaron a salir los números de la revista: “La edad de oro”, a José Martí le llegaban cartas de los niños que la leían. En algunas de ellas preguntaban si tal suceso fue real o imaginario, y Martí contestaba cada carta explicando el tema que el niño abordaba. Esta interacción fue importantísima, porque claramente muestra que algunos niños de la época de la edad de oro leían y sólo una sociedad que lee, está destinada al progreso, sólo una sociedad que lee, aprende a ser libre, o, en caso de no serlo, luchará por la libertad. Todo lo contrario sucede en sociedades no lectoras. Allí el ciudadano es fácil de dominar. Allí tranquilamente se instauran gobiernos tiránicos porque el ciudadano carece de criterio propio, vive alejado de la crítica, acepta todo lo que le dicen. En las sociedades no lectoras, los fanatismos, el dogmatismo, la cerrazón, ocupan un lugar primario y hacen la vida más difícil. Por eso la importancia de promover la lectura, el libro es el camino hacia la libertad. El libro es el camino de salvación.
En este cuarto y último número de la revista infantil de José Martí, nos encontramos con el interesante diálogo que se derivó por una carta que el poeta cubano recibió: “Los niños han leído mucho el número pasado de la edad de oro, y son graciosas las cartas que mandan, preguntando si es verdad todo lo que dice el artículo de la exposición de París. Por supuesto que es verdad. A los niños no se les ha de decir más que la verdad, y nadie debe decirles lo que no sepa que es como se lo está diciendo, porque luego los niños viven creyendo lo que les dijo el libro o el profesor, y trabajan y piensan como si eso fuera verdad, de modo que si sucede que era falso lo que les decían, ya les sale la vida equivocada, y no pueden ser felices en ese modo de pensar, ni saben cómo son las cosas de veras, ni pueden volver a ser niños, y empezar a aprenderlo todo de nuevo.”
El argumento sostenido por Martí sirve para reflexionar sobre la forma en que nos comunicamos con los niños y, particularmente, la manera en que les vamos explicando sus dudas. Sencillo no es, sin embargo, no tenemos opción, una postura vamos a emplear. Si o sí en algún momento nos preguntarán en su tono sobre temas que resultan complejos; el origen de la vida, la muerte, el sentido y razón de su existencia, etc. Por supuesto que la edad de los niños determinará el modo en que abordemos el asunto, e incluso, otra cuestión que influirá demasiado y de la cual debemos tratar de evitar lo más que se pueda son nuestros prejuicios, fobias, creencias. Aclarando que, verdad es que no podemos darles a los niños lo que no somos, empero, también es importante pensar, repensar y reconocer, que gran parte de la educación que nosotros los adultos recibimos puede ser modificada, mejorada, porque la experiencia nos ha enseñado que en algunos aspectos no resultó ser el camino correcto.
Se trata de romper con patrones de conductas que se heredan generación tras generación cuando así sea el caso. De igual manera, continuar con esos modelos educativos que han funcionado muy bien sin importar el tiempo. La trascendencia del proyecto de José Martí al crear una revista para niños radica en que él percibió el enorme desinterés por la lectura, hecho heredado generacionalmente. Lo preocupante estriba en que esa problemática la advirtió Martí en 1889 y hoy, 135 años después, seguimos en un estado alarmante. En el año 2023, salió publicado un censo realizado por el INEGI sobre la lectura en México, y puntualmente afirman que: “A la baja, la población lectora en México.”[1]
Ahora bien, el problema de no leer por supuesto que tiene que ver con una falta de hábito, de disciplina. Es un problema de mal formación y no sobra decirlo, un problema derivado del eterno desorden político, esto incluye la corrupción y la farsa en el sistema educativo. Actualmente he calificado exámenes de jóvenes que estudian la Universidad y me encuentro con una ortografía deplorable: “Haceptar, Homiso, Haveces, no saben distinguir vez de ves, haya de allá.” Entonces, en este instante más que juzgar a los jóvenes me pregunté qué pasó con su educación primaria, secundaria y el bachillerato. Y al momento de cuestionarme me acordé de la primera novela del México independiente titulada: “El periquillo sarniento”, de José Joaquín Fernández de Lizarde. En la historia nos encontramos con un profesor que “educó” al personaje central de la historia llamado Pedro Sarmiento. Literalmente expresa el novelista que el maestro que lo instruía no sabía siquiera escribir:
“Por otra parte, mi maestro carecía de toda la habilidad que se requiere para desempeñar ese título. Sabía leer y escribir, cuando más, para entender y darse a entender; pero no para enseñar…ya ven ustedes qué expuesto está a escribir mil desatinos el que carece de instrucción en la ortografía, y cuán necesario es que en este punto no os descuidéis con vuestros hijos. Es una lástima la poca aplicación que se nota sobre este ramo en nuestro reino (México). No se ven sino mil groseros barbarismos todos los días escritos públicamente en las velerías, chocolaterías, estanquillos, papeles de las esquinas, es corriente ver.” vendiga, aiga, vexos, consectos, axion, etc. (El subrayado es mío.)
Si en “La edad de oro” de José Martí nos encontramos en 1889. En “El periquillo sarniento” de Fernández de Lizardi estamos en 1816. Es triste y muy lamentable que en el 2024 sigamos con esta problemática a plenitud. No obstante, tal como les digo a mis alumnos. Muchachos, lo pasado, pasado. Hoy tenemos más herramientas para educarnos y, por ello, es un deber y obligación combatir nuestros males. Así que vamos a trabajar: aceptar no se escribe con h, y, la palabra es sinónimo de consentir, reconocer, aprobar…ves es sinónimo de ver, mirar, ojear, observar… vez en su caso, es sinónimo de ocasión, situación, momento…haya es del verbo haber y allá es un adverbio de lugar. Así que, muchachos, sigamos trabajando y recuerden; la única manera de aprender es leyendo.
Los libros son el camino de salvación, ese debe ser el regalo para nuestros niños. Feliz día del niño en el mes internacional del libro.
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[1] https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/A-la-baja-la-poblacion-lectora-en-Mexico-Inegi-20230420-0132.html