*Violencia enrarece clima de negocios e inhibe inversiones
*Once muertos y 12 heridos no tienen la menor importancia
NEGADO AL sector privado al que desdeña y sataniza por generar riqueza e, incluso, califica de tendencioso por el manejo de cifras relacionadas con la violencia que experimentan en carne propia, vía cobro de piso, secuestros y extorsiones, el Presidente Andrés Manuel López Obrador trata de convencer a los mexicanos con discursos trillados que escapan a la realidad argumentando que en el País hay gobernabilidad y estabilidad, “pero también un interés de nuestros adversarios para magnificar las cosas” (como los sucesos violentos registrados en varias ciudades del norte del País la semana pasada que costaron la vida a 11 personas, entre otros, cuatro radiodifusores. Para AMLO la pérdida de vidas humanas no tiene la menor importancia, acaso porque no se trata de sus familiares, y tras descartar las cifras “amarillistas” que han difundido los conservadores, dice que el pasado fin de semana se registró uno de los niveles más bajos de homicidios, tratando de soslayar que la violencia no solo son crímenes, tambien lo es el incendiar negocios que generan empleos, vehículos de pasajeros, de carga y automóviles privados despojados a sus propietarios, hechos ocurridos simultáneamente en municipios fronterizos de Tijuana, Mexicali, Tecate, Playas de Rosarito y Ensenada, además de ciudad Juárez, Chihuahua, donde las pérdidas son millonarias, pero el extravío mayor es la tranquilidad de quienes fueron afectados. Todo eso para el Presidente López Obrador no cuenta porque se trata de pérdidas para el sector privado (al que desprecia), asi como tampoco los 11 muertos, entre ellos un niño y cuatro empleados de una radio, y una veintena de heridos en una riña perpetrada en una cárcel que desencadenó la violencia en ciudad Juárez. Para AMLO lo sucedido, como solía decir el inolvidable Arturo de Córdoba: no tiene la menor importancia.
Y ES tal el grado de deshumanización que muestra, pese a autodefinirse como “humanista”, que hasta parece burlarse y aduce: “hasta estoy pensando en incorporar las reuniones de gabinete y conferencias de prensas mañaneras los fines de semana para enfrentar la manipulación informativa que hace el sector conservador en estos días”, cuando la realidad está a la vista de todos, y hasta argumenta que el fin de semana solo se registraron 196 homicidios (62 el viernes; 72 el sábado y 62 el domingo), lejos de las cifras difundidas de forma amarillista, como si esos números no importaran; como si los deudos de las personas eliminadas por la violencia no significaran nada, pues AMLO se ufana, como si hubiera algo que celebrar que “fue de los fines de semana con menos homicidios. Sin embargo, por la propaganda, la percepción es otra. Tiene que ver con el interés de quienes llevaron a cabo estas acciones. Quema de vehículos, quema de Oxxos”.
QUIZA POR ello, ante tanta displicencia, organismos empresariales exigen al gobierno Federal poner un alto a la violencia y cambiar de estrategia de seguridad, pues “los abrazos y no balazos” lo único que ha provocado es enrarecer el clima de negocios, inhibe inversiones, y atenta contra los ingresos de miles de mexicanos, además de que ponen en riesgo la seguridad de los mexicanos y las actividades económicas al provocar pérdidas en la industria, el sector turismo, comercio y servicios, y vaya que no les falta razón. Y es que al igual que dos días antes en Jalisco y Guanajuato donde se quemaron vehículos y negocios, los habitantes de Ciudad Juárez, la capital de Chihuahua vivió horas de pánico tras un motín en el Cereso Número 3 provocado por una disputa entre grupos criminales rivales, lo que genero el jueves una jornada de violencia en la ciudad con ataques armados a civiles e incendios en tiendas de conveniencia. Las escenas de gente corriendo en pánico de las tiendas que ardían en llamas o tratando de protegerse, y de hombres con armas largas en camionetas fueron iguales que las que se vivieron en Jalisco y Guanajuato.
EL SALDO preliminar de esa violenta jornada fue de 11 muertos, 12 heridos y 10 detenidos, según cifras del Fiscal General de Chihuahua, Roberto Javier Fierro Duarte, y no de los conservadores a los que acusa AMLO de magnificar acontecimientos que deberían preocuparle como jefe de Gobierno que entre otras funciones tiene la de garantizar a seguridad de los gobernados, y no solo echar culpas a sus adversarios o al pasado por haberle heredado algo que ya tiene más de tres años, y que no ha podido contener por el miedo a la delincuencia organizada, o por el pacto no escrito de, no te persigo pero déjame realizar mis giras despreocupadamente en el País. Lo lamentable es que entre las víctimas colaterales de la violencia en Chihuahua hay un niño y cuatro trabajadores de la empresa Megaradio que fueron asesinados a balazos por la noche en una plaza comercial de la Avenida Ejército Nacional y Rancho Mesteñas, cuando realizaban una transmisión en vivo.
Y es que tienen razón los empresarios y comerciantes cuando denuncian que los incendios a negocios y robos se han convertido en una amenaza constante para la sociedad de esos Estados, lo que refleja que el crimen organizado, continúa teniendo el control ante la inacción de las autoridades. Por ello el Presidente de la Coparmex, José Medina, considera que es momento de que el Estado asuma su responsabilidad sin vacilaciones y garantice la vida y la seguridad de todos los mexicanos, pues no se trata solo de homicidios, secuestros y extorsiones, sino de daños irreversibles cometidos contra negocios a los que queman, balean, camiones de carga saqueados, incendiados o vehículos particulares a los que prenden fuego tras despojarlos por la fuerza a sus propietarios, así se trate de mujeres con niños, como ocurrió en Ciudad Juárez, en Tijuana, Jalisco y Guanajuato.
PERO EL Presidente prefiere seguir culpando a sus adversarios, los conservadores, negándose a reconocer que los abrazos no están funcionando, y que los hechos registrados en Jalisco, Guanajuato, Ciudad Juárez y Baja California lo constatan, como las cifras dadas a conocer por el INEGI, donde el 67 por ciento de la población se siente insegura. Vamos, hasta el propio Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), reconoce que la violencia se generó por un motín en el Centro de Reinserción Social (Cereso) número 3, donde el grupo criminal Los Mexicles atacó al bando rival de Los Chapos, estos últimos liderados por uno de los hijos de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el mismo que el Ejército dejó en libertad el 17 de Octubre de 2019 tras haberlo capturado, por instrucciones del Presidente López Obrador, dizque “para proteger vidas” que ahora no protege. Así las cosas. OPINA [email protected]