CENTENARIO DEL DÍA DE LA NIÑEZ EN MÉXICO. (I)

’06/11/2024’
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“La edad de oro” de José Martí: Sumario Núm. 1. Julio de 1889”

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En el año 1924, siendo ministro de educación pública José Vasconcelos, se decretó el 30 de abril como el día del niño en México. Los niños son la esperanza y el futuro de nuestras sociedades y, aunque esta expresión es muy repetida, no sobra remarcarla, porque la forma en que amemos y eduquemos hoy a nuestros niños, será la forma en que ellos mañana vivirán. Muchos son los derechos esenciales de los niños, más, gran parte de ellos se encuentran ubicados dentro de la educación que le proporcionemos en el ámbito privado y público. El primero se encuentra en el ambiente familiar y el segundo en la formación escolar. De ahí surgirán futuros hombres con valores o sin ellos, de ahí surgirán hombres sensibles y humanos u hombres rencorosos y despiadados. Si un niño es tratado con amor, paciencia, respeto, esos valores y actitudes formarán parte de su ser. Verdad es que conforme vamos creciendo el ambiente del mundo que nos rodea nos influye demasiado y no en pocos casos logra desviarnos de valores fundamentales con los que crecimos, sin embargo, el único camino, no hay otro, para aspirar a sociedades más humanitarias es formando niños con valores, principios, e incluso, esa misma formación es la herramienta que nos puede hacer retornar al camino del bien en caso de habernos extraviados, luego entonces, la educación que le ofrezcamos hoy a nuestros niños, será el reflejo de las sociedades que tengamos en el cercano mañana.

En este mes dedicado a la niñez abordaremos un texto clásico del gran poeta cubano José Martí titulado: “La edad de oro”. Les platico el origen del libro para luego abordar su contenido. José Martí a través de la revista: “La edad de oro”, escribió, seleccionó y reseñó artículos y textos donde se dirigía particularmente a los niños. La intención de Martí era mantener un diálogo abierto y permanente con los niños para ayudarlos a educarse, aprender, enseñarlos a pensar libremente. Sólo fueron publicados cuatro números de la revista, de julio a octubre de 1889. Cada edición contuvo 32 páginas. Al paso de los años los cuatro números se editaron en un sólo libro dividido en cuatro secciones, conozcamos el contenido del Sumario Núm. 1. Correspondiente al mes de Julio de 1889.

José Martí fue un hombre cultísimo. Su alma y visión revolucionaria iban más allá de liberar a Cuba del yugo español. Martí deseaba liberar a todo el continente americano del yugo más opresor, la ignorancia. Por eso el libertador cubano se ocupó de los niños de América al producir una revista exclusivamente para ellos. En esta revista les enseña a los niños la importancia de la libertad, el honor. Con palabras sencillas se dirige como un amigo. Martí no impone ideas, no juzga actos, no muestra rencor ni resentimientos, ni mucho menos exige y solicita disculpas anacrónicas a las naciones conquistadoras. Ni siquiera predispone a los niños contra el saber producido por el imperialismo y colonialismo del que buscaba liberar al pueblo. Al contrario, reconoce que todo saber que inculca valores universales debe ser aprendido y respetado. Por eso en un artículo les platica a los niños sobre la Ilíada de Homero. Sí, José Martí, el gran libertador cubano no está contra la cultura occidental, está contra el autoritarismo, contra el saqueo, contra la falta de libertad. Por ello, si bien Martí aboga por un pensamiento latinoamericano propio, por una filosofía propia, ésta no debe renegar o despechar la existencia de una cultura que nos guste o no, ya forma parte de nuestro ser, de nuestra realidad, un ejemplo: la lengua castellana. Entonces, debemos apreciar tanto al poeta Nezahualcóyotl, a Fernández de Lizardi, como al genio de Miguel de Cervantes.

El aprecio estriba en la importancia de lo que nos enseñan sus inmortales obras. En todo libro clásico hay una gran estima por la libertad, una postura crítica contra las dictaduras, contra las injusticias. Si existe un personaje libertador por excelencia es don Quijote; los niños deben conocerlo, hacerlo su amigo, don Quijote siempre los guiará y les mostrará el camino de la virtud, el honor, la justicia. José Martí en esta revista de julio de 1889 les habló a los niños de tres héroes, estos son: Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José de San Martín. Inicia el artículo con las siguientes palabras: “Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma a obedecer las leyes injustas, y permite que pisen el país en que donde nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. El niño desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres y debe ser un hombre honrado.”

El mensaje que enviaba José Martí era que los niños debían educarse humanísticamente. Martí como gran conocedor de la cultura grecolatina sabía que las virtudes y los valores se enseñan y aprenden. Por eso en la revista escribió una bella fábula con el título de: “Meñique”. Aquí a los niños les enseña a ser curiosos por el saber, a nunca darse por vencidos; los niños jamás deben sentirse menos por su aspecto físico, su valía se encuentra en ser personas sinceras, honestas, sencillas, buscadoras del saber. En el presente artículo utilizo la palabra niño en plural, es decir, me dirijo a niños y niñas, así también lo hace Martí en los textos que integran la revista, excepto cuando aborda un tema puntual dirigido a las niñas: “Las niñas deben saber lo mismo que los niños, para poder hablar con ellos como amigos cuando vayan creciendo; como que es una pena que el hombre tenga que salir de su casa a buscar con quien hablar, porque las mujeres de la casa no puedan contarle más que de diversiones y de modas.” No debemos olvidar que estas letras fueron escritas a finales del siglo XIX, Martí era un ferviente defensor de la igualdad de la mujer, más no una igualdad mal entendida, afirmaba que la mujer debía comportarse como una dama, educarse, empero, también prepararse para ser una buena madre. Literalmente expresó: “El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso, aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie se la ofenda: el niño crece entonces, y parece un gigante: el niño nace para caballero, y la niña nace para madre.”

Alguien podría argumentar que no es la principal función de la mujer ser madre y está bien, tiene razón en su argumento, la mujer puede estudiar, preparase, trabajar, gobernar, empero, la naturaleza le otorgó facultades que sólo son de la mujer y no debería estar conflictuada con su naturaleza, ésta es inmodificable, lo mismo para el hombre, éste tiene todo el derecho si así lo desea a modificar su sexo, más nunca podrá procrear; claro, cierto es que no se necesita procrear para criar, ese también es un derecho adquirido y respetado, lo importante es que este tipo de diálogos, reflexiones, son abordados por José Martí para que los niños conozcas, piensen, mediten, y el poeta se despide de los niños con estas palabras:

Treinta y dos páginas es de veras poco para conversar con los niños queridos, con los que han de ser mañana hábiles como Meñique, y valientes como Bolívar, poetas como Homero ya no podrán ser, porque estos tiempos no son como los de antes, y los aedas de ahora no han de cantar guerras bárbaras de pueblo en pueblo para ver quien puede más, ni peleas de hombre con hombre para ver quien es más fuerte: lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien, y pintar todo lo hermoso del mundo de manera que se vea en los versos como si estuviera pintado con colores, y castigar con la poesía, como con un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su libertad, o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les laman la mano como perros. Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías y amigos y madres.”

 

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